Lo importante de estas crónicas de Capote no es lo que cuenta (aunque a nadie la amarga un cotilleo), lo importante es cómo nos lo cuenta. No tienes la sensación de estar ante unas crónicas periodísticas, te parece estar leyendo el diario de un señor que presume (y hace bien) de sus famosas "amistades". Muy recomendable, en especial me han gustado la de Taylor y la de Monroe, aunque en este último me ha dado bastante pena el tono disciplente del autor hacia la actriz, a pesar de alabarla como actriz |