El lector

"La culpabilidad colectiva, se la acepte o no desde el punto de vista moral y jurídico, fue de hecho una realidad para mi generación de estudiantes. No sólo se alimentaba de la historia del Tercer Reich. Había otras cosas que también nos llenaban de vergüenza, por más que pudiéramos señalar con el dedo a los culpables: las pintadas de esvásticas en cementerios judíos; la multitud de antiguos nazis apoltronada en los puestos más altos de la judicatura, la Administración y las universidades; la negativa de la República Federal Alemana a reconocer el Estado de Israel; la evidencia de que, durante el nazismo, el exilio y la resistencia habían sido puramente testimoniales, en comparación con el conformismo al que se había entregado la nación entera. Señalar a otros con el dedo no nos eximía de nuestra vergüenza. Pero sí la hacía más soportable, ya que permitía transformar el sufrimiento pasivo en descargas de energía, acción y agresividad. Y el enfrentamiento con la generación de los culpables estaba preñado de energía."Interesante segunda parte la de este libro, la primera es una aventura amorosa entre personas con una diferencia de edad muy grande y que huele a rancio desde mi casa. Y ese es el mayor problema de este libro, que ha envejecido mal. Cómo puede pasar esto en una novela que trata sobre la segunda guerra mundial es algo que yo tampoco me explico, pero así me lo ha parecido. Hay algo mal ventilao aquí y no sé qué es. La segunda parte, en la que habla de uno de los juicios que hubo después de la contienda contra los responsables nazis (pocos), la responsabilidad colectiva del pueblo alemán, el perdón y la culpa, es más interesante pero también más densa. Aquí no se cumple la máxima de "el libro es mejor". Qué va. La adaptación cinematográfica con Kate Winslet como protagonista merece más la pena.

Excelente novela autobiográfica. La recomiendo.
Plantea temas profundos como el amor, la culpa, la responsabilidad, la redención, la sensibilidad y la empatía.
Por medio de la historia de los protagonistas (Michael y Hanna), analiza las complejidades morales y emocionales de la generación alemana posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Nos hace reflexionar acerca de las consecuencias del pasado y cómo afectan nuestras vidas.

Dividida en tres partes, esta novela nos expone el tema del amor adolescente, el abandono y la soledad, todo ello mezclado con los juicios a los nazis e implicados tras el fin de la segunda guerra mundial, y generaciones de alemanes perseguidos por su oscuro pasado.

Estoy un poco quemada con las novelas de la II guerra mundial, no porque no me gusten, sino porque en estos temas uno necesita un poco de espacio para reflexionar un poco más a fondo con las barbaridades que encuentra escritas. Si bien este libro no está focalizado en los campos de exterminio, en los juicios por crímenes de guerra no podían quedar atrás, y hay una base fundada con testimonios y documentos en la historia que nos vuelve a remover las tripas.

Es una novela que se lee rápido, con capítulos muy cortitos y un hilo narrativo muy bien pensado que "te atrapa". Esta ha sido otra recomendación "preciosa" del librero al que definitivamente voy a dejar de pedir consejo, porque cada vez que me dice que algo es precioso a mí ya me da la risa! Esto no es precioso, es terrible hombre! En fin, si no conocíais la obra, dadle una oportunidad

La novela comienza contando la historia de un joven de 15 años que conoce a una señora bastante mayor que él, y con quién entabla una relación.
La relación es bastante intensa y al comienzo básicamente está fundamentada en lo sexual. Luego Michael comienza a leerle a Hanna algunos de los libros que él debía leer para estudiar en la secundaria.
Luego de un tiempo Hanna desaparece, se muda y Michael nunca vuelve a verla.
Ya entrando en la adultez siendo estudiante universitario, estudiante de derecho comienza a concurrir a juicios de personas que trabajaron o estuvieron vinculados con los campos de concentración.
En uno de estos juicios se encuentra con Hanna como una de las acusadas.
Esta parte del libro me resultó muy interesante.
Plantea una crítica a cómo la sociedad alemana procesa los horrores vividos en los campos de exterminio. Cómo fue difícil asumir lo que nadie quería ver y que durante mucho tiempo se intentó no hablar de todo esto.
Me pareció un punto de análisis que aporta mucho.
En cuanto a la historia que se cuenta en el libro el proceso de Michael de tener que asumir que la mujer a quien amo es una criminal es muy bueno.
Michael logra darse cuenta que Hanna es analfabeta y que gran parte de las cosas que le suceden son consecuencia de esto. Los cuestionamientos morales y su reacción, qué hacer con lo que piensa que llevo a Hanna a aceptar trabajar de carcelera en los campos.
La tercera parte del libro comienza después de que Hanna es condenada a cadena perpetua.
Cómo Michael continua su vida. Cómo pesa en la relación con otras mujeres su historia con Hanna.
Cómo vivió Hanna su condena.
Realmente es un libro al cual llegué por casualidad buscando que leer en la biblioteca y me alegra porque me aportó mucho.
Si tienen oportunidad de leerlo se los recomiendo.
Hay una película de este libro que aún no he visto, pero dicen que es muy buena.

Esta es una de esas novelas que dejan poso, que remueven y dan mucho que pensar. Su trama, dividida en tres partes o en tres momentos diferentes de la historia, juega en cierto modo con diferentes géneros literarios. El erótico, el histórico y el romántico. Pero es una historia que va mucho más allá, pues en el fondo pretende ser una reflexión en torno a diversos dilemas morales enmarcados en las diferentes lecturas que el protagonista, Michael Berg, realiza durante su adolescencia y más tarde también durante su madurez, para el deleite de Hannah, una mujer de 36 años, analfabeta y con un oscuro pasado como guardiana de un campo de concentración nazi.
Lecturas que comienzan por la Odisea de Ovidio, pasando por Schiller, Goethe, Tolstói, Chéjov, Dickens, hasta llegar a Kafka, Fontane, Hannah Arendt y Primo Levy. Lecturas que se convierten en un refugio ante tanto horror vivido y ante el sentimiento de culpa. Culpa por haber sido cómplice del horror. Culpa por haber amado a una cómplice del horror. Culpa por la pasividad ante el horror y ante la injusticia. Una espiral de culpas donde la lectura se convierte en el refugio idóneo al que acudir en busca de cura, absolución y paz. Pero la lectura es también una herramienta de comunicación entre los personajes y una herramienta muy útil que les permite alcanzar la madurez intelectual. Hanna acaba superarando su analfabetismo, poniendo fin a su vergüenza por el hecho de haber sido analfabeta, una vergüenza superior incluso a la de haber sido cómplice del horror del Holocausto. Gracias a las lecturas, Hannah consigue asumir mejor el sentido de su culpabilidad por haber formado parte de un mecanismo social, un contexto social que la condujo al horror, a una manipulación de la que quizá hubiera podido escapar con la ayuda de una adecuada educación en la reflexión…
El lector es una historia llena de amor, horror, culpa, frialdad, dureza, ternura y piedad. Pero uno se pregunta ¿es una historia de amor, obsesión o abuso? Lo que está claro es que es una historia con muchas capas, compleja, que plantea muchas preguntas cuyas respuestas no son nada fáciles. El estilo narrativo es depurado y auténtico, culto y al mismo tiempo accesible.
La novela se publicó en 1995 y desde entonces ha sido extensamente galardonada y traducida a numerosos idiomas. Ha generado tanto entusiasmo como rechazo por parte de algunos que juzgan que los crímenes nazis y la memoria histórica se presentan aquí excesivamente simplificados. Tal vez porque en la historia parece que las fronteras entre el bien y el mal se diluyen. Porque su autor alemán, formado como profesor en leyes, Bernhard Schlink, en este relato parcialmente autobiográgico, no pretende que juzguemos sino que ante todo reflexionemos y tratemos de entender, para que una historia así nunca vuelva a repetirse. Porque “El lector” más que criticar o juzgar a las personas, critica y juzga a una sociedad entera que no ha sido, ni es capaz de educar en las emociones ni en el intelecto…

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Schlink es el autor de una de las historias más emocionantes que he leído sobre el amor, el nazismo y la culpa, sobre la herencia del pasado y la obligada restitución a las víctimas por parte de las generaciones futuras.
Durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, Michael, un niño de quince años, conoce a Hanna, una revisora de tranvía mayor que él de la que se enamora. La relación se mantiene con una condición: para continuar viéndola, él debe leerle fragmentos de obras literarias antes de cada encuentro amoroso. Así transcurre su adolescencia, hasta que un día ella desaparece.

El reencuentro entre la pareja se producirá años más tarde; esta vez, en el banquillo de un tribunal al estar Hanna acusada por su pasado nazi. En ese momento, Hanna deja de ser Hanna y Michael deja de ser Michael, los personajes de la primera mitad de la novela, para convertirse, por extensión, en representantes de la historia alemana: la generación culpable y la generación que intenta comprender para poder juzgar y castigar.

Un imprescindible que de la narrativa contemporánea que perturba en el sentido más estricto del término, puesto que irrumpe en la monotonía agrediendo, asaltando la cotidiano y haciendo preguntas que no tienen fácil respuesta.
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El viaje introspectivo que propone Bernard Schlink me ha tocado un pie, o, por las dudas, no me importa, no me llama la atención y en ocasiones me estorba.

Bien planteadas sus reflexiones, con mucha lógica y perfectamente entendibles, pero me dan igual y me hacen bostezar.
Me refiero a todo pensamiento que sale del argumento y que si bien es ropa de calidad ni me abriga, ni es vestuario para la ocasión y me rompen una lectura agradable que mejora mucho en su tramo final.

En cuanto al meollo del asunto, para empezar lo de Hanna tiene nombre y es un delito.
Abuso de menores, psicológico, pues aun cuando las relaciones sexuales son consentidas, nuestra revisora de trenes las utiliza para manipular y humillar a Michael, adolescente de 15 años, y a esta edad sin más enfoque ni experiencia y con la vulnerabilidad a flor de piel, marca y mucho.

Todo el libro es una muestra de ello, y de su incapacidad por adaptarse a ningún tipo de relación en pareja, a un cargo de conciencia y sentimiento de culpa de amar al monstruo o al mito sexual.

El lector es una buena novela con multitud de detalles, excelente prosa, estructura y ejecución, con un enfoque distinto sobre los juicios posteriores a las barbaridades cometidas en los campos de concentración y donde lo mejor, se lee en voz alta.

Muy abierta, donde cada lector puede hacer su interpretación y al que le llegará de forma muy distinta.

En mi caso, pese a empatizar con Michael en algunas cosas, no fue suficiente, me quedé sin héroe a mitad de camino, y aunque el libro merece la pena, no va a quedar entre mis grandes obras.

Otras veces juraría sobre la tumba de Trajano por recomemdar o no, en este caso no me atrevo, le veo las bondades al texto, pero algo no ha terminado de hacer la conexión entre el escritor y la boina que llevo puesta.

¿Habré perdido paladar?
Para esto, sinceramente me voy con mis lanzas...

Esta novela está ambientada en la Alemania de los años 50 (después del régimen nazi) y está dividida en 3 partes claramente diferenciadas. En la primera se desarrolla la historia de amor entre un adolescente y una mujer que le dobla la edad y de la que prácticamente no sabe nada, hasta que un día ella desparece sin dar ninguna explicación.

La segunda parte es para mí el punto fuerte y la que más me ha interesado. Han pasado varios años y Michael es estudiante de derecho. Como práctica, asiste a unos juicios sobre los crímenes de guerra del nazismo y es ahí donde se encuentra con algunos fantasmas del pasado y comienza a tener una serie de emociones contradictorias y reflexiones sobre la culpa, la justicia, la controversia moral de todo un pueblo o la imposibilidad de comprender y perdonar a la vez.

La tercera parte me sorprendió, sobretodo por su desenlace, que no esperaba para nada. La novela está muy bien escrita y la historia tiene momentos muy buenos, sin embargo, y esto seguramente sea cosa mía, me ha parecido que le falta profundidad. Todos los temas que toca se quedan un poco en la superficie, me hubiera encantado que ahondara un poco más en los pensamientos del protagonista, en el tema de las generaciones alemanas que siguieron al holocausto, por el que pasa muy por encima pero me parecía súper interesante.

En fin, ¿os la recomendaría? Sí. Schlink escribe genial, la novela se lee muy bien, es entretenida y te da que pensar, sí que me ha gustado. Pero tampoco me ha parecido un imprescindible ni pasa a ser de mis favoritos. Eso sí, tengo pendiente ver la peli, que me han dicho que es muy buena. Entre los dos libros de él que he leído yo me quedo con Olga.

¡Para hacer correctamente esta reseña debería de decir - leed este libro por favor!

Al acabar este libro estaba sobrepasada de emociones. Enseguida lo compartí con @unaestanteriaconlibros, quien me había recomendado este libro en varias ocasiones (¡GRACIAS!). Porque este es un libro para emocionarse y compartir con otros. Porque es una historia que no te deja indiferente.

“El Lector” es una profunda exploración de los males que causó el Holocausto a su segunda generación desde otra visión. El autor nos enseña que la literatura no es solo un puente entre las generaciones, sino que a veces puede acercarse más a la verdad de la historia reciente, que los relatos de los propios testigos oculares. Y nos plantea un giro de la historia que explica cómo la guerra perjudica a todos. Lo mejor de esta obra es como logra el autor trasladarnos el sentimiento para que juzguemos, reflexionemos y opinemos.

Una historia de amor en un contexto de edad muy distinto, que perdura en el tiempo y se transforma. Una historia de compasión, de culpa, de moralidad … Estoy segura de que hay más de una forma de leer e interpretar este libro, porque invita a hacer muchas reflexiones, y nunca se leerá igual porque es muy emocional. Si pudiera decir algo, es que la extensión es demasiado corta para una historia tan brillante.

Maravilloso y sobrecogedor!

Este libro rinde homenaje a los libros, a su valor intrínseco y a la compañía que son capaces de brindarnos, especialmente cuando más la necesitamos. Pero trata de heridas con diversos orígenes, y de cómo lidiamos con todo lo que suponen. Podría ser un tratado de comprensión humana, el escritor tiene un don para abrir interrogantes de gran calado y contenerse para no responderlos, dejándonos a nosotros, los lectores, la misión de construir nuestras propias respuestas, reflexionando acerca de las posibles actitudes que adoptaríamos en el marco de los hechos que se narran y generando nuevas preguntas. El narrador nos interpela de forma constante pero indirecta, por lo que se hace necesario hacer algunas pausas para dedicar tiempo a la reflexión.
Las temáticas abordadas son diversas pero me han acercado más a los personajes aquellas situaciones en que se plantea la posibilidad de redimirnos, en las que se cuestiona cuál es el alcance de la propia responsabilidad en un acto, en las que se hace patente la inmensa huella que dejan las oportunidades que la vida nos brinda o nos imposibilita, y en las que se evidencia la presencia del pasado en el momento presente.
La narración es ágil y al mismo tiempo emotiva, no necesita detenerse en excesivos detalles para lograr conmover en la dosis justa de tal forma que prevalecen los hechos, dejando el espacio necesario para que el lector opere sobre ellos activando sus propias opiniones, emociones y perspectivas.
La película es una preciosa adaptación.