El túnel

Una novela fluida y de rápida lectura, que atrapa en las primeras páginas con la historia de Juan Pablo Castel, recomendada.

Un perfecto retrato sobre lo que es un amor lleno de celos, inseguridad, posesividad y demás.

Es un libro que irremediablemente te arrastra y te destroza, incomoda y te hace sentir precisamente en ese túnel del que parece nunca poder salir, te ahoga, te asfixia.

un libro realmente hermoso, con una historia ligera y una narración casi perfecta que te atrapa por completo desde el principio, una trama espectacular llena de todo lo que esperas de un libro sin ciencia ficción, con personajes muy vivos que se sienten muy reales e incluso te hace apegarte a ellos de una manera preciosa
totalmente recomendado

Soledad, obsesión y sangre
La presente reseña habla de la obra El túnel, publicado en 1948 por el autor Ernesto Sábato un escritor pintor y físico argentino, por ello, la tesis a desarrollar será que conlleva a un asesinato.
Juan Pablo es un artista que al parecer tiene algún tipo,problema de mental, que se podría suponer que se debe a la soledad en la que se encuentra, en todo caso había un solo túnel oscuro y solitario, el mío" (Sábato, 1948, P.105)conoce a María y al ver que ella lo comprendía su curiosidad por ella aumenta.
Tras ver e interactuar con María, Juan Pablo comienza a experimentar una obsesión enfermiza por ella "los meses siguieron, solo pensé en ella"(Sábato, 1948, P.13) todo eso desencadena en Juan Pablo su verdadero ser.
La desesperación lo acorrala y toma para él la mejor decisión que aunque algo sangrienta en su mente era la única opción "cuando saqué el cuchillo chorreante de sangre"(Sábato, 1948, P.109) y así termina en el lugar donde empezó contando su historia.

Me parece una novela interesante, ya que nos permite conocer la mente de Juan Pablo, un gran artista que se vuelve loco, pero yo me preguntó, él ya estaba mal de antes o su soledad lo llevó a serlo.

El túnel, radiografía de un neurótico

Tenga cuidado con las exposiciones artísticas. Los que más aprecian la percepción visual, es decir, los pintores, pueden notar lo que quizá usted nota en sus obras. Se obsesionan con la idea de que usted develó sus detalles más sensibles y allí comienza el terror.

Esto le pasó a María. Una tarde como cualquier otra decidió asistir a una galería, contemplar algunos cuadros de un pintor local que se encontraba en el lugar, se fijó en algún detalle aparentemente trivial de uno de sus cuadros y allí, ese día, nació en el pintor un impulso acosador cuyo resultado confesará en esta historia.

Presenciamos la agitada narración de Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne. Con una prosa atestada de tormentos, distorsiones que apuntan a proyectar, a recorrer el pasado y los futuros posibles en relación a los encuentros y desencuentros con María, Juan Pablo nos permite acceder a su psique, a la construcción que hace de la realidad desde sus miedos, abandonos, soledades.

¿Cómo evitar la sensación de incomodidad tras las líneas delatoras de un hombre que puso todo su centro de esperanza, de identidad, ilusión lastimosa, en lo creyó, supuso, se convenció que era su alma gemela? Castel agarra desde su ausencia más punzante el cariño/apego por María, y desde ahí sufre, llora, se rebosa en intensas emociones que lo conducen a la tragedia.

Esta es una novela osada, pues devela en su estado extremo el sentimiento de posesión al parecer innato y natural en el ser. Hemos naturalizado la condición de sentirnos dueños del otro. Nuestras relaciones se fundan desde las ausencias interiores que existen quizá desde la infancia y no desde alguna fuerza vital que nos permita el encuentro desde la libertad con otras libertades. Castel dirige su acción humana en un acuerdo con el extremo binario. Se jacta frecuentemente de estar por encima o superior a los demás. No obstante, cuando interpreta algún rechazo por parte de María, no siendo real casi siempre, se señala a sí mismo como una cucaracha, se nombra como la víctima incomprendida en un mundo de "trivialidades". Y desde esa manera de nombrarse intenta conseguir todos sus objetivos: manipular. Y si no le resulta, matar.

Los acontecimientos se presentan de manera agitada. de la mente de Castel pasamos a los hechos, a lo que hace según lo que interpreta que es la realidad, la realidad que, según él, está en su contra. El pintor analiza, saca hipótesis, se sirve de su lógica para hacer visible los posibles caminos que puede tomar, sin embargo, siempre toma el camino guiado por ese sentimiento de victimización, por ese cruel dolor que lo empuja, que le hace sentir euforia y miedo.

Sábato devela acá una cruda situación del espíritu humano. Este escritor confía en la novela como uno de los grandes instrumentos artísticos que le permite al ser humano develar las problemáticas de su crisis espiritual y también sublimarla. Uno de los matices de esta crisis es, a mi parecer, la afirmación egóica del poseer. El túnel en el que Castel dio vida a su vida merece ser alumbrado con una antorcha. Castel quiso compartir su túnel con María, nunca decidió valerosamente encender algún pequeño fuego que le permita reconocer su lugar en ese túnel y librarse de él.

Túnel oscuro, subterráneo, así son los sentimientos y acciones de los personajes de está novela, llenos de lo peor que puede sentir alguien, apatía, amor enfermizo, inseguridad, indecisión, tristeza y otras que si sigo expresando daría más detalles de las que ya he expresado.

Novela muy bien escrita, corta y fascinante, ¿qué me hizo sentir? me incomodaron las acciones de ambos protagonistas, me dejó reflexionando como el dilema del huevo y la gallina.

Tengo que leerlo de nuevo, porque el principio me desagradó pero el final sí me gustó. Está bien, pero esperaba otra cosa.

Dentro de la mente de cada ser humano pareciera que es como si hubiera redes de pensamientos estrechamente delicadas y sensibles que, además, se conectan entre sí de manera tal que es imposible que una persona no sufra si fuerza a estas redes complejas a hacerse cada vez más grandes infligiendo y transformando el amor al odio a través de la decepción, por ejemplo, el caso de Juan Pablo con María. Somos completamente diferentes, el logro mayor del escritor en la obra fue captar cómo esto funciona y transmitirlo de una forma impresionante.

En este libro nos encontramos con Juan Pablo Castel, un pintor que asegura haber asesinado a una mujer: María Iribarne. Partiendo de dicho suceso, el hombre empieza a narrarnos cronológicamente todos los hechos que lo llevaron a cometer el crimen.

Pronto nos enteramos que Juan Pablo es un individuo sumamente inteligente, pero con hondos problemas sociales, emocionales y psicológicos. Esto lo sabemos apenas el pintor cuenta cómo fija sus ojos en una mujer y queda prendado de ella a causa de la observación que esta hace de un detalle casi imperceptible de uno de sus cuadros.

Así pues, Juan Pablo decide acercarse a la mujer e irrumpir en su vida de una forma violenta y desconcertante. Controlador, celoso y pasional, Castel desea conocer los secretos que guarda su amada, pero ella, siendo una mujer misteriosa, no revela mucho de su vida, más allá del hecho de querer al pintor pero de temer hacerle daño. Bajo este panorama, se advierte entonces que desde el principio la relación está condenada a terminar de modo fatal.

El libro cuenta con 137 páginas, agrupadas en 39 capítulos, y está narrado en primera persona y en tiempo pasado por el protagonista. A excepción de la confesión que hace Juan Pablo en las primeras páginas, la historia se mantiene casi lineal, conservando la intriga y el suspenso de principio a fin, aun cuando se sabe de antemano el final.

Gracias a la forma en la que está contada la novela es posible conocer y simpatizar con el protagonista, a pesar de que las acciones que este nos comenta que realiza, junto con sus pensamientos, pertenecen a una persona claramente perturbada.

En cuanto al resto de los personajes, sus personalidades pueden parecer difusas y sus características antojarse planas; sin embargo, hay que tener en cuenta que solo podemos llegar a conocerlos bajo la mirada de Castel y que, por tanto, los detalles de su entorno siempre se van a limitar a sus sentimientos y percepciones.

Una obra corta pero dura y profunda, muy recomendada para iniciar con Sábato.

A mi me encanto. Se que hay personas a las que les pareció aburrida esta obra o no lograron engancharse.
A mí para empezar me conquisto la calidad de la escritura, cada página me pareció un placer.
Yo disfruto mucho COMO está escrito, no solo el contenido, y hay un abismo entre Sábato y novelas que enganchan a muchos pero no tienen ningún mérito en cuanto a la escritura en si.
Sábato no es La chica del tren, por más que la chica del tren pueda resultarle a algunos más atrapante, que no es mi caso.
Yo desde mi ignorancia leí el primer capítulo y pensé; ojalá pudiese escribir así. No tiene un error, una frase dudosa, no la cambiaría un punto, ni una coma.
La historia también me fascinó, me pareció, sin llegar al extremo al que llega el protagonista, que muchos somos Castel en alguna relación, o al menos tenemos algunas de sus actitudes, su paranoia, su inestabilidad, su exigencia de pruebas sobre el amor que se le profesa, pruebas imposibles.
Pase la mitad del libro pensando que tipo loco, y después me di cuenta de eso, yo pensé cosas así, en otro momento de mi vida, en algunas relaciones más que en otras. Hace mucho no me pasa porque huyo de la gente que tiene el poder de hacerme sentir esa inseguridad y ese malestar.
Pero yo podría ser Castel, así como jamás podría ser María, o al menos eso digo hoy.

“Los críticos. Es una plaga que nunca pude entender. Si yo fuera un gran cirujano y un señor que jamás ha manejado un bisturí, ni es médico ni ha entablillado la pata de un gato, viniera a explicarme los errores de mi operación, ¿Qué se pensaría? Lo mismo pasa con la pintura.”

“Yo, por ejemplo, me caracterizo por recordar preferentemente los hechos malos y, así, casi podría decir que "todo tiempo pasado fue peor", si no fuera porque el presente me parece tan horrible como el pasado; Recuerdo tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza.”

“...y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; Y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad.”