Manos sucias, las

Esta obra en siete cuadros, traducida por la mujer de Cortázar, Aurora Bernández, es una buena muestra del existencialismo ateo de Sartre. Olga y Hugo, él acaba de salir de la cárcel y va a la casa de ella, quien lucha con su interior para no entregarle a los matones del partido. La clandestinidad contra la ocupación nazi les unió. Ahora Hugo puede ser molesto para el partido y tiene unas horas para contar a Olga lo que pasó aquellos días, durante los que Hugo tuvo que realizar un encargo del partido, unas horas para saber si es el mismo de antes, si es válido para la causa. La reflexión de Hugo sobre el presente, el futuro, el conflicto de intereses políticos, el existencialismo ateo provoca parlamentos, que son sentencias, como el del líder Hoederer , quien afirma que "un Partido nunca es sino un medio. Solo hay un fin: el poder" o la réplica del protagonista Hugo, el cual sostiene que "solo hay un fin: conseguir el triunfo de nuestras ideas, de todas nuestras ideas y solo de ellas". El amor y el azar tejen el final de una obra en busca de un culpable con el peso del remordimiento en la fluctuante balanza ética.