Es más eficiente dejar que los demás cometan errores que confiar en acertar uno a la primera.
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Es más eficiente dejar que los demás cometan errores que confiar en acertar uno a la primera.
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Gastar dinero en libros es un placer que no quiero que me recorten.
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Nadie sabe leer a una mujer como otra mujer.
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La mayoría de los mortales nunca llegamos a conocer nuestro verdadero destino; simplemente somos atropellados por él. Para cuando levantamos la cabeza y lo vemos alejarse por la carretera ya es tarde, y el resto del camino lo tenemos que hacer por la cuneta de aquello que los soñadores llaman la madurez. La esperanza no es más que la fe de que ese momento no haya llegado todavía, de que acertemos a ver nuestro verdadero destino cuando se acerque y podamos saltar a bordo antes de que la oportunidad de ser nosotros mismos se desvanezca para siempre y nos condene a vivir de vacío, añorando lo que debió ser y nunca fue.
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No hay libros modestos, sino ignorancias soberbias.
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El mundo es simplemente un espejo de quienes lo formamos y no es ni más ni menos que lo que hacemos de él entre todos.
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Siempre hay quien ha recibido peores cartas que uno mismo en la partida de la vida.
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A veces hay muertos que no se quedan muertos del todo.
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Cualquiera que aspire a conservar su sano juicio necesita de un lugar en el mundo en el que pueda y desee perderse. Ese lugar, el último refugio, es un pequeño anexo del alma al que, cuando el mundo naufraga en su absurda comedia, uno siempre puede correr a encerrarse y extraviar la llave.
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Un año es mucho para los tiempos que corren. Estos días la gente olvida rápido.
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¿Quién es autor del libro?