El autoengaño es el secreto de toda empresa imposible.
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El autoengaño es el secreto de toda empresa imposible.
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-Si los libros hablasen no habría tanto sordo por ahí. Lo que tiene que hacer usted, Fernandito, es empezar a evitar que los demás le escriban el diálogo. Use la cabeza que Dios le ha plantado sobre las cervicales y hágase usted mismo el libreto, que la vida está llena de estraperlistas ávidos de rellenarle al respetable los sesos con las bobadas que les convienen para seguir manteniéndose subidos al burro y con la zanahoria en ristre. ¿Lo entiende?
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«Se bebe para recordar y se escribe para olvidar».
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—No hay libros modestos sino ignorancias soberbias.
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El nivel de barbarie de una sociedad se mide por la distancia que intenta poner entre las mujeres y los libros
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el dolor más sincero se vive a solas
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Había llegado a la conclusión de que uno no sabe quién es de verdad hasta que aprende a odiar
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Cuando yo era joven pensaba que para navegar por el mundo bastaba con aprender a hacer bien tres cosas. Una: atarse los cordones de los zapatos. Dos: desnudar a una mujer a conciencia. Y tres: leer para saborear cada día unas páginas compuestas con luz y destreza.
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—Exhibimos paciencia, señorita, y en ocasiones, asombro ante la osadía de la ignorancia. Esto es la Biblioteca Nacional.
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—No hay libros modestos sino ignorancias soberbias.
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¿Quién es autor del libro?