El peligro de estar cuerda

Por fin, un libro que me ha gustado, me ha resultado rico e interesante. Y digo esto porque de Rosa Montero, he leído mucho, aunque no tanto sus últimos libros. Bueno, hay una excepción, quise volver a ella con el libro La buena suerte, y verdaderamente me decepcionó. Sin embargo, vuelvo a insistir con este libro, porque no es ficción, y me interesó lo que leí sobre él. Y verdaderamente en este sí que he vuelto a encontrar a la autora que perdí.

Conocí personalmente a Rosa Montero, en otra época y cuando sí la leía, hablé con ella y fue todo de mi interés, ella, su conversación y sus lecturas. Posteriormente iba leyendo más y no acababa de convencerme, la dejé y deambulé por otros territorios.
Rosa Montero siempre estaba ahí, sabía que volvería a ella. Y este ha sido el momento.

Curioso título, y también excelente, el peligro de estar cuerda, en el libro nos explicará esta terrible verdad de los escritores.

Nos cercará, nos abordará con sorprendentes, nutridas y envolventes páginas donde con su característico estilo, no se deja nada, es generosa, nos ofrece tanto, son muchos libros en uno.
Así es este ensayo que no puedes dejar de leer hasta acabarlo. Y entonces respiras, sonríes, piensas, sientes, silencio y más reflexiones. No se olvida.

En el libro notaremos como Rosa Montero derrama su fuerza, la de siempre, sobre nosotros.
Sus lectores notamos su ritmo trepidante porque nos lo quiere contar todo y pronto, quiere imprimirnos el carácter potente de su voz, articulándola con un ritmo incapaz de cesar si no se llega a la página 233, es decir, el final de un libro que he deseado que continuara con unas cuántas páginas más.

Encontramos, además el retrato coral de notables intelectuales y escritores atormentados por problemas de tipo psicológico, personas que vivieron y seguirán viviendo en todo tiempo y lugar por su imprescindible y necesaria obra literaria.

Rosa Montero repasa su vida, nos cuenta parte de lo que ha sido su existencia, aproximándose, quedando muy cerquita del día de hoy, 30 de julio de 2022.

Su infancia entregada a la fantasía que ya no la abandonará, la impaciencia y las dudas durante la juventud, la ansiada independencia y los golpes que la aguardan a la madurez, las renuncias, el amor, la amistad, el trabajo, sus lecturas y todo ello como relatado alrededor de una mesa camilla, desde donde la escuchamos con enorme interés, mientras hacemos paralelismos que vienen a consolarnos , a sacarnos de la unilateralidad, del individualismo atolondrado.

Andamos tan perdidos, somos tan erráticos, tan vulnerables, tan dependientes que agradecemos infinitamente, que alguien tan capaz como Rosa Montero, nos confirme que ella también se puede llegar a sentir así, como todos nosotros.

El afán del paso del tiempo es que su impronta esté, que se note en las personas y en las cosas, también en los lugares, en los entornos que hemos conocido.
Sus inapelables consecuencias, cuando el tiempo pasa sobre nosotros y sobre todo lo demás, crea espacios de incertidumbre que la autora sabe como hacerlos conscientes, sabe una vez lo son, como intentar dominarlos y esto, inevitablemente a través de su lucidez, nos ayuda y nos reconforta.

Todas las enfermedades tienen su nomenclatura, disponen de un nombre concreto con el que se las separa a unas y a otras.
En su libro, da el nombre de la que ella padeció en tres ocasiones, crisis de pánico , su solo nombre asusta, aterra, aunque esta definición palidecerá ante el sujeto preso de una experiencia de esa magnitud, el derrumbe es consustancial a toda la estructura del ser, la crisis de pánico no permite que nada quede a salvo.
La cara del miedo se enseñoreará dejando a quien la padece más allá de lo espectral.

Las fronteras que separan una nación de otra son rígidas, se presumen infranqueables y solo podrán ser traspasadas cumpliendo ciertos requisitos.
Por el contrario, las fronteras de lo humano son permeables, desdibujadas, suelen permanecer en una suerte de duermevela que las convierte en imprecisas, cambiantes, modificables por según qué circunstancias.
Las fronteras humanas durante una crisis de pánico, sencillamente se han roto, han saltado por los aires. La locura y la cordura bailan juntas en delirante confusión.

La autora disecciona secuencias de su pasado, revisando lo que aconteció para poder explicarnos su vida de hoy con detalles muy precisos que la cuentan a ella y también a nosotros, sus lectores.

El peligro de estar cuerda, retrato al natural de lo que fue vida pasada y hoy, reflejo para el presente.
Cuanto he señalado en esta obra, y todo cuanto revisa me concierne, me explica.

En este libro veremos a Rosa Montero rebuscando por los rincones que guardan lo pretérito para separar, con solvencia, el envolvente polvoriento de aquello que marcó dentelladas profundas en su ser.

Montero nos anima a salir a través de su libro, de la encerrona negativa para el presente que a menudo es el pasado.
Nos conmina a hacer uso de la inteligencia, de la libertad que consigue cambios que nos mejoran y nos curan y de la concordia hacia un bien individual, colectivo y universal.

Rosa Montero hará un preciso y hermoso énfasis en la importancia de encontrar y reconocer el amor, y atreverse con él, a fundar y refundar pasiones, sentimientos y sensaciones que se sentían perdidas pero que nos estaban aguardando solo a la vuelta de una esquina.

No quiero dejar de señalar el encanto delicioso de la portada de El peligro de estar cuerda de Rosa Montero.

Absolutamente recomendable.

"Como en todo, la clave está en el equilibrio entre el porcentaje de desapego y el de sentimiento, en lograr cierta armonía entre el yo que sufre y el yo que controla."

Rosa Montero nos ofrece un estudio apasionante sobre los vínculos entre la creatividad y la inestabilidad mental. Un estupendo ensayo sobre libros y la "locura" de los escritores. A partir de sus experiencias personales, la autora comparte con el lector numerosas curiosidades sobre la escritura, la creatividad y el funcionamiento del cerebro con la literatura como epicentro.

Ensayo y ficción se dan la mano en esta exploración sobre las relaciones entre la creatividad y la locura, o la inmersión en la mente de Montero. Una biografía propia y ajena, es un ensayo realmente interesante para conocer secretos de escritores y escritoras, y el abismo creador que conlleva una obra. No decae en ningún momento, aunque sí es cierto que las anécdotas de autores reales del pasado me resultan de mayor interés que las partes autobiográficas de la escritora.

Las biografías de muchos autores están llenas de depresiones, ansiedad, manías, adicciones y suicidios, en definitiva, emociones llevadas al límite. Y aquí la autora, en un cóctel entre ensayo y ficción nos presenta algunas de esas vidas y la relación de esa “locura” con su gran potencial creativo. A partir de una investigación muy bien documentada, justifica esa conexión a través de infinidad de testimonios de célebres escritores y artistas y, en paralelo, nos abre la puerta a sus propias experiencias para ser ella la primera en reconocer la complejidad de su propia mente desde su más tierna infancia.

Entonces, son las mentes atormentadas las que, buscando una válvula de escape, utilizan la escritura como un lugar donde volcar todo lo que está encerrado en su interior para sanar, para entenderse mejor y expresarse a través de su creatividad o, por el contrario, una mente ingeniosa, llena de potencial, sumamente imaginativa, puede llevar al ser humano a un nivel de sensibilidad altamente peligroso, que desencadene miedos y una percepción de la realidad distorsionada? Es la locura fuente de creatividad o es la imaginación desbordante la causa de la demencia?

Un libro muy necesario para normalizar las enfermedades mentales, para eliminar prejuicios, empatizar y entender que todos somos diferentes y que la normalidad no existe. Un libro que da un enfoque al tema del suicidio muy distinto y provoca un cambio en la forma de verlo. Un libro valiente, que rompe estereotipos y llena de luz y positivismo la oscuridad. Un libro que nos acerca a todos los seres humanos con más respeto y aceptación.

Y de él sacaremos una gran lista de libros interesantes que se sumarán a nuestras interminables listas de pendientes de autores como Emmanuel Carrère, Sylvia Plath, Janet Frame, Virginia Woolf, Anna Kavan, Doris Lesing o Úrsula K. le Guin, entre muchos otros.

Muy recomendable para quien le guste el apasionante mundo de la neurociencia o para quien disfrute de saber sobre las tormentosas vidas de los escritores y la forma o el momento en el que escribieron sus obras. Así como los que quieran acercarse un poco más al mundo interior de Rosa Montero.

El peligro de estar cuerda (Seix Barral, 2022) es un ensayo acerca de la relación entre la enfermedad mental y la creatividad. En él, Rosa Montero, trata de dar respuesta a la pregunta de por qué los artistas están locos, si la creatividad lleva a la locura o si, por el contrario, es la locura la que trae consigo la creatividad.

Tal y como nos cuenta, empezó estudios de psicología, y toma elementos también de la psiquiatría para analizar los tres ejes en los que reposa la obra: la investigación, lo histórico-literario y lo anecdótico-ficcional. En el primero, realiza un repaso de lecturas que transmite cierta inseguridad y en los agradecimientos aclara que hizo revisar el libro por varios conocidos profesionales. Dentro del segundo grupo encontraremos anécdotas personales de autores de fama internacional como Silvia Plath, Emily Dickinson. Y, finalmente, en el punto más personal, forma un arco narrativo que sostiene el interés del lector a lo largo de todo el libro.

Las historias de Montero son extrañas, graciosas y conmovedoras. Bárbara le envía regalos -como una antigua alumna a mi tutora de prácticas-, la coloca en situaciones incómodas, persecuciones y suplantaciones como en la ocasión en la que hizo pasar por la autora y logró llenar un auditorio de Zaragoza con cuatrocientas personas. Llegados a este momento toca preguntar quién es realmente Bárbara y por qué hace lo que hace con Montero. al final se resuelve la intriga, tal como si de un thriller se tratara, y las fronteras entre géneros quedan totalmente disueltas para goce del lector.

Como broche final, y despedida, lo hermoso de la vulnerabilidad y la inquietud que a Rosa le produce envejecer, divisar ya tan lejos su juventud y la preocupación de que, con la edad, la creatividad se apague. Entre todo lo anterior, muchos, muchos libros. Lecturas que llevan a otras. Y mucho amor por la literatura, por el deleite de escribir y el placer de leer. Que siempre exista un libro que nos salve.
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Hoy quiero contaros la sensación que me ha provocado este libro.
Primero comentar que lo he leído dos veces y también lo escuché en dos ocasiones en audiolibro, aunque no me gusta los audiolibros me encanta como recita "Rosa Montero".

Me sorprendió muchísimo encontrarme con muchísimas anécdotas de mis mejores escritores. Y todos en un mismo libro y a la vez, cosa insólita. Ya que aunque, es cierto, que todos están conectados, es complicado encontrarlo en un mismo libro. Me quito el sombrero con la escritora, además de escribir de maravilla, recopila información de una manera como nadie. El trabajo que hace es para quitarse el sombrero. Por ello le doy las gracias, por ella he aprendido y he conocido situaciones de lo más peculiar de mis grandes escritores.
A parte de todo lo escrito, me encanta que cada capítulo sea intercalado, uno de su propia vida y otro de un escritor.
Lo recomiendo 💯%
Sé que en un tiempo lo volveré a leer. Gracias por este gran regalo que nos has traído
" Rosa Montero"

Hacía mucho que no leía a Rosa Montero y no se por qué ya que lo cierto es que todo lo que he leído de ella me ha gustado. Estuve tentada entre La Buena suerte su última novela y este título que no tenía muy claro si era ensayo, ficción o una mezcla de ambos.

El reto de #retodescubrehistorias22 organizado por @_descubriendohistorias nos desafiaba a leer para Junio un ensayo , así que la balanza se inclinó y me lancé a la lectura/escucha de este título.

El peligro de estar cuerda (El propio título no me digáis que no es sugerente..)

Reconozco que me ha encantado y he disfrutado como una enana - Rosa yo tampoco soy enana, lo digo por si alguien se confunde (guiño a la autora, cuando lo leáis sabréis a qué me refiero)-.

Mediante anécdotas propias, sucesos en la vida de multitud de escritores y otros artistas, datos científicos y algo de ficción, la autora realiza una maravillosa disertación sobre la correlación entre la creatividad y la locura (o lo que normativamente se conoce como locura).

Me ha sorprendido saber que tantos y tantos autores han tenido problemas psicológicos y lo cierto es que ha despertado bastante mi curiosidad. ¿Qué viene antes el huevo o la gallina? Si estas personas no hubieran vivido los patrones que parecen repetirse en algunas vidas, ¿nos hubieran deleitado con sus historias? Además, hace poquito leí un libro que hablaba del trastorno disociativo, lo que me llevó a enlazar ambas cosas y planearme si las trágicas infancias de muchos escritores propiciaron que sus cerebros a través de la invención de mundos paralelos pudieran sobrevivir, quizás este es un paso alternativo a la disociación. ¡Fascinante!.

Pero bueno perdonadme porque la psicología me encanta y me vengo arriba.

El caso es que os recomiendo mucho este libro aunque a priori pueda sacaros de vuestra zona de confort. ¡Ah! Y para mis amigos lectores que también son escritores o sienten el gusanillo de serlo, sin duda tenéis que leerlo sí o sí , creo que os hará sentiros acompañados en muchos momentos y os dará luz en algunas cosas.

Si lo leeis, ¡me encantaría comentarlo!

¿Todos los genios están locos? La pregunta del millón que no parece tener una sola respuesta, Rosa Montero parte de sus experiencias personales para crear este libro, navegando entre escritores que tenían un puntito rarito. Mi respuesta: todos debemos estar un poco locos para seguir cuerdos. La vida es muy complicada y no es bueno tomársela tan en serio. No sólo los creativos van a tener sus manías y se encuentran hablando solos.
Una cosa son las particularidades de cada uno, y otra cosa es hablar de psicosis o esquizofrenia. En esta lectura nos vamos a encontrar un poco de todo, ya que va a conectar una cantidad de libros maravillosos con las enfermedades mentales de sus creadores.
Es una labor de investigación pasmosa, pero las partes que me han gustado son las de sus vivencias, algunas me han parecido preocupantes a la vez que muy graciosas.
Es un libro gordito, pero me ha resultado muy ameno, además, cosa que siempre agradezco infinitamente, me ha dado a conocer varios libros interesantes que engrosan aún más la lista de pendientes, pero que también me ha dejado la duda pululando por mi cabeza ¿Sin esa locura, hubiera sido el resultado igual de bueno?
Me ha gustado mucho conocer las tormentas perfectas que generan en los suicidios de varios autores que he leído y adorado, y he llegado a preguntarme cuántas personas que no son famosas estarán pasando por lo mismo sin que los que los rodeamos lo sepan.
Una lectura muy recomendable para sentirse identificado con otros por la misma manías y saber que no estamos solos, “que todos somos rarunos, aunque eso sí, unos más que otros”. Un libro que ayuda a no dejar solas a las personas con enfermedades mentales, de la misma manera que no nos apartamos de cualquier otro enfermo no contagioso.

"Christian Bobin: «Definitivamente no me gusta la cordura. Imita demasiado a la muerte. Prefiero la locura. No la que se padece, sino con la que se baila»."

Habíamos leído este artefacto, esta personalísima aproximación a la locura y la creatividad a comienzos del verano en mi grupo de ensayo que tantas alegrías me da. Salvando alguna posible disminución de interés en su tramo final esta lectura es enriquecedora y gozosa en extremo: Rosa Montero conoce, comprende, es empática y es sabia. Aún cuando analiza una ingente de literatura científica y de testimonios de los más diversos e interesantes escritores, no le duelen prendas a aventurar una serie de conclusiones de un modo que conjuga la elegancia con el rigor, la pasión con la objetividad.

Todos tenemos (en mayor o menor grado) un síndrome, una desviación, una dosis de lo que llamamos locura; el problema es cuando ese trastorno te impide llevar una vida plena y satisfactoria. El trastorno mental se abate sobre ti como el ave Roc desde las alturas, apresándote en sus garras y llevándote al extrañamiento, a la enajenación, a la Soledad. Esta pérdida de contacto con la más común realidad es a veces "la iluminación, el fulgor nocturno" que eclosiona en la inspiración, el entusiasmo de las musas y que da lugar a tantas y tantas obras de lo mejor que nos ha dado la humanidad.

Nos enseña también a reconocer las señales, a reconocernos en los demás, a aguantar mecha: "si ves llegar un tornado arrasador, respira hondo y aguanta.", zarandeándonos como siempre con su ternura, su amistoso arrebato que convierte, en un más difícil todavía, en Belleza y perdurable Arte. Gracias como siempre, Rosa, por compartir tu incendio interior, tu momento oceánico, tu delirio con nosotros.

No era lo que yo esperaba, pero me ha gustado. Este era mi primer contacto con Rosa Montero y llegué completamente a ciegas. Y si bien es cierto que me esperaba una novela de ficción, el grado de intimidad que ha alcanzado este libro me ha hecho disfrutarlo mucho a pesar de que no soy muy amiga del ensayo autobiográfico.

Rosa Montero pone de manifiesto en El peligro de estar cuerda los problemas de salud mental que tienen muchos escritores usando su vida como punto de unión.

No solo me ha servido para conocer mejor a la autora, su vida, y su estilo. También para conocer mejor una realidad que muchos sabemos, pero tenemos mitificada: la salud mental de los artistas.

Al final del libro tenía la sensación de que Rosa Montero era mi amiga y me estaba contando historietas. ¡Qué maravilla!

Un ensayo personalísimo sobre la relación entre el arte y la salud mental de la pluma de Rosa Montero. Esta autora española siempre me ha parecido una excelente ensayista, al grado que confieso que entre sus trabajos de ficción y no ficción, prefiero por mucho los últimos. En El Peligro de Estar Cuerda, Montero nos comparte su experiencia con la salud mental, entrelazándola con historias de otros escritores y artistas como músicos y pintores. Con una ironía fina, la autora se pregunta si de todo el universo de artistas, los escritores suelen sufrir de problemas mentales más serios que otros. No es una competencia, y ella misma señala que si de personalidades al limite se trata, todos tenemos como referencia a Vincent van Gogh y su oreja cortada. Sin duda, éste es uno de los episodios más célebres de las locuras de los artistas, pero Montero sostiene que los escritores no se quedan atrás, habiendo llevado una vida bastante atormentada e incomprendida. Resuenan particularmente en mí, las vidas de Janet Frame, autora neozelandesa y de Sylvia Plath, estadounidense. de ésta última, conozco más bien poco, pero el retrato que hace Montero de ella la ha puesto entre mis pendientes por leer. Añado también a Emily Dickinson y aunque no soy lectora de poesía, el retrato que Montero realiza me ha intrigado.

Ha sido una lectura muy amena, que me ha conmovido de manera profunda. Cuando era una adolescente, pensé ser escritora -el hecho que me gusta reseñar libros y escribir algún que otro ensayo son testimonio de entonces, y de un gusto no perdido por la escritura. Este no es el espacio para extenderme en por qué al final no seguí ese camino; sin embargo, el ensayo de Rosa Montero me ha hecho reír y recordar con nostalgia muchos de los temores que en algún momento experimenté y que pueden servir de prueba de que, aquellos con un poco de vena artística, tenemos algo de locos. La escritora abre el libro con una anécdota y es que, cuando niña vivía con el temor de despertarse sonámbula a lamer unas figurillas decorativas de cobre lo cual causaría su muerte por envenenamiento. Lo cual resulta curiosa, como ella reconoce, toda vez que jamás padeció de sonambulismo y el cobre no es tóxico.

Supongo que es común que de niños tengamos miedos irracionales, pero me pregunto si en aquellos con algo de sensibilidad artística esto se exacerba. En mi caso, no pude evitar recordar cuando mi abuela paterna me regaló un muñeco de peluche de los Pitufos antes de que viajáramos en avión y, aterrada porque existía una leyenda urbana sobre que estos personajes eran “satánicos”, entré en pánico. Todo el tiempo que estuve en casa de mi abuela, me la pasé ideando en cómo deshacerme del muñeco, segura de que, si me lo llevaba, moriría con mis padres en un avionazo. Hasta que logré escabullirme de la sala y aventar al maldito pitufo en un clóset, no pude descansar. Tenía ocho años.