El club de los eternos 27

La vida es sencilla. Nosotros la complicamos.

Hay personas que te enseñan tanto que llegas a creer que te descubrieron el mundo.

Nuestra existencia es tan ínfima que, si la comparas con las estrellas, no somos nada. Algo pasajero. Fugaz. Perecedero. Un cometa que surca el cielo y cuyo rastro acaba apagándose. Hay que asumirlo. Nunca seremos eternos y probablemente no nos recordarán pasados cien años. Nuestro nombre se perderá. Nadie se acordará del sonido de nuestra risa. Nadie sabrá a qué olía nuestro pelo recién lavado.

Todo ello repleto de lujos, descontrol, desenfreno y una actitud que provocaba que cada día el número de personas que me odiaban desde sus sofás, sin conocerme, aumentase considerablemente

No podía poner una fecha exacta al instante en que entregue mi alma al diablo

Crysta se había roto. La armadura había desaparecido por completo. Y no lo había hecho por un regalo ni por el dinero que costaba, sino porque alguien se preocupaba por ella, porque desde la sombra alguien se había detenido a observarla para darle aquello que ni siquiera sabía que anhelaba, porque los deseos que mas importan son los que nunca se pronuncia en voz alta y aun así, alguien te los concede

No hay que medir la altura de una montaña hasta que se llega a la cumbre. Entonces verás que no era tan alta como pensabas.

Tenemos una cita. Tu, yo, las estrellas... y el secreto de la Luna.

-¿Que tiene de especial?
-Su sonrisa.
-¿Cómo es su sonrisa?
-Real.

Nuestra existencia es tan ínfima que, si la comparas con las estrellas, no somos nada. Algo pasajero. Fugaz. Perecedero. Un cometa que surca el cielo y cuyo rastro acaba apagándose. Hay que asumirlo. Nunca seremos eternos y probablemente no nos recordarán pasados cien años. Nuestro nombre se perderá. Nadie se acordará del sonido de nuestra risa. Nadie sabrá a que olía nuestro pelo recién lavado.
Nos suplantarán. Gente que pisará el mismo suelo. Personas que se bañaran en el océano. No podemos cambiarlo. No está en nuestra mano. Pero hay algo que si. Nuestro paseo surcando el cielo antes de que la luz se extinga puede ser diferente o épico. Y ese es nuestro poder. Algo que solo nosotros podemos manejar.