El ardor de la sangre

Antes de hablar de la magnífica novela, quiero hacer referencia a la genial autora, Irène Némirovsky. Una gran escritora que, a pesar del poco tiempo que vivió, nos dejó una importante obra.

He leído cinco de sus novelas, pero me acercaré a las que me quedan ya que ha sabido despertar mi interés, a la vez, que toca y trata cuestiones y temas que me interesan y son capaces de conmoverme.

Sabemos que nació en Kiev, en el imperio ruso , se trasladó a Francia en su juventud y siempre escribió en francés . Víctima de las leyes antisemitas, murió en el campo de concentración de Auschwitz en el año 1942. Tenía tan solo 39 años.

Empezamos con un título que lleva la palabra sangre, aunque aquí, es una palabra relacionada con el ardor, los impulsos, el deseo y las ansias de vivir de la juventud, que puede tambalear el curso de una vida, como ahora veremos. Para saberlo realmente, hay que leer el libro.

En relación a su obra, he de decir que todo lo que he leído, me ha parecido tan excepcional que la seguiré leyendo. Aún me faltan muchos de sus libros por leer, es como nuestro querido Stefan Zweig.

Vayamos a la historia que aquí nos encontramos. Estamos ante un drama rural y nos situamos en la Francia de las primeras décadas del sigo XX, los años 30 concretamente.
Pero ¿qué es lo que nos espera?, pues sintetizando, podemos decir que nos trae complejas pasiones y también grandes sentimientos.

Es una historia que va creciendo poco a poco, en principio, vamos acercándonos a unos personajes bastante anodinos que tienen una vida estabilizada, relaciones cordiales entre ellos y viven con toda normalidad en una zona rural, donde las apariencias cuentan.

Tenemos unos padres, Hélène y François, un matrimonio modélico que se amaron desde su temprana juventud y que ahora, van a celebrar el matrimonio de su hija Colette con un hombre estable y trabajador del lugar, Jean Dorin.

Su hija desea y sueña con tener una vida feliz como considera que es la de sus padres. Y tenemos el narrador, Silvio, se trata de un narrador testigo, un anciano primo de Hélène, que gastó toda su fortuna recorriendo el mundo y ahora, ya anciano, desea vivir tranquilo, simplemente observando lo que hay a su alrededor, además de dejarnos interesantísimas reflexiones.

Pero intervendrá en la historia, y de qué manera. Personajes que van ganando fuerza poco a poco, y pasamos de la aparente sencillez y tranquilidad a una mayor complejidad de las personalidades, que irán mostrando sus verdaderas pasiones, secretos y engaños.

Y, puedo exclamar ¡CIELOS! todo lo que nos vamos a encontrar. Así mismo, la tranquilidad que parece desprenderse de esta vida rural, también es solo apariencia, ya que debajo del idílico paisaje, los paseos, las reuniones, las comidas y visitas, y la lectura junto a la chimenea, también el relato nos mostrará que se esconde la mentira, la hipocresía, incluso la perversión y maldad en aquellos personajes que parecen los mejores.

Nos daremos cuenta que acabarán reflejando comportamientos y actitudes muy poco honestos.

Enseguida nos sentimos atrapados con la historia y disfrutando de todo lo que va a ocurrir.

Toda la apariencia de tranquilidad se transformará rápidamente y asistiremos al descubrimiento de grandes secretos del pasado y al mundo de las pasiones, que darán un grandísimo giro a la historia, sumergiéndonos, absolutamente, hasta un final lleno de sorpresas.

Está narrada de forma directa pero sobre todo implicándose y deteniéndose en las emociones y con la fuerza y el poder para saber introducirnos de lleno en la historia que va creando con una intensidad que avanza según el relato crece.

Es una novela corta, pero profunda y cuyo tono va aumentando en intensidad porque estamos leyendo un detallado análisis de la naturaleza humana.

Un análisis del amor, una novela intimista en la que cada personaje guarda sus secretos.

Una gran trama familiar oculta, pasión, infidelidades, resignación, silencios… que se destaparán a raíz de una extraña muerte.

El estilo de la autora es elegante, conciso y armonioso. La novela intimista y conmovedora.

Una hermosa e interesante invitación a mirar y no olvidar nuestro pasado, ya que también quisimos bebernos la vida.

Excelente, una joya literaria.

El ardor de la sangre de Irene Némirovsky es una breve novela romántica muy diferente a lo que he leído de la autora – El baile y Nieve en otoño; sin embargo, lo común en ellas es la presencia de personajes franceses cada uno de ellos en entornos distintos. En El ardor de la sangre el lugar de la historia está inspirado en un pueblo llamado Issy-L'Éveque en donde la autora paso algunos días durante la ocupación. La descripción de los lugares está llena de detalles, de hecho, algunos lugares realmente existieron tal como el Molino Nuevo y el Hotel Des Voyageurs. El relato comienza en un relajado ambiente campirano en la casa de Helene y Francois quienes comparten tiempo con su hija Colette quien está comprometida con el joven Jean Dorin del Molino Nuevo. El primo Sylvestre o Silvio los visita y los recuerdos de su agitada juventud regresan a él. Después de haber recorrido el mundo tratando de apaciguar el ardor de su sangre juvenil, regresa al pueblo que lo vio crecer en donde quiere vivir sus últimos días en paz. Ocurre un hecho trágico el cual lo involucra sentimentalmente a Helene, Francois y Brigitte. Esta última es amiga de Colette y está casada con un hombre mucho mayor que ella. A partir de esa delicada situación, los hechos del pasado evocan en Silvio situaciones de su juventud y las compara con los sucesos presentes. Lo que ocurre al final me dejo con una sensación de nostalgia por el pasado e incertidumbre al proceder futuro de los jóvenes personajes. Muy recomendable para lectores jóvenes y maduros.

Aquí ando, dispuesta a leerme todo lo que pueda conseguir de Irène Némirovsky. Esta obra la verdad es que se lee rapidito, es bastante corta. La pena es que, así como Suite Francesa y Los perros y los lobos me gustaron muchísimo, este libro me ha dejado un poco más indiferente.

Aún así, me sigue pareciendo que la forma de escribir de Némirovsky es brillante. Tiene una gran capacidad para narrar historias cotidianas de forma llana, y consiguiendo llegar al lector. Pero esta historia en concreto, ains, no sé... Sobre todo el final.

La narración en sí está bastante bien, consigue mantener la tensión durante todo el libro. Es una historia que no se desarrolla durante la ocupación o la Guerra Mundial, por lo que la ambientación es diferente de los otros que he leído. Iréne centra la historia en Silvio, un hombre mayor al que le gusta vivir en soledad. Aún así, mantiene vínculos con su familia, concretamente con su prima Hélène y la hija de esta, Colette. Todo parece normal, hasta que Colette, recién casada, mete la pata hasta el fondo. A partir de ahí la historia se precipita balanceándose entre el amor y la hipocresía. Una hipocresía que acaba tiñendo la historia por completo.

Sin embargo, el final (tranquilos, que no hago spoiler) no me ha convencido en absoluto. Cuando leí la última página, pasé a la siguiente y ví que ya se había acabado, me quedé en plan... ¿ya está? Como que está sin terminar, vamos. Supongo que no sería intención de la autora pero, a mi desde luego, me falta alguna que otra explicación. Y eso que no es un libro inacabado como Suite Francesa..

Es una novela intimista y conmovedora. Este manuscrito había permanecido oculto y olvidado entre los papeles del editor de la autora y fue descubierto por los actuales biografos de la autora.

La historia transcurre en una tranquila villa de provincias francesa, a principios de los años 30. Silvio, es el narrador, testigo y parte activa de los hechos que acontecen, ha dilapidado su fortuna recorriendo mundo. Un día, una muerte trágica quiebra la placidez de esa sociedad cerrada. A partir de ahí, emergen uno tras otro, los secretos del pasado, hechos ocultados cuidadosamente que demuestran como la pasión juvenil, ese ardor de la sangre, puede trastornar el curso de la vida.
Con un tono intenso y sosegado, Nemirovsky refleja el impulso fogoso y los excesos de la juventud en contraste con el ambiente provinciano y nos sumerge en las profundidades de unos personajes y una trama que te atrapa y con dosis de intriga.

Irène Némirovsky, autora rusa pero afincada en Francia de principios de siglo XX, está ahora en la palestra. Nos encontramos novelas de ella en todas partes. Parece ser que es ahora cuando vienen a publicarse algunos de sus manuscritos, como esta novela en concreto “El ardor en la sangre”. Es una de sus tantas obras que nos ha dejado como legado de la literatura francesa, antes de ser exterminada en Auschwitz a sus treinta y nueve años.

El narrador de esta historia corta es Silvio que tras gastar toda su herencia, vive humildemente en una villa rural francesa, sin esposa y sin hijos. Él desea tener una vejez tranquila y rutinaria, si cabe, y a modo contemplativo, ser testigo de lo que le ocurre a las personas que lo rodean. Pero los recuerdos de juventud no siempre permanecen tan guardados y olvidados, basta con un estímulo muy pequeño para que intensas memorias vengan a su mente y abrigue una nostalgia de antaño.

Es la primera novela que leo de ella, me ha gustado pero sentí que me faltaba más contenido, más detalles. La historia es redonda y se transmite en pocas páginas lo que es la juventud, las pasiones y sentimientos desbordados. La nostalgia de lo que un día fue.

Volveré a leer algo de ella, seguro. Me gustaría quizás una novela de más enjundia, más envolvente.

Enlace: https://linktr.ee/Srta.Bethsua

En esta novela, nos adentramos en una aldea de la Francia profunda, dónde la vida de los personajes parece de lo más sencilla y tranquila, pero a medida que avanzas, descubres que hay mucho más.
Nuestro narrador va a ser Silvio. Un hombre solitario que irá plasmando lo que ocurre a su alrededor, siendo él un simple observador. Pero a medida que avanzamos y ya hacia el final de la novela, pasará a tener mayor protagonismo gracias a los recuerdos de juventud que va desvelando y que siguen la misma línea de los que iremos descubriendo de otros personajes.
Es una lectura muy corta y ágil, que consigue engancharte desde el principio y aunque los hechos no llegan a sorprender, si resulta entretenida y agradable de leer.

Escrito hacia 1937 la novela relata las pulsiones escondidas bajo el efecto de la pasión, la repetición de las situaciones, lo ineluctable de las pasiones humanas.
Bajo un aspecto liso y perfecto, la pareja de François y Hélène, esconde muchas cosas. Y su hija Colette vivirá también una pasión tumultuosa.
Todo se repite.