Observaba a otros viajeros yendo de un lado a otro. Solos y acompañados. Despedidas y bienvenidas. Para siempre y hasta pronto. Porque todo depende, dentro de esa constante. Las personas entran y salen de nuestras vidas. Nosotros llegamos y salimos de las suyas. Y sea como sea, la vida sigue. No se detiene. No se rompe. Simplemente, marca otro ritmo. Va en otra dirección.
|