En las montañas de la locura

En las montañas de la locura ( H. P. Lovecraft, 1936) 📚

Un equipo de geólogos de la universidad de Miskatonic emprende viaje hacia la Antártida en busca de muestras. Pero la expedición sufre un accidente y acaba en un lugar imprevisto. Allí, al otro lado de unas impresionantes montañas que no aparecen en ningún mapa, encontrarán las huellas del pasado de unas criaturas monstruosas que nadie sería capaz de imaginar. Dyer, uno de los científicos, se obliga a contar la terrible historia para que aquel horror no sea desvelado y ninguna otra expedición cometa el mismo error que ellos. William Dyer nos cuenta una historia que no desea contar porque sabe que aquello que descubrieron debe quedar enterrado por siempre más allá de las montañas de la locura.
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Lovecraft en estado puro en una de sus más famosas narraciones. Desde el principio vamos a saber el trágico viaje del protagonista y su necesidad de advertir al mundo de los terribles horrores que ha contemplado. Enormes montañas salidas de la nada, ciudades inimaginables construidas en tiempos inmemoriales, cuevas subterráneas sembradas de huesos de animales no identificados, criaturas que la mente no es capaz de imaginar...Y lo peor de todo, la sospecha de que todo ello no es tan ajeno a la humanidad, que puede ser parte de nuestra propia historia, aunque sea la parte de la historia que no queremos escuchar.
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Leed a Lovecraft. No es lectura fácil, es muy descriptiva y un tanto ampulosa, pero merece la pena. Si te metes en la historia acabarás con los pelos como escarpias.

Este autor cuenta con un asombroso talento para generar inquietud en el lector al enfrentarlo a la inmensidad del Tiempo, el Espacio y la Naturaleza. No son terrores habituales, es cierto, pero Lovecraft consigue que te sientas diminuto y frágil como una hoja que vuela a merced del viento.
En este relato resulta asombrosa la descripción detallada que da de la criatura que encuentran en la expedición. Realmente sientes que el animal-vegetal existe. Cuenta con muchas ideas fascinantes y crea un Mundo complejo a su antojo, muy bien desarrollado.
La idea de la novela me parece muy avanzada para su época, además de interesante. Pero le veo un problema. al librito parecía que le crecían las páginas!!!! Era magia? Una alucinación? Demasiada cafeína? NOOOOO... era aburrimiento... y mira que soy difícil de aburrir... Yo que adoro las excavaciones arqueológicas, los fósiles (pero si era una mini Indiana Jones de pequeña!!!), los extraterrestres... El libro estaba frente a mi y yo no sabía si cortarme las venas o dejármelas largas... Él crecia y yo menguaba.
Con lo buena que era la idea, pudo abreviar un poco y añadir diálogos para que la narración fuera más fluida. Este hombre adoraba que sus personajes escribieran diarios o memorias, pero no era fan de los diálogos.
Está muy bien escrito y sorprende toda la información que aporta, pero acaba resultando pesado como una losa.
Recomiendo otras obras suyas que ya reseñé previamente. Si leéis esta historia, alternar con algo más animado y prepararos para dormir la siesta.

Nota real: 3.80.
Siguiendo con mis lecturas de Lovecraft, no podía faltar esta novela corta situada en el marco de una expedición científica a la Antártida (un continente que, en la época en que escribía Lovecraft, los años 20 y 30, no había sido completamente explorado todavía. Por lo tanto, era tierra fértil para la imaginación). Como suele suceder con Lovecraft, lo importante no es el desarrollo de los personajes - todos hombres, científicos cuyas personalidades e historias personales apenas están definidas - sino el ambiente (que te llena de tensión, de nervios, afecta la psiquis) y el lore. En esta historia Lovecraft desarrolla una parte importante de su mitología: la historia de los Antiguos, o Ancianos, dependiendo de la traducción. No entraré en más detalles porque son spoilers. La idea es excelente, aunque la opaca un tanto la prosa de Lovecraft: descripciones en ocasiones un tanto confusas, y una absoluta carencia de diálogos, reemplazados por un único narrador. A pesar de ello, esta historia tiene claramente el mérito de haber sentado los cimientos de muchas películas y obras literarias posteriores de terror.

La historia empieza un poco densa, tanto porque nuestro protagonista no sabe por dónde empezar a contar su historia (lo cual está super bien plasmado) como por la terminología más técnica sobre geología y edades pasadas. Pero es una historia que va de menos a más. Además, se desarrolla en el transcurso de una exploración al polo sur, y eso para mí ya es un aliciente. Inóspito, ignoto.

Conforme empiezan a ocurrir cosas un poco extrañas (por lo que nos cuenta, ya que la historia la conocemos de labios de nuestro protagonista, que la cuenta con la intención de disuadir futuras expediciones al mismo lugar, por cierto) la historia empieza a moverse con más rapidez. Y... no quiero desvelar nada, pero lo que ocurre después me dejó con la boca abierta por la capacidad de Lovecraft de dotar de un realismo altamente logrado a cierta... cosa de la que no quiero hablar para no destripar nada.

Obra muy interesante a pesar de lo breve que es. Como siempre, Lovecraft me gana.

Recomendación de la semana: En las montañas de la locura, de H.P. Lovecraft.

Hoy os traigo una recomendación no solo de un clásico, sino también de unas de las novelas de terror más populares de la historia: En las montañas de la locura.

Aunque no hayáis leído nunca Lovecraft, es conocido por todos la forma que da a sus novelas de terror. Ha creado todo un universo dentro de nuestro propio mundo en el cual horrores ancestrales, monstruos del submundo y mentes superiores nos controlan e intentan manejarnos como piezas de ajedrez en sus diabólicos juegos por dominar el universo.

En las montañas de la locura nos cuenta una de estas historias, de hecho apuesto a que se trata de una de las primeras. A modo de narración por el protagonista, la novela nos cuenta los misterios y terribles secretos que se esconden en la Antártida.

La historia nos llevará por dichos territorios inexplorados para ponernos la piel de gallina, y aunque no puedo decir que de un miedo atroz, si que al leerla se puede sentir esa ambientación de terror.

La novela conecta aunque sea nombrándolos de pasada con otros relatos u obras del autor, pero aún así puede leerse tranquilamente sin haber leído más de Lovecraft. Deciros lo único que en las casi 200 págs que tiene no hay diálogos ni nada parecido, es narración pura y dura, con lo cual no os confiéis al ver que se trata de un libro finito. Además está compuesto por muchas descripciones, y cuando digo muchas me refiero a muchas muchas, así que id con paciencia.

Os lo recomiendo totalmente si os gusta o tenéis curiosidad por empezar a leer al autor, si os gustan las películas de terror como La cosa (de hecho me recordó bastante a esta película y a una que hubo de Alien Vs. Predator) y también si buscáis empezar con los clásicos o con el género terror!

En las montañas de la locura es una de esas obras que se consideran un hito en la narrativa de terror. Es probablemente el relato más conocido de Lovecraft y, sin embargo, eso no deja de ser un problema. Porque cuando una historia de ese calibre obtiene tal privilegio, termina por arrastrar a miles de lectores que desconocen los cuentos de Lovecraft a conocer las virtudes de este genio que nos introdujo en los horrores cósmicos.
Y creo que eso es un terrible error. Yo mismo había abandonado esta historia unas tres veces ante lo detallada y precisa que resulta su trama. Es como si el genio de Providence quisiera plasmar en un solo relato todas sus inquietudes llenando cada página de detalles, de precisiones, de todo tipo de puntualizaciones que se ajustaran a los miedos que atenazaban sus sueños. Hay momentos en los que experimentas las emociones de este grupo de científicos que se fascinan ante cada nuevo descubrimiento encontrado en esos parajes jamás cruzados por el ser humano. Sin embargo, una obra de esta envergadura tiene todo el potencial de anularte del mismo modo que a los protagonistas de este viaje.
Eso termina por frustrarte, ya que la emoción con la que te enfrentas a una historia así no se ve recompensada ante la ausencia de lo inesperado. Pero claro, cuando ya eres un lector más experimentado en este tipo de narrativas, eres consciente de que lo sublime puede aparecer en la siguiente de las páginas.
Y ahí es cuando ya te rindes a la evidencia. El grado de asombro, el desarrollo completo de la mitología cósmica, la descripción de todo un conflicto milenario que pone en contexto la sensación de que el ser humano no es más que una sencilla pieza prescindible de un juego que desconoce, termina por inquietarte. Lovecraft es capaz de llevarte a esos lugares ocultos en los que el terror paraliza tu cordura.
Cuando te adentras en esas Montañas de la locura cada paso adelante, cada pequeño descubrimiento, cada sonido y, en definitiva, cada criatura inconcebible a la que te acercas consigue estremecerte. Te preguntas por qué seguir adelante. Te inquietas al saber que todo puede empeorar y, finalmente, corres.

En las montañas de la locura es una de esas obras que se consideran un hito en la narrativa de terror. Es probablemente el relato más conocido de Lovecraft y, sin embargo, eso no deja de ser un problema. Porque cuando una historia de ese calibre obtiene tal privilegio, termina por arrastrar a miles de lectores que desconocen los cuentos de Lovecraft a conocer las virtudes de este genio que nos introdujo en los horrores cósmicos.
Y creo que eso es un terrible error. Yo mismo había abandonado esta historia unas tres veces ante lo detallada y precisa que resulta su trama. Es como si el genio de Providence quisiera plasmar en un solo relato todas sus inquietudes llenando cada página de detalles, de precisiones, de todo tipo de puntualizaciones que se ajustaran a los miedos que atenazaban sus sueños. Hay momentos en los que experimentas las emociones de este grupo de científicos que se fascinan ante cada nuevo descubrimiento encontrado en esos parajes jamás cruzados por el ser humano. Sin embargo, una obra de esta envergadura tiene todo el potencial de anularte del mismo modo que a los protagonistas de este viaje.
Eso termina por frustrarte, ya que la emoción con la que te enfrentas a una historia así no se ve recompensada ante la ausencia de lo inesperado. Pero claro, cuando ya eres un lector más experimentado en este tipo de narrativas, eres consciente de que lo sublime puede aparecer en la siguiente de las páginas.
Y ahí es cuando ya te rindes a la evidencia. El grado de asombro, el desarrollo completo de la mitología cósmica, la descripción de todo un conflicto milenario que pone en contexto la sensación de que el ser humano no es más que una sencilla pieza prescindible de un juego que desconoce, termina por inquietarte. Lovecraft es capaz de llevarte a esos lugares ocultos en los que el terror paraliza tu cordura.
Cuando te adentras en esas Montañas de la locura cada paso adelante, cada pequeño descubrimiento, cada sonido y, en definitiva, cada criatura inconcebible a la que te acercas consigue estremecerte. Te preguntas por qué seguir adelante. Te inquietas al saber que todo puede empeorar y, finalmente, corres.

El desierto frío
Una expedición acude al Antártico para tomar muestras geológicas de los estratos más antiguos de la tierra. Lake, uno de los investigadores, se adelanta tierra adentro y descubre en el hielo los cuerpos de antiguas criaturas. La conexión por radio se corta y, de esta manera, nuestro protagonista se adentra en ese gran desierto blanco.
La novela comienza así, con una expedición que pretende conocer más nuestro planeta. Es por esto, en aras del conocimiento, por lo que pronto comenzaremos a ver cómo los investigadores empiezan a dejarse llevar por su impulso y la emoción de encontrar lo impensable. de este modo, el grupo se divide en dos y la novela nos narrará muy bien y nos dejará muy marcada esa idea de vacío entre un grupo y otro. El hielo, la nieve y la imposibilidad nos llevan a sentir que ambos grupos están en opuestos espaciales.
En este sentido, podemos encontrar en el relato ese toque cientifista que nos recuerda a Julio Verne. Los datos de la expedición, de los hallazgos, los conocimientos sobre geología, biología, etc. preñarán la novela de líneas y líneas de contenido científico. Sin embargo, en mi particular (y frente a Verne) no me ha resultado una lectura compleja o pesada. No sé dónde ha estado el truco de Lovecraft, pero sus datos sí me eran interesantes y no suponían una ralentización en la trama.
La inconcebibilidad de lo inconcebible
Más allá de esta trama sencilla, es muy interesante ver cómo Lovecraft, como voz narradora, o si queremos ser más precisos, su protagonista reacciona ante lo terrorífico por lo incomprensible, como es el descubrimiento de los Antiguos. Recordemos que estos seres pertenecen a la mitología lovecraftiana y son entidades cósmicas que se ocultan en nuestra tierra (por decirlo rápido y por encima). Es curioso que ante este terror, este sobrecogimiento se puedan dar en la lectura dos perspectivas de lo inconcebible: la del lector y la que nos ofrece la propia obra.
Desde la novela, recibiremos una mirada tan antropocentrista que casi no reconocerá como vida aquella que existió antes de los humanos. Por eso el hallazgo es tan terrorífico: ha descubierto que la no-vida es inteligente. Lo inimaginable. Sin embargo, avanzaremos y vamos entendiendo que la idea del protagonista va más allá, contiene más ego y en sentido tiene una perspectiva fuertemente religiosa. Si el hombre es la creación más perfecta, aquello que rompa las normas que el ser humano ha creado produce terror. Y aquí aparece la idea de terror cósmico, de un error de la naturaleza.
Y puedo estar interpretando de más, lo reconozco, pero es cierto que frente a lo que recibe el lector, la novela sí deja claros determinados puntos, como que tenemos que identificar a estos Antiguos como humanos, es decir termina fundiendo lo inconcebible con lo humano, para poder apiadarse de ellos. Sin embargo, el terror no había de justificarse, bajo mi punto de vista, ya que lo grande que consigue Lovecraft es explicarte lo que no puede ser, lo que casi es inefable, y trasladarlo a la mente del lector, de tal manera que el terror cósmico te inunda porque concibes lo que no puede ser, de ninguna manera. Y con eso bastaría, la ética o la moral o la creencia podían quedarse algo de lado. Es verdad que si no, no sería Lovecraft.
Pleno blanco
Lo cierto es que ha sido una lectura muy interesante, que me ha abierto el apetito a lanzarme directamente ya con el autor en bruto. La edición de la editorial es muy completa, tiene un texto cuidado, anotaciones muy bien explicadas y la capacidad de introducirte en el universo lovecraftiano con sutileza. Es cierto que puede ser una lectura dura por el cientifismo que comentábamos más arriba, aunque como he dicho a mí no me ha supuesto ralentización alguna.
Por otro lado, las cuestiones planteadas, la idea de los Antiguos, su historia y el planteamiento del terror me parecen de una brillantez exquisita. Incluso las nociones que comentaba sobre moral, sobre ciencia, son geniales porque invitan al lector a plantearse dichas cuestiones en un escenario, quizá, no tan radical como es nuestra realidad. Terriblemente recomendado, espero que os encante.


Enlace: http://ellibroenelbolsillo.b..

Esta es la primera vez que entro al mundo imaginado por Howard Phillips Lovecraft y creo que ha sido una buena puerta para entrar a él. Sin duda exploraré pronto más de sus escritos y de su basta mitología.

Una expedición a la Antártida sale mal y los sobrevivientes de la misma, intentando entender qué ha sucedido con el resto de los miembros de la misma se encuentran con cosas tan aterradoras que solo atinan a contar someramente lo que se han encontrado y con el único motivo de detener una otra expedición que pretende reiniciar las investigaciones en el continente blanco.

Es así como el profesor Dye va narrando lo que junto con Danforth ha vivido en este lugar tan aterrador lejos de cualquier rastro de humanidad y lleno de criaturas mucho más antiguas que la misma vida en nuestro planeta. Un relato que nos remonta hasta la época en la cual vivían sobre la Tierra solo los Antiguos [Ancianos en la traducción que leí], los Shoggoth y demás criaturas venidas desde lo más profundo del Cosmos para luchar por el control de este planeta.

Sobre el relato no conocía mucho hasta el año pasado cuando en medio de las largas conversaciones que tuve durante 5 días con Martin Simonson —otra vez va la mula al trigo con el tema de M. Simonson—, que es mucho más versado que yo en temas del terror y Tolkien que yo, lo mencionó por algún motivo que ya no recuerdo. Luego de nuevo, vino a mí en forma de mención en Hielo (Planeta, 2018) libro de Ángela Posada-Swafford que habla sobre las expediciones que han hecho los científicos al Polo Sur. Así que, más temprano que tarde lo tenía que leer.

Como ya lo dije, este es el primer relato que recuerdo haber leído de Lovecraft, y aunque no soy muy versado en temas del género del terror —donde fue más prolífico el hombre— fue inevitable desde que comencé el libro no recordar a Poe en la forma de narrar la historia: en primera persona con largas descripciones sobre ambientes, sucesos, sensaciones y pensamientos en cada situación en la que se ven involucrados los protagonistas. No contento con esto, Lovecraft —para demostrad de nuevo su admiración por la obra de Poe— al final del presente relato nos regala una mención directa sobre la novela inconclusa del autor de Boston La narración de Arthur Gordon Pym que también sucede en esos parajes lejanos del Polo Sur.

Personalmente, me encontré con un relato lleno de referencias sobre Biología, Historia Natural, Geología y Paleontología. Algo que me maravilló sobremanera y que disfruté a cada instante —¿ya les dije que soy biólogo?—, pues son elementos que le dan peso a la historia y ayudan a que el lector imagine de la mejor forma —o peor, aún no me decido— cada una de las criaturas que van apareciendo a lo largo de la narración.

De la parte científica me gustó mucho la mención del descubrimiento de Alfreg Wegener sobre la deriva continental (1912) para intentar explicar qué pudo haber pasado con estos seres míticos luego de que llegaran al planeta. Un descubrimiento "reciente" para la época de publicación del relato (1931) y que tardó en ser aceptado por la comunidad científica casi 50 años. Buena esa señor Lovecraft.

Como es bien sabido por todos, Lovecraft a lo largo de su obra expone al mundo todo un Corpus de mitos, seres, objetos y lugares que le dan forma a sus relatos. Referencias cruzadas que obviamente están presentes en este relato y que sin lugar a duda me han llevado a explorarlas para lograr una mejor comprensión del relato y que más adelante me van a llevar a explorar otros de sus escritos.

Un pensamiento que me acompañó durante toda la lectura fue sobre el género del mismo, pues logra rayar fácilmente el Terror, la Ciencia Ficción e incluso los Mundos perdidos, tema muy frecuente un par de siglos atrás en la Literatura... En todo caso, creo que no pude tener mejor iniciación en el mundo de Lovecraft.

H. P. Lovecraft es inspirador de la peor de las maneras. Porque lo que inspira son pesadillas.


Una especie de friki, solitario y que ni siquiera se interesaba por la opinión de sus lectores, Lovecraft siempre escribió para sí mismo, para darle lugar a su fantasía; y es que su fantasía necesitaba mucho, mucho espacio. Creador de una mitología propia, sus historias despliegan una imaginación morbosa y desbocada, que viaja a zonas diferentes en todo de la humanidad: Lovecraft sueña con razas ajenas a la humana, anteriores y superiores a ella, con capacidades, historia, materialidad, estética y cultura totalmente distintas a la nuestra, y amenazante, además. Capaces de destruirnos en el momento como a insectos si algún día llegaran a despertar.


En las montañas de la locura se presenta como el relato de un científico sobre su viaje a la Antártida. Nos da detalles sobre la expedición, con un tono pretendidamente objetivo y que da preferencia a los hechos, aunque el autor va ofreciéndonos sus impresiones, los estados de ánimos que le va sugiriendo su expedición, y los recuerdos vinculados a cultos arcanos. prehumanos y monstruosos que le asaltan al ver la naturaleza inhumana del continente helado. Eso, y las constantes advertencias para que nadie, pero nadie. se anime a repetir su travesía, so pena de un horror que no puede nombrarse.


En un estilo seudocientífico, nos cuenta de los inicios de su expedición con fines geológicos, y luego de unos inauditos descubrimientos: algunos ejemplares de una especie congelada, que desafía todo lo que sabemos de biología, imposible de saber si es animal o vegetal, pero sorprendentemente desarrollada y evolucionada a pesar de ser increíblemente antigua, a la cual dan el nombre de Primordiales por algunas antiquísimas leyendas paganas.


Y los descubrimientos no terminan ahí: vamos enterándonos de que esos seres tenían una cultura sumamente refinada, y que dominaron la Tierra cuando el planeta aún era joven. Asistimos al aterrado descubrimiento de su ciudad oculta al interior de las montañas antárticas, e incluso a una visión de lo que no debe existir, pero aún existe y es la razón por la que los seres humanos no deberían hurgar en las desoladas montañas de la locura.


H. P. Lovecraft no es un gran estilista de la literatura. En esta novela abundan los párrafos interminables, llenos de terminología técnica, a ratos agotadora. El autor se solaza en contarnos la historia y cultura de los Primordiales, y gastamos casi la mitad del relato en una especie de costumbrismo intergaláctico. La adjetivación en Lovecraft, como siempre, resulta rebuscada y cursi.


Pero Lovecraft nos inspira, porque su fantasía es irrefrenable y juega con nuestra ignorancia. Porque apela a los terrores atávicos, a nuestra sensación de indefensión, y porque nos permite dar un vistazo a mundos que están mucho más allá de nuestro alcance, en una especie de hipérbole del terror.


Nos fascina, porque sus relatos están hechos del material de las pesadillas.