Mónica Gutiérrez es una de esas autoras a las que acudir para refugiarte del frío, tanto del físico como del emocional. Sus libros, por lo menos para mí, son esa manta y esa bebida caliente que te abrazan dándote esa sensación de tranquilidad y protección que necesitamos ante las vicisitudes del día a día. Los personajes de sus novelas son verdaderos amigos para el lector, que te recuerdan que la vida es el milagro más maravilloso que existe y, usando la lógica, si la literatura es vida entonces la literatura es el milagro más maravilloso. En esta ocasión, la pluma de la autora nos presenta a Max Borges, un director de teatro con aire pesimista, y a Elsa, su ayudante. Ella es quien viene a sacar las castañas del fuego cuando la ley de Murphy acusa con su eminente presencia, sobre todo antes de un estreno. Max tiene que preparar la representación de Macbeth para poder estrenarla en Edimburgo, a pesar de que hubiera deseado dirigir Hamlet, pero el destino es caprichoso. Con este panorama, nos sumergiremos en los ensayos y seremos testigos de las relaciones, más o menos estrambóticas, que unen a todos los personajes necesarios en una compañía teatral. Y, por supuesto, también presenciaremos esa fina línea que separa lo personal de lo laboral tambalearse. ¡Lectores, pasen y lean! ¡La función va a empezar! Y no olviden nunca que todo va a salir bien. + Leer más |