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Críticas sobre Los recuerdos del porvenir (33)
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MarMartinezRipoll
 02 March 2024
Aunque a los autores no les gusten las "etiquetas" (y esta autora era una de ellas), este libro es, para mí, un ejemplo de realismo mágico. La historia de las gente de Ixtepec, narrada con un sentimiento que lo mismo te arranca una sonrisa con personajes como Juan Cariño (inolvidable para mi), como te hace sentir la opresión militar que rodea a las gentes del pueblo.Al ser una lectura conjunta de @lapeceradeRaquel he tenido la suerte de que gente de Méjico (mil gracias, Emma) nos haya puesto en antecedentes de su historia, por lo que entender lo que la autora nos refería con sus imágenes ha sido mucho más fácil.
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Literannia
 06 February 2024
En Los recuerdos del porvenir el tiempo es muy importante, se alarga, se concentra, se difumina y se para según convenga. El espacio, también. Ixtepec, el pueblo que se cuenta. Él es el narrador que desde una piedra aparente empieza su historia, la de los Moncada y sus contemporáneos en los años después de la Revolución Mexicana y al inicio de la Guerra Cristera, un período que me llama y que Elena explica a través de personajes variopintos que le dan vida.
Elena Garro consigue un libro perfecto. Dividido en dos partes, utiliza un estilo preciso y cálido, maleable por el tiempo y el calor, el tipo de estilo que acaricia el alma y que cuando cierras el libro te deja sin saber qué hacer durante un tiempo indeterminado.
Yo lo sentí tarde y poco. Entré con miedo e iba más pendiente de no perderme nada que de dejarme fluir.
Pero, no haberlo vivido con la intensidad que acostumbro no me impide reconocer el potencial y el valor del texto y la habilidad de la autora para crear ese mundo olvidado. Mi resaca emocional queda lejos de poderse llamar así y lo cierro convencida de que le debo una relectura, más tranquila y más abierta.
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pasandopagina_
 31 October 2023
Me estaba cuestionando cuantas estrellas debía ponerle a este libro, todavía me lo cuestiono.
Esta novela me dejó con un sinsabor terrible, como un final sin final, me dejó buscando algo que no sé qué es ni sé si lo puedo encontrar.
El inicio del libro me pareció fatal, no me gustó, sin embargo me atrapó.
En esas primeras páginas me sentí muy perdida, quién diría que esa sensación de no entender nada se iba a intensificar conforme iba avanzado.
Poco antes de la mitad del libro la historia se me hizo más ágil y muy muy adictiva, aunque no lograba entender bien qué era lo que me estaban contando no podía ni quería parar de leer.
Busqué muchas reseñas acerca de este libro donde lo nombran como una obra maestra de la literatura latinoamericana y la incluyen (no oficialmente) como parte del boom latinoamericano. En estas reseñas explican aquello que quizá yo no supe comprender, así que con mi reseña sólo quería transmitir el mismo desazón que la obra dejó en mí.
Claramente en una joya de libro, quizá ante unos ojos más expertos se pueda desvelar lo que la autora quería transmitir, pero a mí, me transmitió tristeza. No hubo un solo momento en que no me sintiera sofocada y derrotada, igual que los personajes.
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Guille63
 11 June 2023
Las primeras cien páginas me maravillaron, las últimas cien me las leí de un tirón, sin poder ni querer parar de leer. Estas doscientas páginas se merecen todas las estrellas del mundo. Pero hay otras cien páginas intermedias que, con la excepción del final de la primera parte, no brillan a la misma altura, lo cual quizás me ha parecido tan notorio por la excelencia de las otras dos partes que la escoltan. Aun así, fascinante novela.

Un relato lleno de imágenes maravillosas —un vestido rojo encaminándose al cementerio, una fiesta desdichada y siniestra…—, de frases preciosas — “Debajo de la almohada guardaba la risa de Nicolás”, “Elvira tomaba precauciones antes de irse a la cama: le daba miedo su cara dormida”—, de frases terribles —“Otra mañana pasaba inadvertida para los hombres que bebían café antes de ir a organizar más muertes” —, de grandes y tristes verdades — “La compasión abolió al tiempo remoto que eran sus padres, lo volvió cuidadoso con sus semejantes y le quitó la última posibilidad de eficacia” —, de gritos desgarradores —“¡Yo no quepo en este cuerpo!”, “¿Por qué había de matar siempre a lo que amaba?”—.

La maravilla empezó con el narrador, el espíritu del pueblo de Ixtepec, del lugar y de sus gentes, ambos al tiempo, de las gentes que en él vivieron, de las que ahora viven y de las que vivirán en un futuro eterno y de las que ya tenía memoria, “solo soy memoria y la memoria que de mí se tenga.”

“Hay días como hoy en los que recordarme me da pena. Quisiera no tener memoria o convertirme en el piadoso polvo para escapar a la condena de mirarme.”

No se tiene en gran estima este espíritu narrador, por muy preciosa y precisa que sea la lírica con la que nos cuenta lo que sucedió en Ixtepec allá por el tiempo de los cristeros.

“Llegaron las mujeres vendiendo chalupitas y aguas frescas; nosotros comemos antojitos, mientras los gobernantes patriotas nos fusilan.”

Un pueblo sometido, humillado, dormido, que únicamente se despierta algo somnoliento ante la prohibición del culto religioso y la persecución de los curas, los mismos que hasta ese momento habían bendecido las tropelías de soldados y caciques, bajo el grito de ¡Viva cristo rey!, de tan miserable recuerdo en mi país. No les movió el trato cruel que se les daba a las mujeres, no les movieron los muertos que aparecían tantas mañanas colgados en los árboles de las trancas de Cocula, no les movieron las tierras que les arrebataban a golpe de corrupción y miradas hacia otro lado. No asumían sus culpas que rápidamente desviaban hacia una mujer, la concubina de aquel que los tiranizaba, y así esperaban que la solución viniera de fuera o de las alturas, haciendo caso omiso de esa sabiduría hispánica, porque “también los españoles a pesar de ser españoles, en algún tiempo supieron algo”, de que “Dios ayuda a los buenos cuando son más que los malos”. Unas palabras que pronuncia el loco del pueblo, el presidente, como se hace llamar Juan Cariño, quizás el más despierto de todos.

“Su misión secreta era pasearse por mis calles y levantar las palabras malignas pronunciadas en el día. Una por una las cogía con disimulo y las guardaba debajo de su sombrero de copa. Las había muy perversas; huían y lo obligaban a correr varias calles antes de dejarse atrapar… al volver a su casa se encerraba en su cuarto para reducir las palabras a letras y guardarlas otra vez en el diccionario, del cual no deberían haber salido nunca… Todos los días buscaba las palabras ahorcar y torturar y cuando se le escapaban volvía derrotado…”

Esta mirada triste y dura del narrador sobre sí mismo es también una mirada compasiva por este tiempo parado, por el futuro sin cambios que espera al pueblo de Ixtepec, que nos espera a todos. Nunca seremos capaces de hacer que el tiempo se mueva por fin, quizás porque no nos está dada tal posibilidad, y ante lo cual solo cabrán soluciones pequeñitas e individuales, tal y como ocurre en la novela con dos de sus principales protagonistas, Felipe Hurtado y Julia Andrade. No podremos evitar que todo vuelva a suceder en este día perpetuo que vivimos, que siempre hemos vivido, en el que contemplamos como se van las horas esperando el milagro que nunca llega, ya saben, ese maldito Godot.

“Una generación sucede a la otra, y cada una repite los actos de la anterior. Sólo un instante antes de morir descubren que era posible sonar y dibujar el mundo a su manera, para luego despertar y empezar un dibujo diferente. Y descubren también que hubo un tiempo en que pudieron poseer el viaje inmóvil de los árboles y la navegación de las estrellas, y recuerdan el lenguaje cifrado de los animales y las ciudades abiertas en el aire por los pájaros. Durante unos segundos vuelven a las horas que guardan su infancia y el olor de las hierbas, pero ya es tarde y tienen que decir adiós y descubren que en un rincón está su vida esperándoles y sus ojos se abren al paisaje sombrío de sus disputas y sus crímenes y se van asombradas del dibujo que hicieron con sus años. Y vienen otras generaciones a repetir sus mismos gestos y su mismo asombro final. Y así las seguiré viendo a través de los siglos, hasta el día en que no sea ni siquiera un montón de polvo y los hombres que pasen por aquí no tengan ni memoria de que fui Ixtepec.”

Un destino implacable que no afecta solo a los pueblos, también a las personas que parecen actuar en contra de lo que quisieran, movidos por resortes internos que son incapaces de controlar y que los abocan a la tragedia final, como bien saben otros dos grandes protagonistas de la novela, Francisco Rosas e Isabel Moncada.

Al final, como siempre, pierden los mismos, ganan los mismos, una y otra vez, sin remedio.

“Vinieron otros militares a regalarle tierras a Rodolfito y a repetir los ahorcados en un silencio diferente y en las ramas de los mismos árboles.”
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smartinez143
 03 May 2023
Los recuerdos del porvenir es una novela escrita por la mexicana Elena Garro. Fue publicada en el año 1963.Ese mismo año obtuvo el premio Xavier Villaurrutia. Se adscribe dentro de la corriente del Realismo mágico.
La novela transcurre en un pueblo ficticio llamado Ixtepec. Estamos en México, poco después de la Revolución. Los habitantes del pueblo viven oprimidos por el general Francisco Rosas, que siembra el miedo en la población mandando ahorcar o fusilar a muchos a causa de su desamor por Julia, una mujer a la que robó de su casa.
En la segunda parte, Julia desaparece y el pueblo pierde su belleza e ilusión. Esta parte se desarrolla durante la guerra de los cristeros, que se cobró unas 250000 víctimas en México.
Me ha encantado la novela. Los personajes son todos geniales, aunque hay muchos, ya que estos representan las diferentes clases sociales y profesiones de los habitantes del pueblo (curas, prostitutas, queridas, beatas, etc.). Destacaría el papel de las mujeres, que son secuestradas de sus casas por los soldados, y obligadas a ser sus amantes.
Me ha parecido original la elección del narrador, que es el propio pueblo de Ixtepec.
También es sorprendente el tratamiento del tiempo, ya que en Ixtepec se ha abolido, y el porvenir es la repetición del pasado.
También me ha agradado que hable sobre hechos históricos, como la Revolución mexicana, que para Elena Garro, al igual que para Carlos Fuentes, fue una revolución traicionada.
En definitiva, recomendaría esta novela. Está muy bien escrita y, aunque cueste comprender algunos pasajes, sobre todo lo relacionado con el tiempo, vale la pena leerla.
Para concluir, creo que la autora no tiene el suficiente reconocimiento, al menos fuera de México. En los manuales que he leído, no se le da el lugar que merece junto a creadores como Gabo, Cortázar, Carlos Fuentes, etc. No sé si es por ser mujer o porque la eclipsó su marido, Octavio Paz. Quizás esté equivocada con lo que digo, ojalá, porque ha merecido la pena conocerla.
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AnaLoras
 13 April 2023
A pesar de que el primer párrafo de esta novela es de los mejores inicios que he leído, me costó entrar en esta historia. No entendía muy bien quien la estaba narrando, ni qué me estaba contando. Pero de alguna forma me vi atrapada en ella y ya no pude dejarla.

Los Recuerdos del Porvenir es una novela coral en la que se cuenta la historia de Ixtepec y de sus habitantes. de hecho, es Ixtepec, un pueblo de México, el narrador de esta historia y el que nos da a conocer sus calles, sus casas, su clima, a sus gentes...

Históricamente la novela se sitúa en la época posrevolucionaria y de la guerra Cristera que sufrió México a principios del siglo veinte. El pueblo está ocupado por los militares, comandados por el sanguinario general Francisco Rosas. Han ocupado el hotel del pueblo y allí mantienen a sus queridas, mujeres que “se han robado” y se han llevado con ellos.

Mientras, en el pueblo, se respira el miedo de todos sus habitantes, oprimidos por la ocupación militar, por mucho que intenten aparentar una calma que no sienten. Porque Francisco Rosas, enamorado de la bella Julia, descarga sobre el pueblo la frustración que su desinterés le provoca.

Elena Garro ha sido todo un descubrimiento. Su poética prosa, su rico vocabulario, sus magníficas descripciones de paisajes y sentimientos, ese toque de Realismo Mágico que tanto me gusta… Es cierto que es una obra compleja (por lo menos a mí me lo ha parecido), sobre todo por cómo juega con el tiempo, pero es una obra excepcional. Y es una obra crítica sobre distintos temas, entre los que me gustaría destacar la que hace a lo largo del libro sobre el papel de la mujer, que puede ser robada, ninguneada, encerrada y sometida sin que aquellos que se sienten “sus dueños” sientan el más mínimo escrúpulo por lo que están haciendo.

Me ha gustado conocer Ixtepec tanto como me gustó conocer Macondo o Comala. A pesar de que me haya extendido en la reseña, me es imposible expresar todo lo que me ha transmitido y me ha hecho sentir. Aparte del General Francisco Rosas y su amada Julia, tampoco he mencionado a ninguno de sus personajes. Simplemente porque tendría que mencionarlos a todos. Todos son inolvidables y dignos de mención.

Una obra altamente recomendable y una autora que merece ser leída y reconocida.
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giaronson
 09 January 2023
En el 2020 leí esta tremendísima, increíble, impresionante novela que me debía hace tiempo.
Con el cuerpo y la conciencia atravesados.
Sé muy poco de historia mexicana y también de la vida de Elena Garro. Está considerada algo así como escritora maldita: dicen que acusó de entregadores de los jóvenes asesinados en la masacre de Tlatelolco a intelectuales mexicanos contemporáneos a ella. Y que fue aliada del PRI.
En uno de los programas que vi sobre Elena Garro, una estudiosa de su vida y su obra dice que para saber qué ideología tenía realmente basta con leerla. Me pregunto si es suficiente, ahí tenemos vida y obra tantos autores que demuestran la incongruencia.
Ojalá Elena Garro sea lo que leí en esta belleza de novela. Ojalá alguien, alguna vez, rompa la maldición sobre ella y me devuelva la confianza en que obra y autor pueden ser lo mismo
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JoseLuisOjar
 23 July 2022
Los Recuerdos del Porvenir es un libro que me ha encantado de principio a fin, me ha envuelto con sus páginas y me ha soltado hasta dejarme con los sentimientos a flor de piel.

Elena Garro da voz al pueblo de Ixtepec, quien es el narrador de este libro, y nos cuenta la historia de sus habitantes en un momento clave en el que el pueblo está gobernado por el sanguinario general Francisco Rosas.

A lo largo de la novela aparecen múltiples personajes variopintos, que van desde el mismo general, pasando por los vecinos del pueblo, de las familias pudientes del pueblo, como los Moncada; de la beata Dorotea, del forastero Felipe Hurtado, de la enigmática Julia, por mencionar algunos, dan cuenta de lo que es la vida en dicho pueblo.

Agrandes rasgos de esto trata el libro, pero la historia va mucho más allá de lo que yo les pudiese redactar en esta reseña, ya que no hay como sentir por uno mismo todo lo que la autora nos quiere transmitir a través de su narración.

Sin duda alguna uno de los eslabones más importantes y que hace única esta novela y que hace que uno como lector caiga rendido ante Los Recuerdos del Porvenir es la maravillosa pluma de Elena Garro, ya que su estilo narrativo le da alma y corazón a cada personaje, a cada escenario y nos envuelve en la trama de una manera tan cálida que nos hace querer devorar la historia.

Y sumémosle que hace un retrato formidable del marco histórico desde donde decide darle vida a su historia, ya que Los Recuerdos del Porvenir está situado en la Revolución mexicana y la Guerra Cristera, dándole así a la trama mucho más realismo.

Por ello les recomiendo ampliamente este libro, porque es de esos libros que se quedarán contigo por mucho, mucho tiempo, porque Elena Garro te muerde el alma, te estruja el corazón y te acaricia la piel.

PD: Mi más sincero agradecimiento para mi amiga Marenpergamino, ya que ella me recomendó y motivó para que leyese esta gran historia. ¡GRACIAS MAREN!
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canino_68
 17 July 2022
Magnífica y espectacular novela.

No sé, ni entiendo mucho, si pertenece al realismo mágico, al boom latinoamericano, o sí es precursora de García Márquez, o sucesora de Juan Rulfo, entiendo que es Elena Garro una autora por sí misma, sin necesidad de comparaciónes, y esta obra una ficción propia de su tiempo, entiéndase éste por la disputa de los territorios sudamericanos desde principios del siglo XX, y hasta bien entrado los años setenta, por equilibrar su naturaleza, territorio, indígenas, y costumbres, con tomar las riendas de su propio destino y librarse de la subyugación de sus terratenientes.

Desde la base de la revolución mexicana, el abuso militar, la ocupación y distribución de tierras, la historia del pueblo de Ixtepec contada por ÉL mismo en un relato circular, escrito de forma magistral, con un vocabulario y metáforas inmenso, en ocasiones difícil de entender por su complejidad, nos va desgranando la autora un entramado de racismo, abusos, injusticias, en el que el mundo femenino violentado y despreciado tiene un papel fundamental, sobretodo con que profundidad consigue plasmar los tipos de relaciones amorosas y personales en ese contexto de brutalidad y de incultura tan marcado por el clima y el aislamiento, y que obliga al narrador omnisciente a anular el tiempo y el espacio para que veamos lo que está pasando con la perspectiva "de los recuerdos del porvenir" .

Cuesta entrar en su lectura, pero cuando aceptamos el reto, pasamos de complejidades políticas, de esquemas (que algunos tuvimos que hacernos), y nos dejamos llevar por su magnífica retórica, ya es un no parar hasta el desenlace final.

Una sorpresa de lectura, compleja, profunda, inteligentísima, muy placentera, y que adquiere otra dimensión cuando se lee con @marenpergamino, a la que agradecezco su compañía lectora.
Una novela con múltiples matices, y mil detalles a destacar, y que mi capacidad para reseñar no da para hacerle justicia.

Recomendable 100%

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entresomnis
 19 March 2022
Elena Garro, precursora del realismo mágico, fue ignorada y censurada durante muchos años y ésta, su primera novela, podemos tenerla en nuestras manos gracias a su hija que la salvó del fuego.
En ella se cuenta la historia de Ixpetec, un pueblo asediado por los militares en los albores de la Guerra Cristera en México. Se trata de un pueblo nacido de su imaginación, igual que lo fue Macondo para García Márquez o Comala en Pedro Páramo. Pero aquí es el pueblo quien nos narra su memoria y nos habla en primera persona, pero no de manera individual sino con el sentir de una comunidad, encarna el sufrimiento de un pueblo. Ahí todos son uno sufriendo la violencia y los asesinatos, pasan miedo ante las injusticias sociales y políticas, sienten que están atrapados, paralizados, no encuentran salida a la situación. Los militares gobernados por el caudillo Francisco Rosas ejercen la represión de sus gentes y en especial de los indígenas, los intimidan y humillan colgando los cadáveres en los árboles. Su abuso de poder no tiene fin. Pero las que lo sufren doblemente son las mujeres por su condición de género. Con violencia doméstica, feminicidios y violaciones las someten a su voluntad. Aunque se trate de un pueblo organizado por mujeres que se resisten a sucumbir ante ellos.
Pero para Francisco Rosas las cosas tampoco son fáciles. Vive atormentado por un amor no correspondido que le provoca celos enfermizos. Su frustración la descarga contra el pueblo, que sale perjudicado en cada crisis amorosa.
Lo más sorprendente en esta novela es el estilo lírico con el que está escrita, la belleza de las palabras, los párrafos dignos de enmarcar en la descripción de tanto horror y tanta fealdad.
Todo el libro es una metáfora sobre la circularidad del tiempo entendiendo los recuerdos del porvenir como la memoria histórica que se repetirá en el futuro. La forma como juega con el tiempo rompiendo el eje cronológico, sintiendo su paso de forma diferente para cada uno y parándolo como si de un encantamiento se tratara, hacen de esta novela una obra de arte.
Para los amantes del realismo mágico encontrarán aquí una obra sublime, magnífica en su estilo y en su contenido. Y por si fuera poco, un final épico, a la altura de esta genialidad. Una lástima que esta autora no sea más conocida, reconocida y leída.
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