El gran Gatsby - Edición Crítica

En esta ocasión debo estar muy agradecida a Masa Crítica por brindarme la oportunidad de conocer (en toda la extensión de la palabra puesto que tampoco había visto ninguna de las adaptaciones cinematográficas) un clásico que me ha parecido incluso trascendental en su lectura más profunda. En la maravillosa edición crítica de Ediciones Cátedra debo señalar la presencia de un extenso prólogo explicativo a cargo de Juan Ignacio Guijarro González que nos pone la obra en contexto aclarándonos datos sobre Francis Scott Fitzgerald (el autor), sus circunstancias, el panorama cultural de 1925 (año de publicación de la novela), temas presentes en ella, adaptaciones, repercusión, etc. Además de ello nos ofrece una versión anotada con valiosas notas a pie de página que nos aclaran datos que pudieran pasarse por alto en una lectura rápida; todo ello documentado con una prolija bibliografía.

En cuanto a la obra de Fitzgerald en sí, se pueden mencionar todos los temas recurrentes y más llamativos que aparecen y que han sido expuestos en numerosas ocasiones. En primer lugar por supuesto se debe mencionar la ambientación en unos años en los que imperaba la Ley Seca en EEUU (aunque curiosamente los personajes del libro rara vez aparecen sin una copa, o el deseo explícito de una) y toda la proliferación de mafias en torno al negocio ilegal del alcohol y los locales clandestinos. Además contamos con unos protagonistas enigmáticos (el autor apenas da unas pinceladas acerca de cada uno de ellos, incluido el propio Jay Gatsby y el narrador Nick Carraway) y de moral dudosa que encarnarán todo un juego de peligrosas infidelidades que actúan como hilo conductor de la trama.

Por otro lado, identificamos una serie de mitos o clichés americanos que dejan ver las contradicciones sobre las que se sustentan. El más importante de ellos quizás sea la del “sueño americano” y el hombre hecho a sí mismo. Si bien pudiera parecer que este ideal nace en los felices años 20 como contraposición a todos los ideales rancios del Viejo Continente, en la novela queda patente las limitaciones de este imaginario popular. Observamos cómo en todo momento existe una importante contraposición entre las nuevas élites acomodadas en el West Egg y aquellas de rancio abolengo con residencia en el East Egg (una clara alusión, por otro lado, a esa dualidad este-oeste tan presente en el panorama estadounidense a nivel mucho más general); y una evidente necesidad de aceptación de las nuevas por parte de las preexistentes que no llegará a conseguir Gatsby. No obstante, y a pesar de todos estos mitos más puramente estadounidenses, el autor consigue crear un personaje con el que cualquier persona podría identificarse al menos a grandes rasgos.

Sin embargo, quisiera finalizar señalando que para mi el tema más significativo de la novela y que también es de carácter general, tiene que ver con el tiempo y el tratamiento del pasado individual. No es fortuito que se haga alusión al tiempo de tantas maneras diferentes a lo largo de la novela y es que considero que es ahí donde reside el significado más profundo del libro. Nos encontramos con un personaje que construye su futuro en base a una idea de su pasado, en base a algo que considera inmutable y recuperable, y avanza (como dice la ilustre frase final de la novela) hacia ese pasado que pretende alcanzar. En el momento en que esos frágiles cimientos se tambalean, cuando es consciente de que el pasado (al menos tal y como se dio en un momento concreto) es irrecuperable, poco le importa la obra de ingeniería que ha construido sobre esa base. No quisiera dejar de señalar que el gran Francis Scott Fitzgerald me ha invitado a la reflexión sobre este asunto en concreto y, usando sus propias palabras, pese a lo que dijeran los críticos del momento, “usted vale más que todos ellos juntos”.

Nick Caraway se muda a las afueras de Nueva York para trabajar en bolsa. A penas tiene conocidos allí, mas que una prima lejana, Daisy Buchanam, y su marido Tom, con el que coincidió en la universidad. En casa de estos, conoce a Jordan Baker, una exitosa golfista. Con ella asistirá a una de las fiestas que organiza todas las semanas su misterioso vecino: Jay Gastby. A partir de ahí, Nick será testigo de los líos, intrigas y dramas en los que los demás personajes estarán envueltos.

Bajo la aparente sencillez de una historia con tintes melodramáticos, se esconde una obra de gran complejidad y simbolismo. Fitzgerald plasma la sociedad de una época en pocas páginas. Asistimos a los años 20 de EEUU en todo su esplendor: sus fiestas, su despreocupación, el alcohol, su decadencia, sus problemas y, sin duda, sus contrastes. El oeste y el este se contraponen en lugares de inicio y esperanza, mostrando a Nueva York como la panacea del sueño americano: el lugar donde cumplir tus ilusiones. Asimismo, muestra la riqueza desde dos perspectivas: la nueva y la vieja; donde la primera se ve estridente pero ingenua y la segunda es la elegancia sin escrúpulos.

Sus personajes son complejos y, sobre todo, poco fiables. Incluso Nick, el narrador, nos da una visión sesgada de la historia, donde su percepción juega con el lector. Gatsby tiene un dudoso pasado que no será fácil de descubrir. Los personajes femeninos no son tan inocentes como en un primer momento aparentan ser. Tal vez a Tom si se le cale en un primer momento: no hay sutileza en su simpleza y brutalidad.

El amor idealizado, las infidelidades, las esperanzas truncadas son temas esenciales en la novela, que la dotan de aspectos románticos que la hacen entretenida e intensa. Por otro lado, la prosa de Fitzgerald es lírica, dejándonos unas frases bellísimas, pero también es irónica e ingeniosa, dándole un tono más accesible y, a veces, incluso divertido.
En general me ha gustado mucho, pero no me ha terminado de llegar (no sabría deciros exactamente el por qué). Me parece un clásico bastante recomendable, que se lee bastante bien, aunque tenga bastante profundidad.

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Uno de mis propósitos este año lector es leer más clásicos, y no dudé cuando vi esta edición de “El gran Gatsby”. Un libro cortito que destripa a la sociedad rica americana de los años 20: fiestas, lujo y alcohol…pero que esconde, irremediablemente, una crítica social y que trata temas más universales y atemporales como el amor, el deseo, la verdadera amistad, los celos o las esperanzas.

Me ha sorprendido, la verdad. Pensaba que esta obra iba a girar entorno a las famosas fiestas (único imput que tenía de esta lectura) y no. Lo puede parecer en un inicio, pero hacia mitad de la novela, la cosa se pone más seria. Además, el hecho de que el narrador sea Nick, el vecino de Gatsby, me parece un gran acierto. El lenguaje y las descripciones hace que nos vayamos imaginando a cada uno de los personajes.

Al final se trata de conocer una historia desde el punto de vista de Nick, cercano a su vecino, y acercarnos a este personaje que empezó no teniendo dinero ni provecho, enamorándose de una chica hasta niveles enfermizos y ostentando una nueva vida…aunque de puertas adentro la soledad siempre gana a las lujuriosas noches en la gran mansión.

Lo siento Scottie, pero tu pluma no es para mí. El Gran Gatsby y toda su ostentosidad no han conseguido calarme como esperaba. 

☞ ¿Mi principal problema? El de siempre. Los personajes. Son mi némesis, como no me gusten, se me hace cuesta arriba la lectura y en este caso eran todos tan sumamente insoportables que me sentía como una madre mirando avergonzada a unos hijos que se estaban pasando de la raya. Mi sensación, en general, era la de estar ante unos actores muy sobreactuados de culebrón que actuaban sin ton ni son y cuyo comportamiento no tenía relevancia para la historia.

☞ El estilo de F. Scott Fitzgerald no es para mí. La narración me pareció caótica e insustancial, con muchos datos que no aportaban nada a la trama y que consiguieron aburrirme soberanamente. Los únicos momentos reseñables del libro estaban al final, condensados en unos momentos fugaces que no consiguieron arreglar la impresión que había dejado el libro hasta ese momento.

☞ Siendo justa, tengo que reconocer que el misterio inicial de Gatsby está bien construido, pero para mi gusto se desinfla muy rápido y de una forma muy simple.