Ya he perdido la cuenta de las novelas que he leído de esta autora y ahora que ya he probado con varios de sus géneros, puedo decir con conocimiento de causa aunque sin desmerecer el resto de sus géneros, que cuando más disfruto de su narración es cuando me transporta a otras épocas para contarme historias preciosas como esta. Ya os he hablado en otras ocasiones de lo mucho que me gusta cómo escribe Mariah Evans, y que muchos de sus personajes se han quedado en mi corazoncito de lectora fiel, sobre todo si hablamos de sus personajes masculinos que, en mi opinión, casi siempre se caracterizan por llevar el peso del protagonismo. Sorprendentemente, este no ha sido el caso y creo que esta novela se quedará en mi memoria por lo entretenida y apasionante que es, pero no por sus personajes. Aunque no adelanto más acontecimientos y voy por partes. En Lágrimas de Arena viajamos hasta el centro inexplorado de Asia, con una Ruta de la Seda incipiente y los colonos ingleses del siglo XVII van intentando hacerse camino en nuevos puntos de comercio para el Imperio de su Majestad. Fynes Chapman y su hija Katherine parten hacia allí al servicio de la Reina como embajadores para empezar a comerciar con telas. El viaje es peligroso y a Fynes no le hace ninguna gracia que su joven hija le acompañe, pero ante la perspectiva de no volverle a ver y encontrarse sola en el mundo, Katherine es una cabezota y no le da opción: va a ir y punto. Y si su padre no ha podido convencerla, tampoco va a poder el estricto jefe de su expedición, Arthur Wyatt, encargado de su seguridad y de que lleguen sanos y salvos a su destino en el Imperio Mogol, atravesando la India y parte de China. Aquí comienza una aventura con muchos peligros, tanto de la propia naturaleza como por la convulsa situación política que hay en la zona, con emboscadas en los caminos, las fronteras difusas y la propia cultura india, que no es que sea muy agradable para una mujer (si no lo es ahora, imaginaos entonces). Algo de lo que adolece esta novela es que nos cuenta una historia bastante “conocida”, que hemos visto miles de veces tanto en los libros como en las películas. Aunque no lo comento como una desventaja, porque algo tendrá esta fórmula que nos sigue enganchando aunque sólo cambien los protagonistas, ya que Lágrimas de Arena es lo que viene siendo una historia al estilo de El último mohicano o Memorias de África, en las que el protagonista aventurero acaba encandilando a la jovencita de ciudad que se embarca en un mundo inexplorado y regido por sus propias normas hasta que empieza a conocerlas a través de los ojos de él. Partiendo de esta premisa, la autora ha creado un dúo de personajes principales, Katherine y Arthur, que como os habréis imaginado, se conocerán, discutirán, se aguantarán, se conocerán mejor… y lo típico, como os digo. Siendo sincera, ni Katherine ni Arthur tienen nada de especial que me haya hecho sentirlos como personajes inolvidables porque considero que esta es más bien una novela de aventuras en la que el romance tiene un papel importante. Katherine es la típica jovencita amable, buena persona y querida por su adorable padre, pero que no tiene a nadie más (muy de princesa Disney, vaya). Su evolución es patente a lo largo del libro aunque poco marcada, ya que he visto intentos de ser una mujer valiente, decidida y con un carácter fuerte pero a veces pecaba de sobreactuación. Desde luego no es el prototipo de protagonista que a mí me gusta, pero reconozco que su construcción es buena, porque desde los primeros capítulos hay una flashbacks en los que vamos conociendo su historia personal desde hace unos meses antes de embarcarse en ese peligroso viaje y podemos ver de forma muy nítida la tierna relación que tiene con su padre Fynes, una de los mejores aspectos que tiene la novela. Por su parte, el coronel Arthur Wyatt es un tipo que ha sufrido lo suyo en el amor y en la guerra y que ha encontrado la paz en la India, pese a su carácter estricto y a veces demasiado sobreprotector que tan nerviosita me pone cuando leo. Su historia personal también es muy emotiva y es una base solida para explicar su forma de ser hacia Katherine. Ojo, no os penséis cosas raras que no tiene nada que ver con un comportamiento machista pero sí que va de “machote”, porque a veces la trata como si fuera una desvalida inútil que no puede viajar por la selva porque sus piernas de mujer no lo resistirán o algo así. Todo ello contextualizado como debe ser porque no había mujeres en los grupos de expedicionarios en las colonias hace 5 siglos, obviamente. Respecto a la ambientación, nos encontramos con un trabajo bastante envolvente pot la amplia amplia variedad de descripciones. He leído tan poquito acerca de esta parte del mundo, que he disfrutado muchísimo con cada detalle que ha añadido Mariah Evans, desde el vestuario hindú, las costumbres familiares o de matrimonio, el protocolo en los exóticos palacios, el funcionamiento de los harenes de mujeres, hasta la política de la época y las relaciones comerciales entre los distintos implicados por la zona. Como apenas sé nada ni de este siglo ni de estos imperios, todo me parece poco. Sin embargo, sí que he notado que a veces se introducían párrafos enteros con muchos datos históricos que en realidad podrían haberse omitido o haberse introducido de cualquier otra manera porque al final la sensación era como estar leyendo la Wikipedia. No son muchos, es verdad, pero sí que agradezco más cuando son los propios personajes los que me cuentan esos datos a colación de algo que esté sucediendo porque si este recurso no se trata con cuidado, este tipo contexto histórico queda un poco artificial. Por suerte como os digo, son pocas las ocasiones en que tenemos este tipo de párrafos y el resto del libro fluye sólo entre peligros, escaramuzas, conversaciones culturales y de costumbres, y ese pequeña llamita del amor en tierras lejanas. En definitiva, al final resulta ser una historia preciosa sobre una aventura en una tierra inhóspita y poco explorada en la literatura, con un ambiente exótico en el que se desarrolla una bonita historia de amor. Si no conocéis a esta autora por alguna de sus (variadas) novelas, este libro puede ser un buen contacto porque la narración es muy fluida y el grosor del libro engaña. Se lee muy rápido, continuamente les están pasando cosas durante sus viajes y siempre tienen que estar saliendo de algún peligro o evitando algún contratiempo. Resumiendo, lo que cualquiera calificaría de una aventura muy entretenida aunque no se sea asidu@ al género romántico o histórico. Enlace: http://enmitiempolibro.blogs.. + Leer más |