Las cosas que perdimos en el fuego

Hoy vengo a hablar de ‘Las cosas que perdimos en el fuego' de Mariana Enríquez (@marianaenriquez1973), editado por @anagramaeditor. A pesar de la estética naïf y dulce de la foto, este libro esconde todo lo contrario. En él podemos encontrar un total de 12 cuentos de terror y, cuando digo terror, hablo del de verdad, del que da mal rollo y te produce un escalofrío. No son las clásicas historias de vampiros y hombres del saco, sino de la clase de terror cotidiano que puede estar en cualquier parte, desde la casa de tu vecino hasta tu propia clase de instituto. Pero, ¿son simples historias de terror? La particularidad de Mariana Enríquez es que no lo son. Detrás de cada relato hay una crítica al clasismo y el machismo que siguen campando a sus anchas por Argentina.
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Siempre me acerco con respeto a los libros de relatos por si no logro engancharme a la historia en tan pocas páginas, pero este en particular me ha atrapado. Mis favoritos, aunque he disfrutado con casi todos, han sido ‘La casa de Adela', ‘Fin de curso' y ‘Las cosas que perdimos en el fuego'. Y es que el estilo de la autora tiene algo atrapante, capaz de crear una atmósfera lúgubre e inquietante de la que no puedes salir una vez que empiezas a leer. Eso sí, aviso para navegantas, Enríquez también disfruta mucho con los finales abiertos a la duda y la reflexión, así que no esperéis encontrar respuestas en ellos.
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Estos cuentos me han abierto el apetito del género de terror y de seguir conociendo las obras de esta artista argentina a la que espero volver a leer muy pronto.

Con Mariana Enriquez me pasó algo que no suele suceder muchas veces, tuve lo que yo llamo EL PÁLPITO. No sé muy bien cómo definirlo, pero puedo resumirlo diciendo que con algunos autores y autoras experimento una especie de sensación que me dice (incluso sin haber leído nada de ellxs aún) que voy a amar sus libros. Me pasó con Zafón, King, Miguel Gané, Beta y, ahora, con Mariana... afortunadamente ninguno de estos casos fue una falsa alarma 🤩
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"Las cosas que perdimos en el fuego" reúne una serie de cuentos de terror que no se asemejan en nada a lo que leí hasta ahora dentro de ese género, y es precisamente eso, lo que hace diferentes a estas historias, lo que más me gusta del libro.
Los cuentos de Mariana transcurren en las calles de Buenos Aires; nos transportan a algún paraje del norte de Argentina, recorren las villas, las estaciones de subte, los edificios abandonados. Sacan a la luz distintos fantasmas locales, leyendas de nuestra tierra; magia negra, sacrificios. Atraviesan distintas épocas de nuestra historia, llegando hasta la actualidad más cruda. Reflejan nuestras costumbres y, lo que más me gusta de todo, están contados con nuestra voz. Leyendo a esta autora, de algún modo sentí como si, para ella, escribir fuera como respirar. No hay nada forzado o impostado. Es como si fuera construyendo cada relato en base a lo que absorbe del entorno mientras combina todo con el horror, el miedo, por momentos hasta con fantasía... y qué maravilla. Las descripciones que hace son precisas, certeras, tanto del entorno como de los personajes, y te llevan a experimentar un abanico de emociones tan variado como alucinante.
Quiero ponerme la camiseta argentina porque me pone muy feliz que este libro esté publicado de esta manera, sin límites. A Mariana Enriquez se la publica sin imponerle el neutro, sin exigirle que sus relatos nos transporten a la otra punta del planeta. Se la acerca al lector en toda su crudeza, y ella escribe desde las entrañas de una Argentina que por momentos asusta tanto como enamora.
No importa cómo cuentes las historias, lo importante es que sepas contarlas.
Corran a leer a esta autora que es nuestra y es maravillosa 💖

"...a nosotras las mujeres siempre nos quemaron, ¡que nos quemaron durante cuatro siglos!" Yo agregaría que lo siguen haciendo a través de formas más sofisticadas... O no tanto.

Este libro se compone de doce relatos del género terror 'cotidiano'. Enríquez toma elementos de las historias de todos los días y las revuelve en su imaginario para crear a mujeres que transitan por el infinito camino de las drogas, se detiene en los transtornos alimenticios para ahondar en la psiquis salvaje y tan humana, excedida de información que buscando aire en el interior se topa con una prolongación de la miseria y el desamparo ¿Acaso no es un reflejo de nuestras almas? Agrega sus toques fantásticos sin quitar e incluso agudizando el sabor amargo.

Mis favoritos fueron: 1. El chico sucio. 2. La casa de Adela. 3. Las cosas que perdimos en el fuego.

Me pareció una recompilación excelente e interesante de leer, muy argentina, con aplicación internacional.

Mientras pasaba las páginas de "Las cosas que perdimos en el fuego" no podía quitarme de la cabeza que ya la había leído. Decidí investigar y resulta que parte de la inspiración es el femicidio de Wanda Taddei en 2010. Es posible que se hayan despertado recuerdos de la noticia.

En fin, podría darse un discurso feminista o realizarse un análisis profundo de las críticas sociales que realiza la autora durante toda su obra, no obstante prefiero culminar con el slogan conocido de la tercera ola "Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar". Sepan que el fuego no se apagó, incluso se reavivó y se viralizó en la última década, nuestras lágrimas no lo apagarán pero si alzamos las voces por las de ayer, hoy y mañana mengue, y tal vez un día la justicia y la igualdad se conviertan en hechos y no en palabras insertas en textos o pancartas.

Este libro es excelente y perturbador. Nunca fui fan del terror, pero esta antología trasciende al género. La narrativa de Mariana Enriquez es absolutamente magistral. Su manejo del suspenso, la tensión y el terror es alucinante. Pocas veces me impactó tanto una lectura, y no niego ni afirmo haber dudado por un momento de apagar la luz después de leer uno de los cuentos por la noche.

Lo real y lo cotidiano se palpan de una forma muy cercana en estos cuentos. La pobreza, la marginalidad, el abandono, la política, la violencia general, la desidia, las drogas, las adicciones, las enfermedades mentales, los asesinatos, la violencia de género están presentes en estas historias; pero hallan también la forma de tornar un giro hacia lo sobrenatural, o al menos hacia un límite donde surge la duda. Aparecen casas embrujadas, espectros, rituales, sacrificios que se mezclan con pesadillas y alucinaciones. Sonará absurdo, pero es difícil no tensionarse por el siniestro horror creado por la autora.

Los distintos relatos lograron ponerme los pelos de punta, estremecerme hasta lo más hondo, inquietarme, generarme impotencia y alivio, paralizarme y abrir los ojos de terror e impresión. Esta es una lectura que impacta. Asimismo, leerla a Mariana Enriquez por momentos me renovó con frescura. Qué placer es leer autoras que no tienen miedo de decir ciertas cosas, de generar denuncias y de exponer las violencias que vivimos las mujeres.

No es de las lecturas que más he disfrutado últimamente y creo que es porque se me quedaban un poco cortos los relatos. Como si me faltara algo.

Eso sí, seguro que leeré
"Nuestra parte de la noche" porque, aunque los relatos se me hayan quedado cortos, el estilo me ha gustado y creo que en novela va a dar mucho de sí.

Mis preferidos... "La casa de Adela", "El patio del vecino" y "Las cosas que perdimos en el fuego".

📚 Leer a Mariana Enriquez fue un placer enorme. No conocía a la escritora aún, y tenía curiosidad sobre qué me iba a encontrar en este libro.
Los cuentos que se presentan en el libro tienen un denominador común: todos parten de lugares y situaciones cotidianas para luego introducir lo tenebroso, el horror, que juega a ser un elemento raro, maravilloso, extraño, en el relato, pero también es eso que surje donde parece que "no pasa nada", pero termina pasando todo.
👉 Con un protagonismo muy fuerte de los personajes femeninos, los relatos van desde casas abandonadas, adolescentes con comportamientos extraños, niños terroríficos, magia negra, supersticiones, cultos y rituales populares, leyendas urbanas...
Hacia el final de muchos de los cuentos es necesario volver y releer, porque la duda acerca de lo que ocurrió siempre está. Se vacila constantemente entra la realidad, la ilusión, la imaginación, los sueños, la locura... Pero, como le ocurre a los personajes, el lector presiente que allí ocurrió eso inquietante que sospecha, aunque finalmente queda la duda (lo que hace que todo sea más tenebroso aún).

Es el primer libro de Mariana Enríquez que leo y me ha parecido una maravilla.
Hablar de género (literario) creo que es complejo. No soy experta en literatura ni filóloga, soy lectora desde hace tiempo y creo que no se puede cuadrar esta lectura en el género de terror.
Son lecturas terroríficas; habla de cuestiones que nos apelan como seres humanos.
Marca los bordes, los límites de la humanidad de todos. Nos para frente al miedo, la violencia (verbal, física y simbólica). Da cuenta también de la fantasía que habita en todos nosotros y de cómo la soledad puede derivar en problema de salud mental.
Aborda momentos históricos y espacios complejos. Todos los relatos transcurren en Argentina, de donde la autora es originaria. Están ambientados en distintos escenarios y, si bien no hay una línea explicita que los conecte, en todos se aborda una temática común. Sobrevuela una sensación común en todos. Esa incomodidad que plasma aquello que queremos olvidar por incómodo.
Todos en algún momento nos hicimos las preguntas que se hace Enriquez en los cuentos.
Los planteamientos desde una mirada femenina, desde un lugar de vulnerabilidad son muy pertinentes.
Es Argentina, pero podría ser cualquier lugar donde estos problemas ocurren. El folklore local le da un condimento interesante. Como compatriota me identifico, entiendo una dinámica subterránea. Comprendo unos códigos y decires que son muy nuestros pero que en el todo van más allá dejando un mensaje de denuncia, de reclamo por la igualdad, por el bienestar y porque en este mundo tan veloz e individualista las cosas tienen otro tenor.
La descripción de los lugares es exquisita, la prosa de Mariana es dura, cruda, sin firuletes.

Este libro no es una lectura pasajera. No es un libro de relatos de terror. Diría que es casi un libro de historia que nos plantea unas problemáticas del mundo en el que vivimos.

Los relatos que más me gustaron:
El chico sucio.
Pablito clavó un clavito: una evocación al petiso orejudo.
Bajo el agua negra.
Las cosas que perdimos en el fuego.


Enlace: https://www.labibliotecadema..

Los relatos que nos plantea Mariana en este título están basados aunque sea de manera parcial en hechos reales, lo cual nos plantea realidades sobre las que reflexionar altamente incómodas, su manera de escribir nos sumerge rápido en la lectura aunque nos encontramos después con que a pesar de la brevedad son relatos con profundidad y que dan lugar a veces a varias interpretaciones. En algunos he sufrido, otros me han gustado por los temas tratados y algunos como en todos los libros de relatos me han interesado un poco menos pero en general me ha parecido un buen acercamiento a la escritura de Mariana. Como punto común entre ellos me ha gustado mucho visibilización y denuncia a la violencia contra las mujeres.

Lo que saco en claro de esta lectura es que los relatos no son lo mío. Disfruto de algunos, especialmente de terror, pero siempre y cuando me provoquen alguna emoción intensa. En el caso de este libro, finalmente, si he encontrado algunos que me han llegado a perturbar, pero en general me ha sido bastante indiferente.

El estilo de la autora si me ha gustado, es directo y fluido. Y también me parece interesante que con la mayoría de los relatos se presenten problemas sociales muchas veces invisibilizados. El problema es que muchos de ellos no se tratan más allá de la mención, comprendo que es cosa del formato, pero, sin profundizar en nada, a mi todo se me queda cojo y me deja fría.

Entiendo por qué se clasifican como relatos de terror, sin embargo, siendo uno de mis géneros favoritos, no diría que cumplen con lo que yo espero del terror, salvo dos o tres de ellos.

Interesantísima lectura. En Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enríquez nos presenta 11 cuentos, a cual más terrorífico. Me gustaron todos. Algunos más que otros, lo normal en un libro de relatos. Pero curiosamente, lo más crudos, y que me pusieron los pelos de punta, fueron los más realistas. Los que no incluían situaciones paranormales. En los que la ficción, podía ser superada por la realidad. En especial el último relato, el que da nombre al título, me ha dejado muy impactado. Aún no sé como sentirlo. Increíble la capacidad inventora y escritora de Mariana. Conseguía crear un aura perfectamente terrorífica y de pronto cambiar a otra historia y, en nada, crear otra completamente distinta, pero igualmente escalofriante.
Si tuviera que ponerle un pero, es que algunos relatos me dejaban con ganas de más, y les sentía un final algo brusco. Sin embargo, pretendo leer más de la autora.