Lo que el fuego no destruye, lo endurece
Las cosas que perdimos en el fuego es una colección de 12 cuentos en los que la atmósfera inquietante se vuelve cada vez más real al estar sustentada en la cotidianidad del día a día.
En cada cuento leemos sobre realidades más oscuras, sobre violencias que se transforman en cuentos para no dormir.
La narración es sencilla, con un lenguaje claro que nos acerca a sus personajes de una manera única, ya que es a través de sus ojos donde somos testigos del miedo, e incluso hay momentos en los que compartimos su angustia.
No todos concluyen de la forma en la que nos gustaría, ya que como lectores nos gusta llegar al final del asunto, pero lo sobrenatural, no siempre tiene una explicación clara, lo podemos creer o no. Todo depende de nosotros mismos.
Eso sí, si pensamos encontrar cuentos de terror, tal y como entendemos el género, puede que nos llevemos una decepción, ya que el miedo que evoca
Mariana Enríquez, se apoya en todo lo que no queremos ver.
¿Qué es lo que más me ha gustado del libro?
El llevar el miedo a lo cotidiano, a situaciones en las que la realidad supera a la ficción.
La forma en la crea la atmósfera y nos mantiene en vilo en cada relato.
La fuerza de lo que cuenta, ya que hace uso del fin original de los cuentos: historias que nuestra mente escucha. Una narración que nos ayuda a comprender lo que vivimos día a día.
¿Cuál ha sido mi relato favorito?
Las cosas que perdimos en el fuego. Simplemente magistral.
La casa de Adela. El más sobrenatural de todos.
El patio del vecino. La angustia que he sentido al final.
¿Leeré más de la autora?
Mil veces sí. Mi descubrimiento de este año.