La gente triste no tiene mirada
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La gente triste no tiene mirada
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Él disfrutaba con sus mentiras. A ella le gustaba el desafío.
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Primero se ponía impaciente y después demasiado comprensivo, tranquilizador; en un rato, Miguel iba a hacer lo que ella más odiaba: la iba a tratar de loca.
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Mi corazón latía tan fuerte que me dejaba sorda.
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"La chica, que era de nuestra edad y tenía el pelo atado en una cola de caballo, lo miró como una bruja, como una asesina, como si tuviera poderes. El chofer la dejó bajar y ella corrió hacia los árboles; desapareció en una nube de tierra cuando el ómnibus volvió a arrancar." (Los años intoxicados. Pág.53).
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¿Sabés qué es lo mejor de los japoneses? Que clasifican fantasmas.
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A mi marido no le gustaba Natalia. No le parecía atractiva físicamente, lo que era casi una locura de su parte: yo nunca había visto una mujer tan hermosa como ella. Pero, además, él la despreciaba porque Natalia tiraba las cartas, sabía de remedios caseros y, sobre todo, se comunicaba con espíritus.
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Hace años que Lala decidió ser mujer y brasileña, pero había nacido varón y uruguayo.
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Porque había estado deprimida, como tanta gente, porque tomaba medicación -en dosis muy bajas-, Miguel creía que estaba enferma.
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-Las quemas las hacen los hombres, chiquita. Siempre nos quemaron. Ahora nos quemamos nosotras. Pero no nos vamos a morir: vamos a mostrar nuestras cicatrices.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.