¡La cosa es vivir, vivir, vivir! ¡Vivir, sea como fuere, pero vivir! ... ¡Qué verdad tan grande! ¡Señor, qué verdad! ¡El hombre es cobarde!... Y cobarde quien por eso le llama cobarde
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¡La cosa es vivir, vivir, vivir! ¡Vivir, sea como fuere, pero vivir! ... ¡Qué verdad tan grande! ¡Señor, qué verdad! ¡El hombre es cobarde!... Y cobarde quien por eso le llama cobarde
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Pero cierta abstracción? Algo asi como hasta ensimismamiento, empezó luego a apoderarse de él; a ratos parecía olvidarse de todo, o, mejor dicho, se llvidaba de lo principal, para fijarse solo en nimiedades.
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Cuando la inteligencia falla, el diablo la sustituye
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¿No quedaría borrado un solo crimen, insignificante, con millares de buenas acciones? ... ¡Por una vida ..., mil vidas salvadas de la miseria y la ruina! Una muerte, y cien vidas, en cambio
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Ni en las reuniones generales, ni en las discusiones, ni en los recreos, no en cosa alguna tomaba él parte. Estudiaba con ahínco, sin dolorse de sí mismo, y por esto lo respetaban, pero sin profesarle afecto. Era muy pobre, en extremo poseído de orgullo, y nada comunicativo; no parecía sino que ocultaba algún misterio.
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Sepa usted, señor, que a mí esos golpes no sólo no me causan dolor, sino que hasta suelen producirme placer... Porque sin ellos no podría yo pasarme. Es lo mejor. Que me dé una buena tunda, que se le desahogue el alma.
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Me alegro, porque en su imaginación ella se considera en cierto modo feliz en otro tiempo...
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En la pobreza conserva usted todavía la nobleza de sus sentimientos innatos; en la miseria ni hay ni ha habido nadie nunca que los conserve
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La primera palabra que le habían dirigido volvió súbitamente a experimentar su habitual sentimiento hostil e irritado ante toda comunicación con gente extraña que tocase o mostrase deseos de tocarle a su personalidad.
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Un sentimiento de repulsión infinita, que había empezado a agobiar y mortificar su corazón desde el momento en que se dirigió a ver a la vieja, alcanzaba ahora tales proporciones y tan a las claras se revelaba, que no sabía díbde refugiarse huyendo de si tristeza.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises