-Creo que es muy orgullosa. -¿Y qué más? -Y muy guapa. |
-Creo que es muy orgullosa. -¿Y qué más? -Y muy guapa. |
-Y ahora déjame que te vea jugar a las cartas con este muchacho. -¿Con este muchacho? ¡Pero si sólo es un vulgar labriego de lo más ordinario! -¿Y qué? Le puedes partir el corazón. |
Quiero diversión, pero no soporto ni a hombres ni a mujeres, así que juega.
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He pensado a menudo en lo poco que sabe la gente lo reservados que pueden llegar a ser los niños cuando viven aterrorizados. Da igual lo irracional que sea ese terror con tal de que se sienta como tal.
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La oportunidad no viene a buscarle a uno, sino que uno debe ir a buscarla.
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Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón.
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¡Ámala, ámala, ámala! Si te complace, ámala. Si te hiere, ámala. Aunque te rompa el corazón, y a medida que envejezca y se endurezca se te desgarrará más, ¡ámala, ámala, ámala!
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Yo te diré-dijo con el mismo susurro apremiante y apasionado- lo que es el verdadero amor. Es devoción ciega, humillación absoluta, total sumisión, fe y confianza contra uno mismo y el mundo entero, plena entrega del alma y el corazón al que te lo destroza….
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Su trama cuenta la historia de un hombre avaro y egoísta llamado: