Ruido de fondo

"Contemplaos a vosotros mismos, aquí encerrados Nos han sometido a cuarentena. Somos como los leprosos de la Edad Media. No nos permiten salir de aquí. Dejan alimentos al pie de la escalera y huyen de puntillas para ponerse a salvo. Estamos viviendo el momento más terrorífico de nuestras vidas. Todo aquello que amamos y por lo que hemos trabajado se encuentra seriamente amenazado".

Este año está siendo definitivo en lo que se refiere a mis lecturas porque he ido saliendo poco a poco de mi zona de confort y me he ido atreviendo (y tengo planeado seguir haciéndolo) con escritores que me causaban mucho respeto y que siempre iba aplazando por miedo a ser demasiado para mí. El caso es que está siendo el año en el que me he sumergido con autores considerados postmodernistas: Erickson, David Foster Wallace, Robert Coover y casi in planearlo, me lancé a por Don DeLillo y su Ruido de Fondo.

"También cree que nada puede pasarnos mientras en casa vivan criaturas que dependan de nosotros. Los niños representan una garantía de nuestra longevidad relativa. Estamos a salvo mientras los tengamos con nosotros. Cuando crezcan y se diseminen, sin embargo, quiere ser ella la primera en partir. Teme que yo muera inesperadamente, traicioneramente, huyendo en mitad de la noche. Es quedarse sola lo que teme".

Ruído de Fondo es una novela de 1985 pero podría perfectamente ser una novela de ahora mismo porque la forma en que DeLillo explora y analiza la degradación ambiental, el consumismo hiperacelerado, la angustia existencial por el hecho de tener que enfrentarse al día a día y sobre todo el eterno terror a la muerte, ese concepto todavía no aceptado/superado por el ser humano, por todo esto y más, la convierten en una novela casi atemporal.

La historia la narra Jack Gladney, un profesor de universidad en la cincuentena, que vive con su esposa y varios de sus hijos de diferentes matrimonios en la ciudad de Blacksmith, pequeña ciudad académica apacible y tranquila, pero la idílica vida doméstica se ve amenazada cuando la ciudad de Blacksmith es evacuada a consecuencia de un accidente industrial y a raíz de este incidente, un escape tóxica amenaza “ese nunca pasa nada” de Blacksmith. Los Gladney deben abandonar su hogar durante unos días y ponerse a salvo casi con lo puesto asi que por una vez en la vida sienten ese terror de verse sin casa y sin las comodidades de la sociedad del bienesar, con todo lo que eso conlleva.

"Esas cosas le ocurren a la gente pobre que viven las zonas desprotegidas. La sociedad está organizada de tal modo que son los pobres y los analfabetos quienes sufren el impacto principal de las catástrofes naturales y artificiales. Son los habitantes de las zonas deprimidas quienes sufren las inundaciones; son los que viven en chabolas quienes soportan los huracanes y los tornados. Yo soy catedrático..."

"¿Has visto alguna vez a un catedrático remando en un bote a lo largo de su propia calle cuando han salido inundaciones en televisión? Vivimos en un pueblo limpio y agradable situado cerca de una universidad de nombre pintoresco. Esas cosas no ocurren en lugares como Blacksmith."

"No sólo soy catedrático de universidad. Soy jefe de departamento. No me veo a mí mismo huyendo de un escape tóxico a la atmósfera. Eso es algo reservado a la gente que vive en remolques en las zonas más degradadas del condado, rodeadas de piscifactorías".

Es una novela que comienza magistralmente, y desde el primer momento, la prosa de DeLillo me enganchó. DeLillo aborda su historia con un estilo transparente, que fluye casi sin que el lector se dé cuenta y pasa por varios niveles. Es una novela que podría ser una sátira de la sociedad del bienestar, una comedia sobre la vida doméstica y familiar, incluso hay momentos en que puede parecer un thriller por la forma en que se va encadenando la historia a raíz de un misterio. Es quizás uno de los detalles que me más me han maravillado de esta novela porque lo que parece en un primer momento una sátira sobre la clase media alta americana a raíz del accidente industrial, DeLillo lo va reconvirtiendo en una especie de distopía que confluye en el protagonista enfrentado a si mismo, en toda una experiencia metafísica. Otra maravilla es como aborda DeLillo los diálogos familiares, una mezcla entre lo absurdo y la lucidez más absoluta, una lucidez que casi siempre viene de los hijos todavía niños, mientras los padres, tanto Jack como Babette aparecen perdidos y llenos de interrogantes.

Muchas de las escenas de la novela transcurren en supermercados y centros comerciales, que es justo el centro de la “cultura” hoy en día, lo era en 1985 cuando DeLillo publicó la novela y lo es mucho más ahora en pleno 2021. Los personajes de Ruído de Fondo pasean tanto en los exteriores de la universidad y de la urbanización donde viven, pero pasean también por esos supermercados con las estanterias repletas de marcas donde conversan y dialogan como si estuvieran en casa; DeLillo hace hincapié una y otra vez de hasta qué punto nos sentimos esclavizados por esta sociedad de consumo, cómo acaparamos cacharros y como acumulamos basura y lo hace desde el humor más soterrado.

"...la fenomenal plenitud sugerida por aquellas bolsas atiborradas, por su peso, su tamaño, su número, entre los familiares diseños del empaquetado y los llamativos letreros, los tamaños gigantes y los paquetes de oferta, entre la sensación de saciedad que experimentábamos la sensación de bienestar y la seguridad y satisfacción que aquellos productos proporcionaban al hogar cómodo hogar de nuestras almas..."

Para ser un libro que habla de la angustia vital, de la muerte y de cómo nos enfrentamos a los terrores ambientales, no resulta una lectura densa ni pesada, porque DeLillo aborda sus personajes con humor, con momentos en los cuales el lector no puede por menos que sonreirse y confieso que en momentos incluso patéticos y angustiosos, tuve que lanzar una carcajada, y se lo agradezco enormemente a este autor, que ya me ha encandilado.

"Corre, apalea la nieve, tapa las grietas de la bañera y de la pila juega a juegos de palabras con Wilder y por la noche, en la cama, lee en voz alta clásicos del erotismo.¿Qué hago yo? Retuerzo las bolsas de basura y las ato, nado algunos largos en la piscina del instituto. Cuando salgo a pasear los corredores callejeros me dan alcance inaudiblemente, aparecen junto a mí y me hacen brincar estúpidamente por el susto."
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El libro “Ruido de fondo” de Don DeLillo cuenta la historia de Jack Gladney, un profesor de universidad que dirige el departamento de estudios sobre Hitler. Además de su trabajo, Gladney vive con la mujer de su tercer matrimonio, Babette, y 4 hijos de matrimonios pasados de ambos: Heinreich, Denisse, Steffie y Wilder.

La trama del libro discurre entre las vivencias de una familia normal en la década de los 80 en Estados Unidos; entre charlas de cafetería de profesores de universidad, en las que se discuten temas de tipo existencial y filosófico; escapes de sustancias químicas, evacuaciones y cuarentenas; y un miedo a la muerte como ruido de fondo que da forma a la vida de Jack y Babette.

En medio del escape de una sustancia química, Jack se expone a la influencia de ésta mientras bajó en una gasolinera a llenar el tanque; de allí en adelante el libro presenta a un personaje preocupado por una muerte acechante y una gran posibilidad de morir antes que su esposa. Por el lado de Babette, las cosas tampoco son muy alentadoras, ella, aun antes del escape y la evacuación, ya tenía miedo a la muerte, y tenía miedo a morir antes que su esposo. Debido a este temor, había empezado a acudir a unas pruebas de un fármaco en desarrollo llamado Dylar, este medicamento supuestamente contrarrestaba los efectos del temor a la muerte y hacía que los pensamientos de miedo se callaran.

Sin embargo, el proceso de Babette para obtener el Dylar no fue el más adecuado , por lo que luego fue interrogada por su marido y esta le confesó que había hecho un pacto con el director de la farmacéutica para obtener el medicamento: a cambio de acostarse con él, este le daba algunos frascos de Dylar para calmar su temor a la muerte. Cuando conoció esa información, Jack empezó a fantasear con el director de la farmacéutica, a lo que Babette respondía diciendo que no le iba a dar más información, pues sabía en lo que podía terminar el asunto con el señor Gris, el director de la farmacéutica.

Con el asunto de la venganza y el deseo de conocer al señor Gris en mente; Jack empezó a hablar del tema con su colega Murray, quien era un profesor invitado en la universidad en la cual Jack dictaba clases. al hablar con Murray, éste le hizo una importante reflexión:

“En este mundo hay dos clases de personas. Los que matan y los que mueren. La mayoría de nosotros pertenecemos al último grupo. Carecemos de la disposición, la rabia o lo que sea que configura la condición del que mata. Dejamos que la muerte tenga lugar.” (P.381)

Luego de escuchar esta reflexión de Murray, Jack empezó a pensar cada vez más en su deseo de venganza, en la necesidad de restituir su honor ante un hombre que había hecho que su esposa lo engañara. Fue así como un día, armado con una pistola que le regaló su suegro y con información sobre la ubicación del señor Gris, que obtuvo de parte de una investigadora de la universidad que le ayudó a identificar el enigma del Dylar; Jack emprendió la búsqueda del señor Gris, decidido a convertirse en uno de los que matan.

Convencido de ser uno de los que matan en vez de los que mueren; Jack buscó el cuarto del hotel en el que se hospedaba el señor Gris. Allí habló con él y le hizo creer que era uno de los muchos que lo buscaban para pedirle dosis de Dylar. Luego de una charla larga en la cual el señor Gris hablaba del medicamento y lo que muchos habían hecho por el temor a la muerte, Jack le disparó en el estómago y luego le puso el arma en la mano para hacerlo parecer como un suicidio; pero el señor Gris en un momento de lucidez le disparó a Jack en la mano, dejándolo herido también. Después de recibir el disparo, Jack abandonó su estado de furia y su deseo de venganza, mientras el señor Gris quedaba inconsciente por la pérdida de sangre. En ese momento Jack decidió ayudar al señor Gris y lo llevó a un hospital cercano, en donde lo estabilizaron a él y al señor Gris.

El texto finaliza con Jack al lado de su esposa Babette, viviendo en una rutina normal, contemplando el atardecer y yendo al supermercado, con la muerte como ruido de fondo, pero en un volumen que ellos deciden no escuchar.

El libro es una mezcla agradable y profunda de temas cotidianos, pero que a la vez se tratan en privado. El miedo a la muerte, el protagonismo de la radio y la televisión, las relaciones de familia. El temor a la muerte juega un papel importante, pues es tratado desde diferentes ópticas: la enfermedad potencialmente mortal, el temor a morir antes que la pareja y experimentar la soledad, la felicidad que produce la ignorancia de la muerte en los niños, aquella necesidad de buscar refugio en personajes e ideologías para calmar el temor de la muerte. La obra de DeLillo se enmarca en una profunda reflexión mezclada con una crítica de la sociedad y los elementos que tienen mayor influencia en esta. El hecho de hablar del temor a la muerte en una sociedad norteamericana, basada en un estilo de vida despreocupado y lleno de excesos, crea una ruptura, un punto de inflexión que llama a hacer un alto e invita a pensar en todo aquello que dejamos pasar por vivir ocupados con situaciones banales o preocupaciones que nos alejan de lo importante. Por ello la muerte, el temor a ésta y el momento en que nos pueda llegar, se convierten en ese ruido de fondo que ignoramos a lo largo de nuestra existencia y que sólo empezamos a escuchar cuando la sentimos cerca o la vemos cuando visita a alguien cercano. de todas maneras, siempre será más fácil hacerse el sordo, que escuchar detenidamente la música, pues es mejor vivir sin esperar el día, a levantarse todos los días pensando que ese será el día. A fin de cuentas, tarde o temprano escucharemos la música a todo volumen y nos sumergiremos en su ruidosa melodía.
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Jack Gladney vive cómodamente en un pueblo universitario del norte de Estados Unidos, donde goza de una reputación intachable como experto en estudios hitlerianos de la Universidad de la Colina, aunque solo él sabe que su manejo del alemán es deficiente. Vive con su cuarta esposa y cuatro de los hijos precozmente inteligentes que ambos tuvieron en sus anteriores matrimonios. Esa existencia apacible de sedación consumista e información superficial provista por los medios entra en jaque cuando una pastilla misteriosa y una nube tóxica hacen que Jack cuestione los fundamentos de su vida y su matrimonio.

"Ruido de fondo" es una novela difícil de clasificar. DeLillo despliega una sátira mordaz de la vida contemporánea capitalista donde la iglesia ha sido reemplazada por los pasillos del supermercado y donde, a pesar de nuestra creencia ciega en la tecnología y los avances científicos, cada vez sabemos menos acerca del mundo que nos rodea. Gladney se da cuenta de que su conocimiento tan especializado termina distanciándolo del instinto que la supervivencia requiere, y de que el afán de rodearse de objetos de consumo que brindan bienestar superficial no es más que un modo de evitar enfrentar el conocimiento insoportable de nuestra propia insignificancia y finitud.

Párrafo aparte merece la caracterización de la dinámica familiar de los Gladney. Las conversaciones familiares donde todos opinan sobre todo sin tener idea de lo que están diciendo parecen salidas del teatro del absurdo, y sin embargo suenan terriblemente creíbles en la era de la posverdad y la información relámpago que desinforma. Jack reflexiona que "La familia es la cuna de la desinformación mundial. Debe haber algo en la familia que genera error fáctico. El exceso de cercanía, el ruido y el calor del ser. Quizás algo más profundo, como la necesidad de sobrevivir." Si bien hacia el final en mi opinión decae un poco la narración, creo que DeLillo previó (recordemos que la novela es de 1985) hacia dónde nos llevaría el bombardeo de estímulos y datos, y por eso la novela se siente vigente y vale la pena su lectura. También me pareció recomendable la adaptación cinematográfica de Noah Baumbach, con una actuación memorable de Adam Driver.