Ruido de fondo de Don DeLillo
Nos mantuvimos fuertemente estrechados durante largo rato, nuestros cuerpos fundidos en un abrazo que incluía elementos de amor, tristeza, amargura, sexo y lucha. Cuán sutilmente sustituíamos nuestras emociones y descubríamos matices sirviéndonos de los más breves movimientos de nuestros brazos y nuestros costados, de la más breve inspiración de aire, para luego coincidir en nuestro temor, desarrollar nuestra pugna y reafirmar las raíces de nuestros deseos frente al caos de nuestras almas.
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