El silencio

"¿Y no es extraño que ciertos individuos hayan parecido aceptar el apagón tecnológico? ¿No será que siempre lo han deseado?"

Mi primera vez con Don DeLillo ha sido agridulce, como la esencia de su novela más corta, la condensación de un universo que se contrae, la divergencia de su contenido se me fue evaporando. Probablemente no sea su obra idónea para presentarse, pero es atrayente su premisa de un mundo que sucumbe ante nuestra peor pesadilla: la muerte tecnológica.

DeLillo esbozaba o remataba su trabajo cuando entrábamos en confinamiento, la pandemia de nuestros días eclipsaba sus líneas apocalípticas de forma real y aplastante. Lo que cabe más aterrador que esa "nueva normalidad" actual es el desborde y desplome tecnológico, sin pantallas, ni internet, ni la globalización... podríamos acudir a los textos de Einstein de principios de siglo XX, una labor inefectiva, de cabeza al ostracismo y a la zombificación individual y grupal.

El silencio es un relato que no llega al centenar de páginas realmente reflexivo, más en este momento, en donde un grupo de personajes, más cerca del esnobismo que del ciudadano real, se pierden entre 'el corte' y no he conectado con sus extravagantes acciones frente al miedo. Un texto cerca del arrebato autoral plagado de formalismos, secos aforismos y teorías videntes. Por suerte, no se hace pesado.

Un breve libro del desasosiego, necesita que levantemos un muro de contención y comprobar su poso. Podemos estar ante un relato hijo de su tiempo que se pliega sobre sí mismo o un simple panfleto existencialista para amenizar esa cita que llega tarde o un viaje en tren.

¡Qué buena idea! En pleno partido de la Super Bowl, todo se queda apagado. ¡Pero qué manera más mala de contarlo! Los personajes me han parecido insípidos, o medio tontos, directamente. Los diálogos no hilan con otro y no por qué motivo aparecen citas de Einstein (supuestamente) que no vienen a cuento.
Si en España pasara eso cuando se juega el mundial, os puedo asegurar que la gente no se quedaría tranquilamente en sus casas esperando, aunque también es verdad que lo mismo yo ni me hubiera enterado hasta la hora de hacer la cena.
Sinceramente, lo he leído y terminado. Es un libro bastante corto, pero no siento que me haya aportado nada, no se lo recomiendo a nadie.

Si Delillo quería ocasionarnos incomodidad con la lectura de esta novella, desde luego lo consigue. Porque la acabas y te quedas pensando: ¿y ahora qué? Como los personajes de la historia, que son a cada cual más pintoresco y extraño.

¿Qué haríais vosotros si se diera una situación como la que nos plantea en la novela? ¿Saldríais a la calle? ¿Os encerraríais a cal y canto? He aquí las reacciones de 5 individuos a un suceso inesperado, en medio de la desinformación reinante y cuando todo es pura especulación, porque no hay medios que informen de lo que está pasando.

Todos y cada uno de ellos parecen acabar encerrados en su propio mundo interior. Hay diálogos, sí, pero no parecen conectar. Desde la repetición de números y medidas de los primeros capítulos a la repetición de conceptos filosóficos o físicos de los siguientes, todo nos lleva a la sensación de que lo que sucede en el mundo (el apagón de energía y por tanto, tecnológico) nos va a dejar huérfanos de comunicación, a cada uno encerrado en su propio mundo, en silencio, en soledad. Tal es la dependencia tecnológica que tenemos. Si desaparece nuestra identidad social al cortarse la energía, ¿sabremos relacionarnos entre nosotros?

Cuando acabé la lectura me quedé pensando: no has entendido nada. Y siendo mi primer Delillo, me dije a mí misma que tenía que leer algo más, o leer análisis de la obra, o releerlo (cosa que haré, seguro). Pero con el paso de los días las ideas que esboza fueron cobrando forma en mi cabeza.

No sé si recomendarlo, no es fácil. Pero si queréis animaros al menos es corto, apenas 110 páginas.

Qué personajes más raros... Sinceramente, no he conectado nada con ellos. No hacían más que tener conversaciones de besugos: ¿dónde vas? manzanas traigo. Y así todo... El momento cumbre ha sido cuando uno de los personajes se ha puesto cachondo cuando otro ha dicho "criptomonedas". En fin...