Hay libros que a estas alturas ya no necesitan presentación. Este es uno de ellos. Un clásico, un "Fondo de Armario", como suelo yo llamarlos, porque siempre, a pesar de los años, son lecturas de actualidad.
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El corazón de las tinieblas" es un claro ejemplo de ello. Es un libro profundo, una novela corta, sin páginas de más, plena de matices, que con una puesta en escena sencilla (Marlow hace un viaje por el río Congo para relevar a Kurtz, un agente comercial que está enfermo) se adentra en el oscurantismo del alma humana, de lo terrible que puede llegar a ser.
Pero si el libro es un fuera de serie, la película que se basó en esa historia lo es por méritos propios. "Apocalypse now" es otra joya atemporal. Pocas veces una película hace justicia a un libro. Esta, indudablemente, sí. Conviene leer el libro antes y ver la película después. Aunque "Apocalypse now" se sale, a veces lo supera en intensidad, es más que el libro en sí.
El libro circula por el río Congo. La película lo hace en plena guerra del Vietnam, pero también por un río, un río que es un símil de la vida, por la que se transita. En ambas, el "viaje" es el mismo. El viaje de un inocente, con ganas de adquirir emociones, con la ilusión de ser útil y cumplir con una misión, con todas las ganas de vivir, y el cual se encuentra que eso que prometía ser una aventura (una metáfora de lo que significa la vida, un símil de la vida) es, al final, un cúmulo de decepciones, de desencantos, de horror.
Hay una escena en "Apocalypse now" que retrata en pocos minutos la esencia de la obra. Es el fotograma (casi al final de la película, cuando el protagonista sale del agua, a la par que hay una tormenta), donde sonaría la canción "The end" de The Doors como banda sonora. En esa escena se resume todo: la persona, como si naciera en ese instante (emergiendo del agua, bajo un cielo de tormenta que le estremece y con el que entra en comunión), rodeado de locura, sale para cumplir su misión: dar muerte. la muerte como solución.
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