El corazón de las tinieblas

Un marino llamado Marlow nos va narrando su viaje a través del río Congo, cumpliendo con el trabajo para el cual ha sido contratado por una compañía belga, que es traer de vuelta a otro miembro de dicha compañía, llamado Kurtz, quien, al parecer, está creando numerosos problemas para la empresa.

Marlow, en la primera parte de la novela, nos cuenta
escalofriantes detalles del largo viaje, y podemos percibir el sufrimiento al que llega, tanto físico como psicológico. Poco a poco va desvelando las pésimas condiciones de vida que tienen los colonos (que no tienen nada que ver con lo que la empresa prometió al contratarlos), así como el trato que dichos colonos tienen a su vez con los nativos africanos, que, como ya podéis imaginar, es horroroso.

En la segunda parte del libro, Marlow consigue reunirse con Kurtz, un personaje que ha conseguido ser tratado como una divinidad entre los nativos y como una notable persona entre los colonos, pero que claramente ha perdido la cabeza.

Conrad nos sitúa en la época final del colonialismo europeo, haciendo una durísima crítica a esa práctica, reprendiendo los actos de brutalidad ejercidos por los europeos que se dedicaron a ello.

Me ha parecido una lectura muy interesante, y que además se lee muy rápido por su corta extensión. Recomendable.

P. D. : La película "Apocalypse Now" es una adaptación de esta novela.

Todo un clásico. Como ya sabéis nos encontramos ante un libro complicado dada la fecha en la que se escribió, no sólo por lo que trata sino por la narración en sí. No puedo negar que me ha costado bastante poder meterme en la historia porque había momentos en los que me perdía, no sabía si estaba hablando conmigo, con el vecino de enfrente o si estaba simplemente hablando solo. Pero después de poner los cinco sentidos comprendí que Conrad quería que fuese totalmente para él, así que, aparqué todo lo que tenía en mente y simplemente me puse a su servicio.
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Absorbente, sobrecogedora, dura y a la vez bella, esta historia como ya conocéis narra el viaje de Marlow por el Congo en busca Kurtz, un hombre blanco enloquecido por el afán de lucro. Es una crítica social: al racismo, al colonialismo y sus horrores, a las circunstancias históricas de Bélgica para no quedarse atrás en la explotación de África. Un libro que a pesar de la dureza te embelesa en sus descripciones hasta tal punto que tocas la selva con los dedos, que sientes su crudeza en la piel.
Pero también es un viaje interior a uno mismo, a la vida, a nuestros demonios y por qué no, a la maldad del ser humano. Así que, poco más voy a decir puesto que es un libro que deberíamos leer todos. Eso sí, con mucha calma.

Hace unos meses no conecté con El agente secreto de Joseph Conrad y decidí volver al autor con El corazón de las tinieblas, en la que realice dos viajes en paralelo.

El primero es externo recorriendo el río Congo y sintiendo que estás descubriendo junto a nuestro protagonista esa parte del continente africano. Por momentos sentí que estaba leyendo una de aventuras.

El segundo viaje es interno. Más denso, pero también más enriquecedor. El colonialismo, el racismo, la violencia… ¡El horror! ¡El horror! Por momentos sentí que estaba leyendo un ensayo.

“La vida es algo gracioso, ese acuerdo curioso de la lógica despiadada por un propósito fútil. Lo más que se puede esperar de ella es un poco de conocimiento de uno mismo, que llega muy tarde, y una cosecha de remordimientos que no se extinguen. He luchado a brazo partido contra la muerte. Es el torneo menos emocionante que podáis imaginar. Tiene lugar en una tristeza impalpable, sin nada por debajo de los pies, sin nada alrededor, sin espectadores, sin clamor, sin gloria, sin el gran deseo de victoria, sin el gran miedo a la derrota, en una atmósfera enfermiza de escepticismo tibio, sin demasiada fe en tu propio derecho, y todavía menos en el de tu adversario. Si esa es la forma de la sabiduría final, entonces la vida es un enigma mayor de lo que algunos de nosotros pensamos”.

Reseñar clásicos es complicado y este libro me llamó siempre la atención por su tremendo título.
Reconozco que en un principio me costó engancharme por temor a los tecnicismos náuticos que pensé que tendría, pero una vez nos sumergimos en la historia dejamos que el narrador nos lleve junto a él por esta aventura que nos depara un sinfín de sorpresas, pero sobre todo nos muestra lo peor de la naturaleza humana.
Quedé fascinada con el estilo de Conrad, la forma en que se las ingenia para relatarnos toda su travesía con un tono que oscila entre la crítica y el sarcasmo. Incluso me hizo largar un par de carcajadas con algunos de sus comentarios irónicos. Pero lo que más rescato de esta historia es la forma en que nos muestra sin maquillaje alguno el proceder de los europeos en territorio africano. Si bien él decide embarcarse en esta aventura para saciar su curiosidad y desde un primer momento le sugieren qué quizás está loco por querer ir en esta misión, a él le toca experimentarlo de primera mano. Su trabajo consiste en liderar unas partidas de búsqueda en territorio africano, primero de quien fuera su antecesor y luego de uno de los jefes a cargo de la recolección de marfil. Con el primero se va haciendo una idea del efecto de estas tierras desconocidas en sus camaradas, con el segundo se mete de lleno en este mundo, nos cuenta cómo son los blancos que se encuentran en esa misión desde hace años, nos cuenta cómo tratan a algunos negros esclavizados, pero sobre todo va enterándose del carácter del señor Kurtz, este jefe al que todo el mundo parece admirar y que anda metido en el mismísimo corazón de la jungla y ha sido el mayor recolector de marfil de toda la misión.
Lo más significativo de esta historia es cómo se borra el límite entre el bien y el mal, entre lo salvaje y lo civilizado. Y ni hablar de cómo estos hombres han sido contaminados por una ambición y codicia desmedida que se la pasan complotando y esperando meter sus garras en más marfil, con la idea de subir de puesto en la Compañía o bien metiendo cizaña los unos sobre los otros. El factor salvaje es interesante porque a medida que el protagonista se mete más adentro del continente más oscuro se vuelve el asunto, más peligroso es el terreno, los nativos y sobre todo el efecto que causa a alguien "civilizado". El protagonismo de Kurtz en este relato se debe justamente a ello, la forma en que todo el mundo lo admira, la forma en que se ganaba a los demás y las ideas visionarias que tenía lo convierten en un sujeto sin igual, pero la persona que encuentra Marlow cerca del final tiene aún algunos atisbos de lo que todo el mundo le contó, pero también se ha vuelto uno con el territorio que dominó, y no en el mejor de los sentidos.
Ciertamente es una historia fantástica que nos empuja a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza. La forma en que Conrad critica el colonialismo y el imperialismo de esta gente es brillante, pero admiro cómo se las ingenia para hacer un paralelismo tan desesperanzador entre las tierras salvajes y peligrosas con el alma corrompida de los hombres. En este sentido me hizo acordar al señor de las moscas.

De nuevo, admiro mucho la historia que nos cuenta Conrad en este libro y siento que es el tipo de libro al que hay que leer con detenimiento y al que debería volverse cada tanto. Así que espero releerlo en un tiempo a ver qué nuevas reflexiones me despierta.

Hace rato tenía este libro entre mis pendientes y por una razón u otra lo dejaba pospuesto, pero al fin lo he leído y tengo que reconocer que no era lo que esperaba, pero resultó una historia que me maravilló. Esta historia es un viaje por un río al interior del Congo, pero también es una mirada hacia el pensamiento de esa época. Una clara muestra de como las diferencias físicas y culturales afectaban el comportamiento de las personas, como el hombre blanco despreciaba a los hombres negros pero también como les tenían miedo y les fascinaba al mismo tiempo como expresaban sus emociones sin restriciones morales o religiosas. Toda la experiencia de ese encuentro entre blancos y negros envueltos por las nieblas que rodean todo el viaje.
El corazón de las tinieblas es para leerlo en más de una vez porque estoy segura que entre más lecturas más cosas podemos apreciar en esta historia

Esta historia de 1899 nos narra desde la voz de Marlow, un capitán de barco, una aventura por África y sus profundidades. Este narrador cuenta a sus marineros dicha aventura en la que se embarcó sin saber que le cambiaría la forma en la que veía el mundo.

La historia principal trata sobre una expedición por el río Congo para repatriar al señor Kurtz, un misterioso agente de una compañía comercial, considerado un auténtico dios por las poblaciones indígenas. Conrad utiliza el sarcasmo y la crítica durante toda la narración para hacernos partícipes del trato inhumano que se le daba a los esclavos durante la época y de cómo la colonización, en este caso europea, influyó sobre el resto de la humanidad.

El misterio por lo desconocido es clave para conseguir que el lector esté atento a cada detalle, además de la curiosa forma en la que está narrado, breve pero llena de simbolismo sobre las tinieblas y lo salvaje. Es fascinante la forma en que Conrad nos hace ver nuestra propia brutalidad y el paralelismo sobre la oscuridad de África y nuestra propia alma.

Un relato sobre una aventura en El Congo oscuro, misterioso y desconocido lleno de tinieblas y secretos.

Esta edición cuenta con un amplio prólogo para adentrarse más profundamente en el autor y la obra, ya que tiene tintes autobiográficos pues el propio Conrad realizó una aventura por estas tierras. Por lo que resulta una edición ideal si deseamos conocer más en profundidad estos aspectos.

La novela en sí, con apenas 160 páginas, tiene un estilo que me ha resultado especialmente bonito. Pero la narrativa me ha parecido muy densa en demasiadas ocasiones y eso ha hecho que la lectura se me hiciera un poco cuesta arriba. Dividido en tres partes, sin apenas diálogos, no tenía claro cuándo parar de leer para no perder el hilo la siguiente vez que lo retomara.

Marlow narra a un grupo de amigos su viaje por El Congo, lleno de imprevistos, oscuridad y misterio. Un retrato de la época, de los paisajes selváticos, de los indígenas que iban encontrando, del comercio y las relaciones propias del momento. Racismo, colonialismo, esclavitud, son muchos los temas delicados que se tratan en la novela.
La figura de Kurtz es todo un enigma a lo largo de las páginas, el aura de misterio que lo rodea me ha tenido muy intrigada.

En general, me ha costado mucho ir avanzando en la lectura, igual no ha sido el momento de leerlo. No he llegado a sintonizar demasiado con la historia que se desarrollaba en las páginas.
El estilo del autor me ha llamado mucho la atención y seguramente vuelva a alguna de sus obras más adelante.

Desde las primeras páginas me sentía un tanto desubicada. Nada en este libro despertó ni un poquito mi interés. La narración es lenta y los acontecimientos aburridos. Lo lamento mucho, pero no he conectado con nada de lo que quería mostrar el autor.

Las descripciones y representaciones que el autor hace de los africanos son deshumanizadoras. Ningún personaje negro de este libro parece real, una persona con la que podamos empatizar y por la que preocuparnos.

El autor ha intentado explicar que la sociedad blanca no puede ponerse por encima de los demás, intentando mostrar a blancos y negros en un mismo nivel de brutalidad. Aunque la idea es buena, su ejecución no lo es tanto... Porque los personajes blancos de este libro son colonos, malvados sí, pero se les representa como personas. En cambio, los personajes negros de este libro se les muestra como "salvajes y caníbales" sin entrar en más detalles, socavando cualquier tipo de mensaje anticolonialista o proafricano.

Agradezco que el libro sea breve, apenas 160 páginas, porque se me ha hecho tan largo como si tuviera el doble de páginas. Además, me molestan muchísimo los capítulos que son excesivamente largos. Esos capítulos donde la narración está en continuo movimiento y no sabes cuándo parar de leer.

Con todos mis sinceros respetos, no entiendo por qué este libro se considera un clásico.

Saludos ;)

Mientras esperan que la marea les permita zarpar, un grupo de marineros escucha a Marlow, un navegante experimentado con tendencia a contar anécdotas confusas y perturbadoras, relatar su expedición al Congo Belga en busca del extraviado señor Kurtz. El relato de Marlow, que parece adentrar a sus oyentes en el corazón del África profunda, los lleva en verdad a penetrar las tinieblas del alma humana, al exponer las atrocidades que cometen los europeos allí en nombre del progreso y la civilización.
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En una obra fundamental de la literatura inglesa, y con una prosa exquisita aunque de a ratos quizás demasiado ornamentada, Conrad presenta su alegato contra la hipocresía que sostiene al imperialismo desde su origen, y que hace de Bruselas un "sepulcro blanqueado": una misión evangelizadora defendida a ultranza por los europeos desde la comodidad de sus hogares burgueses, que esconde el saqueo de recursos llevado a cabo por hombres brutales que dan rienda suelta a su sadismo al saberse a salvo de la mirada de sus compatriotas.
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Cada parada que hace Marlow en su viaje parece un paso más que desciende hacia las profundidades del infierno, ya que encuentra hombres cada vez más enajenados e inescrupulosos que dejan a su paso un reguero de destrucción sin sentido. Abundan (y hasta empalagan) las referencias a las luces y las sombras, y ese juego es en verdad simbólico de la lucha que entablan la razón y el impulso en el alma de hombres como Kurtz. No me referiré aquí al final, pero es el broche perfecto en esa tensión que entabla Marlow entre el optimismo idiota del inocente y el cinismo pesimista de quien ha sobrevivido a una catábasis. Es una lectura ineludible para comprender el colonialismo en todas sus aristas.

El corazón de las tinieblas surgió inspirado en la experiencia del propio Conrad tras enfrentarse a lo peor del ser humano en su viaje al Congo una vez colonizado y devastado por el rey Leopoldo II de Bélgica. A pesar de que desde pequeño soñaba con explorar las exóticas e inhóspitas regiones africanas, cuando ya de adulto formó parte de una travesía por el río, la brutalidad con la que los europeos actuaban en África, tratando a sus habitantes como animales, horrorizó al escritor hasta el punto de quedar para siempre marcado por esta locura y sinsentido tan palpable en su obra. Así, su personaje Marlow puede ser concebido como una especie de alter ego del autor, mientras que Kurt representa la verdadera cara del colonialismo, admirado por todos, pero con una actitud ambiciosa y brutal que acaba conduciéndole a la locura y a la enfermedad.

Aunque de corta extensión, se trata de un relato complejo, que necesita de una lectura pausada y reflexiva, en la que no debes esperar demasiada acción ni aventuras, como puede dar a suponer la naturaleza de la historia, en la que sin embargo prima la intención de sacar a la luz aspectos como la maldad humana y la contradicción existente en el hecho de que, a mayor progreso del hombre, mayor es su crueldad y locura, tal como el colonialismo puso de manifiesto. La atmósfera tenebrosa, oscura y casi asfixiante con la que se describen los paisajes que el barco de vapor va atravesando y el tono pesimista que impregna toda la narración, ayudan a acrecentar en el lector esta sensación de maldad y fatalidad que te agarra desde la primera página y te acompaña hasta después de finalizar su lectura.
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