Fue como una bofetada. A veces la familia tiene que hacer esas cosas. No hablo de violencia física, claro, hablo de poner los puntos sobre las íes, de ser francos, de decir las cosas sin melindrizar y dar vueltas y vueltas para añadir, como si fuese un algodón de azúcar de feria, capas de algo que haga la verdad más digerible.
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