Catalina tenía hambre. Ella no. Su alma. Su alma tenía hambre (...).
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Catalina tenía hambre. Ella no. Su alma. Su alma tenía hambre (...).
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(...) el amor no es el fin último de nuestra existencia. El amor romántico no es una obligación, solo un compañero de camino. Nuestra única obligación es vivir…, que no significa lo mismo que dejar que el día y la noche se sucedan constantemente.
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Los sonidos pueden tener colores, ¿sabes? Y temperatura. Y sabor. Y tacto. Más allá de la sinestesia, cuando estás con la persona adecuada, las risas colisionan contra todos los sentidos.
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La mentira es como una escalera hacia abajo con forma de caracol, en la que cuantos más peldaños bajas, más te hundes y más te pierdes. Y si mientes mucho, mucho, mucho, los demás dejan de verte, porque no queda de ti nada que no sea la mentira.
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Malos tiempos para tener principios... y buen gusto.
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Aquella chica se paseaba con un manojo de llaves y cada una abría un rincón de ti mismo que no conocías, y de todos salía a borbotones la risa.
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El amor no pide permiso. Ojalá lo hiciera, porque nos ahorraríamos muchos corazones rotos.
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Creo a pies juntillas que hay ciertas emociones que es imposible sentir si el otro no se encuentra en el mismo punto. Hay emociones que deben ser compartidas para poder existir.
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Por malo que te parezca un día, solo tiene veinticuatro horas. Y el sol volverá a salir.
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Me pregunté si la vida no sería una carrera en la que lo importante no era la velocidad, sino lo cargados que llevemos los brazos de experiencias cuando termine el viaje.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?