— ¿Preparada? —susurró Mal mientras me ayudaba a desmontar. —Me gustaría que la gente dejara de preguntarme eso. ¿No tengo cara de estar preparada? —Tienes la misma cara que cuando te metí un renacuajo en la sopa y te lo tragaste sin querer. |
— ¿Preparada? —susurró Mal mientras me ayudaba a desmontar. —Me gustaría que la gente dejara de preguntarme eso. ¿No tengo cara de estar preparada? —Tienes la misma cara que cuando te metí un renacuajo en la sopa y te lo tragaste sin querer. |
Su tono era ligero, pero cuando sus labios se encontraron con los míos no había nada de juguetón en su beso. Sabía a calor y a las peras recién maduradas del jardín del Duque. Noté el ansia en el movimiento firme de su boca, un matiz desconocido en su necesidad que hizo arder unas chispas nerviosas a través de mí.
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Levantó una de las comisuras de su boca mientras tomaba el sol dorado de mi mano. El roce áspero de sus dedos sobre mi palma me provocó un escalofrío en la espalda.
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–Ah, y la forma más sencilla de hacer que alguien se enfurezca es decirle que se calme. No sabía si reírme o lanzarle un zapato. |
Ser un líder significa que siempre habrá alguien observándote. Consigue que sigan las órdenes pequeñas, y seguirán las grandes. Está bien despreciar las expectativas, pero nunca las defraudes. |
No anheles ladrillos cuando puedes construir con piedra.
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No discutas. No te rebajes a desmentir nada. Ríete de los insultos.
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Cuanto menos digas, más peso tendrán tus palabras.
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—No importa lo que seas. Lo que importa es lo que puedes hacer.
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Lo había dado todo para estar conmigo, pero eso no significaba que estuviera feliz de hacerlo. Tal vez se había cansado de luchar, del miedo y de la incertidumbre. Tal vez se había cansado de mí.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?