La debilidad es un disfraz. Póntelo cuando necesiten saber que eres humana, pero nunca cuando la sientas.
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La debilidad es un disfraz. Póntelo cuando necesiten saber que eres humana, pero nunca cuando la sientas.
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Mal recorrió la línea de mi garganta, la curva de mi mejilla y, mientras tanto, me sostuvo la mirada. Sentía que estaba buscando una respuesta allí (…)
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Me besó una vez, suavemente, y aunque traté de ignorarlo, había algo triste en el roce de sus labios.
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—Dime que estás bien —murmuró con la voz ronca. Asentí con la cabeza, tragándome el nudo que tenía en la garganta. |
Conozco el temor que anida en tu corazón. La soledad. La creciente consciencia de que eres distinta.—Se inclinó hacia mí—. El dolor que eso conlleva.
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Me estaba observando de esa forma fría y examinadora que siempre me hacía sentir como si me estuviera leyendo igual que las palabras de una página, con los dedos moviéndose sobre el texto para averiguar algún secreto que yo solo podía tratar de adivinar.
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- ¿Por qué no me dejas en paz? - Porque entonces los dos estaríamos solos |
—No soy un símbolo —le espeté—. Y me he cansado de ser un peón.
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El problema de contratar a un hombre que vende su honor es que siempre puede aparecer un mejor postor.
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-¿Alguna vez te has tomado algo en serio? -No si puedo evitarlo. Hace que la vida sea demasiado tediosa. |
¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?