El cuento de la criada

Mejor nunca significa mejor para todos.

Qué fácil es lastimar un cuerpo y maltratarlo, solo es agua y sustancias químicas, poco más que una medusa secándose en la arena.

Nadie muera por falta de sexo. Es por falta de amor por lo que morimos. Aquí no hay nadie a quien yo pueda amar, toda la gente a la que yo amo está muerta, o en otra parte.

Una rata que está dentro de un laberinto es libre de ir a cualquier sitio, siempre que permanezca dentro del laberinto.

La humanidad es muy adaptable, decía mi madre. Es realmente sorprendente la cantidad de cosas a las que puede acostumbrarse la gente siempre que exista alguna compensación.

Qué fácil resulta inventar la humanidad de cualquiera. Qué tentación realizable.

Pero a todos ellos les falta algo, incluso a los guapos. Es como si estuvieran permanentemente distraídos, como si no pudieran recordar exactamente quiénes son. Miran mucho al cielo. Y pierden el contacto con la realidad. No tienen ni punto de comparación con las mujeres, salvo que son mejores arreglando coches y jugando al fútbol, que es justamente lo que necesitamos para el progreso de la raza humana, ¿verdad?

Me muero por tocar algo, algo que no sea tela ni madera. Me muero por cometer el acto de tocar.

Suspirábamos por el futuro. ¿De dónde sacábamos aquel talento para la insaciabilidad? Flotaba en el aire; y aún se respiraba, como una idea tardía (...)

Una rata en un laberinto es libre de ir donde quiera, siempre que no salga del laberinto.