El cuento de la criada

Qué horrible, decíamos, pero era horrible sin ser verosímil. Eran demasiado melodramáticas, tenían una dimensión que no era la dimensión de nuestras vidas.

"¿Pero quién puede recordar el dolor, una vez que éste ha desaparecido? Todo lo que
queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente ni en la carne. El dolor deja una
marca demasiado profunda como para que se vea, una marca que queda fuera del
alcance de la vista y de la mente."

La noche es para mí, me pertenece; puedo hacer lo que quiera, Siempre que me quede
callada. Siempre que no me mueva. Siempre que me estire y me quede inmóvil.

Vivíamos en los espacios en blanco, en los márgenes de cada número. Esto nos daba más libertad.

No se puede freír un huevo sin romperlo, sentencia. Pensábamos que haríamos que todo fuera mejor.
¿Mejor?, repito en voz baja. ¿Cómo es posible que crea que esto es mejor?
Mejor nunca significa mejor para todos, comenta. Para algunos siempre es peor

Mejor nunca significa mejor para todos, para algunos siempre es peor.

Es sorprendente la cantidad de cosas a las que llega a acostumbrarse la gente si existe alguna clase de compensación.

(...) no quiero a ningún hombre a mi lado, para qué sirven, excepto por los diez segundos que emplean en hacer medio bebé. Un hombre es simplemente el instrumento de una mujer para hacer otras mujeres.

Cuando te encuentras en una situación apurada, tienes que creer todo tipo de cosas. Ahora creo en la transmisión del pensamiento, en las vibraciones del éter y en esa clase de tonterías. Nunca había creído en ellas.

Suelo padecer estos ataques del pasado, como desmayos, como una ola que me invade la mente. A veces apenas puedo soportarlo. ¿Qué puedo hacer, qué puedo hacer?, pienso. No hay nada que hacer. También se puede servir estando de pie y esperando.