Guía del autoestopista galáctico

Vaya por delante que me gusta la ciencia ficción, pero esto no es del tipo que me apasiona. Desde luego, no disfruto cuando me quieren tomar el pelo, y esa sensación he tenido al leer este “clásico de ciencia ficción”.
Lo de inventarse palabras y estar medio libro explicándolas, la verdad es que personalmente no me va. La historia de Ford y Arthur, sí me ha gustado, pero los capítulos dedicados a la dichosa “guía” me sacaban una y otra vez de la trama.
Esperaba reír a carcajadas y lo máximo que he conseguido es levantar las cejas de tal manera que casi se me enganchan al ventilador de techo.
Admito que tiene naves y seres que viven en otras galaxias, pero es que los diálogos me han parecido tan ilógicos que podían estar pasando en el bar de la esquina de mi casa alas tantas de la madrugada, siempre y cuando, además de hablar las máquinas de tabaco, lo hicieran las puertas. Sí me ha sorprendido que, cuando se escribió, en 1983, aparecieran nada más y nada menos que… ¡libros electrónicos! Lo que me ha hecho investigar y descubrir que existen desde 1971, eso es antes de que yo naciera, es increíble lo lejos que nos encontramos la gente corriente y moliente de la alta tecnología punta.
Le voy a dar una puntuación baja por varios motivos: no me ha enganchado, es demasiado esperpéntico, pero sobre todo, por tenerme tantos años deseando leerlo para luego no cumplir las expectativas. Yo no lo recomiendo, no voy a continuar con la saga.

No soy fan de la ciencia ficción del espacio, extraterrestre, ni de guerras con máquinas... Yo soy más de ciencia ficción de situaciones médicas, teorías científicas, androides, viajes en el tiempo y otros.
Cuando decidí leer este libro solo sabía que era un clásico de la literatura de ciencia ficción y que tenía un nombre bien sui generis, leyendo la sinopsis no avanzas mucho en hacerte una idea sobre de que va la historia. Unas cuantas páginas más adelante y un par de bostezos (pido perdón a los amantes del culto por este título) ya supe que es una historia al estilo de las comedias de situaciones, con chiste ágiles, para la risa fácil, situaciones inverosímiles o absurdas, en fin.
Llegado a este punto tengo que confesar que tampoco me gustan las comedias de situaciones ni el humor fácil en la literatura en general.
No comprendo muy bien porque siempre se hace referencia a que el protagonista es Arthur cuando tiene pocos bocadillos inteligentes y poco peso en la historia... Incluso aunque sea el centro de la misma... de cierta manera es el centro pero no él como tal, sino lo que representa: un terricola.
Reconozco que la novela está bien escrita, que tiene unas cuantas teorías de lo más interesantes, pero siento que es una novela "sin sentido", con personajes y situaciones abigarradas, donde se explota poco la identidad de cada personaje y su relación con la historia y el final... Bueno... Me quedé esperando el final. Les aseguro que volví varias veces la página porque no me podía creer que hubiera llegado al final, hasta creí que tenía una edición defectuosa del libro. Tal vez hay que seguir con la serie para entender más, pero yo no me aventuraré más en ese espacio, les deseo suerte a nuestros autoestopistas galácticos.

La guía del autoestopista galáctico es el libro más bizarro y uno de los más divertidos que leí hasta ahora. Estaba necesitando reirme cuando lo empecé y sólo con el comienzo me hizo doblar de risa.
La introducción es imperdible, tiene un humor impresionante, inocente y oscuro a la vez. En pocas líneas muy sintéticas y extremadamente literales resume al planeta Tierra y a la humanidad. También nos anticipa que nuestro mundo va a ser destruido porque básicamente estorba en el camino de una autopista galáctica, y por alguna razón de la burocracia cósmica es más sencillo demoler la Tierra que rodearla.

La historia comienza unos momentos antes de que nuestro mundo deje de existir, con Arthur Dent, un hombre común, en una mañana común, dentro de su casa común. Arthur se entera de que su hogar está a punto de ser demolido por un funcionario público con el que es muy difícil razonar y no encuentra modo más efectivo para impedir que demuelan su casa (sin aviso) que acostándose frente a la entrada. El diálogo que habrá entre él y el funcionario es muy divertido, descabellado y lleno de burocracia hasta un punto insospechado. El delirio es la gran clave de esta historia.
Arthur obviamente no sabe que la Tierra está a punto de ser destruida (de repente lo de su casa tiene otra perspectiva) y que él será el único humano sobreviviente. Tampoco sabe que su excéntrico amigo Ford Prefect es en realidad un alien autoestopista interestelar que está varado en nuestro planeta. Será él quien le salve la vida, y con quien (muy a su pesar y con constantes quejas muy cómicas) empezará a recorrer el universo utilizando la Guía del Autoestopista Galáctico.

Se toparán con personajes muy pintorescos que aportan mucho humor a la novela, desde un robot paranoico-maníaco-depresivo, resentido y existencialista, hasta seres que se agregan partes de cuerpo extra por razones cosméticas o puertas que suspiran de satisfacción luego de un trabajo bien hecho (de abrirse y cerrarse, porque eso es básicamente lo que hace una puerta). La incredulidad del pobre Arthur –a quien me imaginé siempre como Martin Freeman, no se si por mi locura personal o porque lo vi en imdb– se pondrá a prueba una y otra y otra y otra vez.
A todo ésto, nunca se aclara realmente, pero creo que nunca llegó a sacarse el pijama.

La Guía del Autoestopista Galáctico es básicamente una guía turística muy completa que posee información de todo el universo. Es monstruosamente grande y de imprimirse tendría cerca de un millon de páginas, por lo que en realidad es «como un libro electrónico» y su aspecto físico es llamativamente similar a un modelo de Kindle con teclado que salió hace unos años. También aparecen referencias a la que ahora se conoce como la tecnología touch y a los sensores de movimiento.
Ah, y además hay un 'pez Babel' que hace traducciones, y fue quien dio origen al famoso traductor de internet... aunque afortunadamente el que conocemos nosotros es menos invasivo.
Ah! (de nuevo) y también creó la «Estrella Googlepex», una de las computadoras más poderosas del universo.
Recordemos que esta es una novela de 1979 y hagamos juntos "¡ohhh!".

Pero aparte de todo eso, la idea de la Guía es magistral. El autor tiene una imaginación desbocada y en este libro le da rienda suelta a más no poder. La información de la Guía es realmente muy turística, pero con detalles bizarros y remates inesperados, delirantes y muy graciosos. Mi preferido creo que fue el peligroso trago detonador gargárico pangaláctico.
También hay referencias a la Enciclopedia Galáctica (de Isaac Asimov, pero a él no se lo nombra) como uno de los libros más importantes de la galaxia.

¿Vieron como en algunas historias uno piensa 'todo podría pasar'? Bueno, acá es literalmente así. Douglas Adams con su imaginación delirante inventó lo que llama la energía de la improbabilidad, algo que vuelve posible absolutamente todo en el momento más impensado y por las causas más incoherentes. Deja abierta la posibilidad de que ocurra absolutamente cualquier cosa y todo sea aceptable. Sólo falta Doctor Who.
Además éste es el libro de las frases inesperadas. Quizás en un momento viene hablando con seriedad y de repente hace un remate delirante que te hace doblar de risa. Lo peor es que lo que dice tiene sentido dentro de su delirio. Hay hasta teorías científicas que tienen lógica.

No quería que se termine, pero por suerte hay más libros. Si los que siguen son la mitad de buenos de lo que es el primero, entonces mejor dejo a mano una toalla.
Enlace: http://libros-fantasia-magic..

Como siempre, empecé este libro sin saber nada sobre él. En realidad, solo sabía que se consideraba un clásico de la ciencia ficción (podéis haceros una idea de la imagen que me había formado en la cabeza de él).
Hago esto precisamente para dar opciones a que me sorprendan ¡y vaya si esta novela lo hizo!

La historia comienza con Arthur Dent colocándose delante de un bulldozer para evitar que derrumben su casa. Los operarios le dicen que tendría que tener conocimiento de ello puesto que había estado colgado en el tablón de anuncios municipal.
Aquí yo todavía no había entendido el sentido que iba a llevar este libro y me preguntaba a mí misma cómo era posible que destruyesen su hogar sin informarle previamente o negociar antes con él.
Claro, desde ahí todo cambia. La crítica al sistema burocrático con humor solo era el inicio, a partir de ahí todo se retorcería y exageraría hasta lo absurdo.

Por otro lado, Ford Prefect es un alienígena que lleva 15 años atrapado en la Tierra y ha percibido que el planeta iba a ser destruido ese mismo día. Poco importaría entonces lo le hubiese ocurrido a la casa de Arthur, su amigo.
Ford decide salvarse a sí mismo y a Arthur y empiezan un viaje espacial surrealista y con mucho humor.



El principio del libro lo disfruté muchísimo, creo que más al no esperarme que fuese ese tipo de humor. Es verdad que luego fue perdiendo un poco de fuelle y hasta me pareció que se alargaba un poco en párrafos que no me estaban haciendo gracia.
He leído y escuchado mucho que este libro o lo odias o lo amas y, en cambio, estoy en un punto intermedio: me gustó, sí, el sentido del humor es sin duda para mí; pero tampoco es que vaya a convertirse en uno de mis favoritos. Creo que continuaré con la saga.





Debo añadir que en la edición que leí, había un epílogo centrado en cómo se creó la película con entrevistas a los actores y al guionista. Creo que yo no era el público objetivo de ese epílogo ya que no sabía nada de esta saga antes de leer este tomo, ni he visto la película, ni nada.
En una de las entrevistas se dice algo que yo consideraría un spoiler de los siguientes libros, y no uno pequeño. Pero he buscado información al respecto y parece que era algo que querían añadir en las próximas películas, pero no llegaron a producirse y en los libros no ocurre. Aún así, eso no debería estar en el primer libro, aunque sea en el epílogo.

Ciencia ficción, doblemente ficcionaria, o mínimamente científica,
Douglas Adams, nos traslada por todo el universo, ni conocido ni inventado, puramente imaginado, de manera absolutamente improbable, haciendo de este viaje, una improbabilidad, altamente casual,
No me me parece que sea ridiculizar, el tema, de alguna manera me pareció refrescante la poca seriedad con la que lo toma, eso si, lo plaga de referencias,
Inventa sus propios esquemas, sus propias teorías, pone del revés Los paradigmas de su época, y de muchas otras,
Me mantuvo con una sonrisa en los labios, atrapado, y en ocasiones con una franca carcajada, algunos pasajes me parecen altamente destacables,
La destrucción necesaria para crear una autopista de la casa de Arthur, la destrucción de la tierra para crear una autopista galáctica, el presidente menos idóneo y de dos cabezas, el robot depresivo, de una depresión contagiosa, las puertas felices, la salvación por una improbabilidad probable, el planeta creador de planetas a gusto del cliente, la pregunta y la respuesta fundamentales,
Los delfines que avisan,
En fin todos ellos, si se quiere pensar, asociados con la rapidez de pérdida de humanidad, así como sus circunstancias en la época actual, o en cualquiera, Ford, ( será tomado de “ un mundo feliz” la referencia ) y su enciclopedia la toalla imprescindible para todo autoestopista galáctico.
La creación de la nave de la improbabilidad,
Finalmente, como todos los héroes salvados por una probabilidad altamente improbable,
He conocido mundos que no existen, no existirán, no existieron, o al menos su probabilidad es muy baja, viajado a velocidades que acaban con la cordura,
He conocido a los poetas más malos del universo, después de mi claro,
Y todo para..... Cuarenta y Dos,
Y ahora, ¿ Cual es la pregunta ?
La película, ni buena ni mala, esperaba mas de ella.