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“No sabía ni qué pensar de tan extraño suceso. En efecto, ¿cómo podía vestir uniforme una nariz que, la víspera sin ir más lejos, se encontraba en mitad de su cara y no era capaz de desplazarse, ni en carruaje ni a pie, por sí sola?” ~ La nariz de Nikolaï Vasil'evich Gogol'. El argumento de este cuento es surrealista en la medida en que narra cómo el protagonista pierde su nariz y, a partir de ese momento, inicia la búsqueda de la misma. Un día la encuentra y se sorprende porque la nariz tiene vida propia. Y hasta ahí se puede contar porque realmente poco más se puede decir de este argumento tan disparatado. Lo hemos leído en #clasicosflash y así como cada una de nosotras tenemos nuestra nariz –la mía bien pegada por cierto–, todas hemos tenido nuestra opinión. La mía es que me ha gustado. Sí, es un cuento sin mucho sentido objetivo pero me ha encantado cómo lo ha escrito Gogol. Para mi sí tiene su trasfondo. No olvidemos que la nariz es visible. Si la perdemos todo el mundo se da cuenta, imposible que pase desapercibido tal hecho –salvo en plena pandemia y uso obligatorio de mascarilla que, por otra parte, malamente apoyará–. La nariz, además, tiene personalidad por si misma. ¡Cuántas veces hemos escuchado eso de “tiene una nariz con personalidad”! Desde luego quizá no tanta como la de este protagonista que toma las de Villadiego y deja a su propietario abandonado. El relato me ha recordado a El bigote de Emmanuelle Carrère, una de las novelas que he leído este año, breve y con un final que no olvidaré en la vida. En este último caso el protagonista se afeita el bigote pero nadie se da cuenta porque para nadie tenía bigote con anterioridad. Y ambos, los dos, La nariz y El bigote, os los recomiendo. + Leer más |