Guía del autoestopista galáctico

—¿Sabes una cosa? —le dijo Arthur—; en ocasiones como ésta, cuando estoy atrapado en una escotilla neumática vogona con un habitante de Betelgeuse y a punto de morir asfixiado en el espacio profundo, realmente desearía haber escuchado lo que me decía mi madre cuando era joven.
—¡Vaya! ¿Y qué te decía?
—No lo sé; no la escuchaba.

La pared de
safiabala imagi
nación, la atraía
y la derrotaba.

El trabajo del presidente no es el ejercicio del poder, sino desviar la atención de él.

Recuperaremos la normalidad en cuanto estemos seguros de lo que es normal.

Para ser franco con vosotros, creo que el problema consiste en que nunca habéis sabido realmente cuál es la pregunta.

La ciencia ha logrado cosas maravillosas, pero yo preferiría, con mucho, ser feliz a tener razón.

En el planeta Tierra el hombre siempre supuso que era más inteligente que los delfines porque había producido muchas cosas -la rueda, Nueva York, las guerras, etcétera-, mientras que los delfines lo único que habían hecho consistía en juguetear en el agua y divertirse. Pero a la inversa, los delfines siempre creyeron que eran mucho más inteligentes que el hombre, precisamente por las mismas razones.

¿va a ocurrir esta clase de cosas siempre que empleemos la Energía de Improbabilidad?
- Me temo que es muy probable -respondió ella.

Una de las mayores dificultades que Trillian experimentaba en sus relaciones con Zaphod consistía en saber cuándo fingía ser estúpido para pillar desprevenida a la gente, cuándo pretendía serlo porque no quería molestarse en pensar y deseaba que otro lo hiciera por él, cuándo simulaba ser atrozmente estúpido para ocultar el hecho de que en realidad no entendía lo que pasaba, y cuándo era verdadera y auténticamente estúpido.

Nada viaja a mayor velocidad que luz con la posible excepción de las malas noticias las cuales obedecen a sus propias leyes.