Soy vertical, pero preferiría ser horizontal de Sylvia Plath
Tal vulgaridad no puede ser sino sagrada
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Soy vertical, pero preferiría ser horizontal de Sylvia Plath
Tal vulgaridad no puede ser sino sagrada
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Respiré profundamente y escuché el antiguo estribillo de mi corazón. Yo soy, yo soy, yo soy.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento. De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era Europa y África y Sudamérica y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesionales poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente. Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Hay algo desmoralizante en observar a dos personas que se excitan más y más locamente entre sí, especialmente cuando la única persona que sobra en la habitación es uno mismo. Es como contemplar París desde el vagón de cola de un expreso que marcha en dirección contraria: a cada instante la ciudad se hace más y más pequeña, sólo que es uno quien se siente cada vez más y más pequeño y más y más solitario, alejándose a toda velocidad de aquellas luces y de aquella agitación, alejándose a cerca de un millón de kilómetros por hora. |
Soy vertical, pero preferiría ser horizontal de Sylvia Plath
Cariño, llevo toda la noche llameando De manera intermitente: encendiéndome y apagándome. Las sábanas son ya tan pesadas como el beso de un lascivo |
Soy vertical, pero preferiría ser horizontal de Sylvia Plath
¡Qué maravilloso es no tener ataduras! Yo soy tan solitaria Como la hierba. Entonces ¿qué es lo que echo en falta? Sea lo que sea, ¿lo encontraré algún día? |
Soy vertical, pero preferiría ser horizontal de Sylvia Plath
... los rostros sin rostro de los hombres importantes. Son ellos, esos hombres, los que me preocupan: ¡Sienten tantos celos de todo lo que no sea vacuo! Son dioses celosos, sí, A los que les gustaría volver el mundo tan vacuo, tan plano como ellos |
Soy vertical, pero preferiría ser horizontal de Sylvia Plath
En mí, el estar tendida es algo connatural. Entonces el cielo y yo conversamos abiertamente. Y seguro que seré más útil cuando al fin me tienda para siempre : Entonces quizás los árboles me toquen por una vez Y las flores, finalmente, tengan tiempo para mí |
La campana de cristal de Sylvia Plath
“No hay nada como vomitar con alguien para llegar a ser viejos amigos". Sylvia Plath, |
La campana de cristal de Sylvia Plath
Debe de haber unas cuantas cosas que un baño caliente no puede curar, pero yo conozco muchas; siempre que estoy triste hasta morir, o tan nerviosa que no puedo dormir, o enamorada de alguien a quien no veré en una semana, me deprimo, pero sólo hasta el punto en que me digo: “Tomaré un baño caliente”
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Pensé que lo había planeado todo desde el principio, pero Buddy dijo no, su padre simplemente no podía soportar el espectáculo de la enfermedad y especialmente la enfermedad de su propio hijo, porque pensaba que toda enfermedad era enfermedad de la voluntad. El señor Willard no había estado enfermo ni un solo día de su vida
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La campana de cristal de Sylvia Plath
No hay nada como vomitar con alguien para llegar a ser viejos amigos.
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Mary Ventura y el noveno reino de Sylvia Plath
Una vez llegas al noveno reino, no hay retorno posible. Es el reino de la negación, de la voluntad congelada. Tiene muchos nombres.
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Sylvia Plath
Líbreme de cocinar tres veces al día, líbreme de la inexorable jaula de la rutina y la costumbre. Amo la libertad. Deploro las restricciones y las limitaciones. Yo soy yo. Yo soy poderosa. Creo que me gustaría llamarme: La chica que quería ser Dios.
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Árboles en invierno de Sylvia Plath
La matriz agita su envoltorio, la luna desciende del árbol sin lugar alguno a donde ir. |
Ariel de Sylvia Plath
No tengo más de treinta años. Y, al igual que los gatos, siete ocasiones para morir. |
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Tres mujeres de Sylvia Plath
Vuelvo a encontrarme. No soy sombra aunque una sombra nace de mis pies. Soy una esposa. La ciudad espera y se duele. La hierba cruje a través de la piedra, y está verde de vida. |
Gregorio Samsa es un ...