La campana de cristal de Sylvia Plath
The trouble was, I hated the idea of serving men in any way. I wanted to dictate my own thrilling letters.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
The trouble was, I hated the idea of serving men in any way. I wanted to dictate my own thrilling letters.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
I thought how strange it had never occured to me before that I was only purely happy until I was nine years old.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Later Buddy told me the woman was on a drug that would make her forget she'd had any pain and that when she swore and groaned she really didn't know what she was doing because she was in a kind of twilight sleep. I thought it sounded just like the sort of drug a man would invent. Here was a woman in terrible pain, obviously feeling every bit of it or she wouldn't groan like that, and she would go straight home and start another baby, because the drug would make her forget how bad the pain had been, when all the time, in some secret part of her, that long, blind, doorless and windowless corridor of pain was waiting to open up and shut her in again. |
La campana de cristal de Sylvia Plath
If you expect nothing from somebody you are never disappointed
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La campana de cristal de Sylvia Plath
There is nothing like puking with somebody to make you into old friends.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
I certainly learned a lot of things I never would have learned otherwise this way, and even when they surprised me or made me sick I never let on, but pretended that's the way I knew things were all the time.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
I began to think vodka was my drink at last. It didn't taste like anything but it went straight down into my stomach like a sword swallower's sword and made me feel powerful and godlike.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
I felt very still and very empty, the way the eye of a tornado must feel, moving dully along in the middle of the surrounding hullabaloo.
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Poesía Completa de Sylvia Plath
“Morir es un arte, como todo. Yo lo hago excepcionalmente bien. Tan bien, que parece un infierno. Tan bien, que parece de veras. Supongo que cabría hablar de vocación” |
Poesía Completa de Sylvia Plath
Amapolas en octubre Para Helder y Suzette Macedo Ni siquiera los cúmulos de esta aurora saben qué hacer con tales faldas. Ni la mujer que va en la ambulancia, Cuyo rojo corazón florece a través del abrigo tan asombrosamente. Son un don, un don de amor no requerido por este cielo, que indolente y flamante quema su monóxido de carbono, ni por esos ojos tan pasmados que, por un instante, se inmovilizan bajo los bombines. Ah, Dios mío, ¿qué soy yo para que estas bocas tardías se abran a gritos en este bosque de escarcha, en este amanecer de ancianos? |
Poesía Completa de Sylvia Plath
El Ahorcado Asiéndome del cabello, un dios se adueñó de mí. Sus descargas azules me achicharraron como a un profeta del desierto Las noches se volvieron invisibles, como el tercer párpado de un lagarto, un mundo de días blancos y escuetos en una cuenca sin sombra. Un hastío rapaz me ató a este árbol. Si ese dios fuera yo, haría lo que hice. |
Poesía Completa de Sylvia Plath
Ariel Estasis* en la oscuridad. después, el azul e insustancial diluvio de peñascos e infinitudes. Leona de Dios, eje de talones y rodillas, ¡Cómo nos fundimos en una! El surco se abre y avanza ante nosotras, hermana a cuya cerviz marrón y arqueada no consigo asirme, las bayas con mirada de negro lanzan oscuros anzuelos, bocanadas de sangre negra y dulce, sombras. Algo más Me lleva por el aire, arrastra muslos, cabellos; escamas que se desprenden de mis talones. blanca Godiva, así me voy esfolando, despojando de manos muertas, de rigores muertos. Y ahora voy dejando espuma sobre el trigo, un centelleo marino. El grito del niño se disuelve en la pared. Y yo soy la flecha, el rocío que vuela suicida, unida a esta fuerza que me impulsa hacia el ojo encarnado, el caldero del alba. |
Tres mujeres de Sylvia Plath
"[...] No busqué. Pero el rostro siguió ahí. el rostro del no nacido que amo su perfección, el rostro del muerto que solo podía ser perfecto en su simple paz, solo así ser sagrado. Y entonces hubo otros rostros. Los rostros de las naciones, gobiernos, parlamentos, sociedades, los rostro sin rostro de los hombres importantes. (Plath, 1962). |
Soy vertical, pero preferiría ser horizontal de Sylvia Plath
«Entonces el cielo y yo conversamos abiertamente. Y seguro que seré más útil cuando al fin me tienda para siempre: entonces quizá los árboles me toquen por una vez y las flores, finalmente, tengan tiempo para mí.» |
La campana de cristal de Sylvia Plath
Donde quiera que estuviera sentada - en la cubierta de unbarco o en la terraza de un café en París o en Bangkok - estaría sentada bajo la misma campana de cristal, agitándome en mi propio aire viciado.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Estaba diciendo que su madre decía : "El hombre es una flecha lanzada hacia el futuro, y la mujer es el lugar donde ésta es lanzada".
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La campana de cristal de Sylvia Plath
No hay nada como vomitar con alguien para llegar a ser viejos amigos.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Todo lo que ella decía era vomo una voz secreta que saliera de mis propios huesos.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Me sentía muy tranquila y muy vacía, como debe de sentirse el ojo de un tornado que se mueve con ruido sordo en medio del estrépito circundante.
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¿Quién escribió la saga?