Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig
Como un animal agotado por el acoso, que, cuando sabe que tras él los mastines aúllan a muy poca distancia, se vuelve de pronto y, para apresurar el final, se arroja contra los perros que le persiguen, asimismo Cicerón, con un coraje verdaderamente mortal, se lanza una vez más al centro de la lucha y desde su peligrosa posición. El que durante meses y años solo ha manejado el silencioso cálamo, retoma la piedra de rayo del discurso y la arroja contra los enemigos de la república.
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