Miedo de Stefan Zweig
"Los últimos minutos que pasaban juntos ya estaban envenenados por la creciente inquietud ante lo que se le venía encima; al marcharse le temblaban las manos por los nervios y las prisas, escuchaba distraída las palabras de él y rechazaba bruscamente las muestras de pasión que había reservado para estos instantes finales; lo único que quería era salir de allí, huir de aquella casa, la de su amante, dejar aquella aventura y regresar al mundo tranquilo, burgués en el que vivía." (Pág.6).
|