Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig
A un hombre de espíritu no le puede suceder nada más ventajoso que el que se le excluya de la vida pública, política. Esta arroja al pensador, al artista, fuera de su indigna órbita, una de esas que solo se pueden dominar recurriendo a la brutalidad o a la hipocresía, y lo reintegra a la suya propia, interior, intangible e imperecedera. Cualquier forma de exilio se convierte para un hombre de espíritu en un estímulo para el recogimiento interior.
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