Hamnet de Maggie O'Farrell
“He will sit in a room in body, but in his head he is somewhere else, someone else, in a place known only to him.”
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Hamnet de Maggie O'Farrell
“He will sit in a room in body, but in his head he is somewhere else, someone else, in a place known only to him.”
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Hamnet de Maggie O'Farrell
La mort és violenta, la mort és una lluita. El cos s'aferra a la vida, com l'heura a una paret, i no es deixa anar fàcilment, no es rendeix sense plantar cara.
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Hamnet de Maggie O'Farrell
L'Agnes li aixeca la mà (…) i se la posa a la galta. Intentaria qualsevol cosa, faria qualsevol cosa. Es tallaria les venes, s'obriria el seu propi cos i li donaria la seva sang, el seu cor, els seus òrgans, per poc que això li hagués de fer bé.
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Sigo aquí de Maggie O'Farrell
" ¿Cómo darle a entender que había sentido la violencia que irradiaba el hombre? He repasado una y otra vez aquel momento en el mostrador de la comisaría preguntándome si podía haber hecho las cosas de otra manera, si podía haber dicho algo que hubiera cambiado lo que sucedió después" (Cuello) "Es preciso esperar lo inesperado, aceptarlo. Estoy a punto de descubrir que lo mejor no es siempre lo más fácil." (Todo el cuerpo) "Las personas que nos enseñan algo nos dejan un recuerdo particularmente vívido en la memoria. Cuando conocí a este hombre, hacía unos diez minutos que yo era madre, y él, con un gesto pequeño, me enseñó una de las cosas más importantes de este trabajo: la ternura, la intuición, el contacto, y que, a veces, hasta las palabras sobran." (Abdomen) "La vida se rige por un zumbido de fondo, el zumbido constante de los peligros potenciales. Se empieza a percibir el mundo de otra manera." (Hija) |
La primera mano que sostuvo la mía de Maggie O'Farrell
Porque sabes que nadie los querrá como tú. Sabes que nadie los cuidará nunca como tú. Sabes que es imposible,que es impensable que te puedan alejar de ellos,que tengas que dejarlos atrás.
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La primera mano que sostuvo la mía de Maggie O'Farrell
Y cuando ya estaba convencida de que su vida sería así para siempre, que ella era así definitiva e inmutablemente, algo cambió, como sucede siempre.
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Hamnet de Maggie O'Farrell
Qué duros eran los huesos de la mano de un adulto y qué tierna y blanca la carne de un niño, qué fácil doblar y torcer aquellos huesos jóvenes, aún sin hacer. Qué sensación de furia, qué humillación impotente lo embargaba, lo aporreaba, en los largos minutos que duraba la paliza.
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Hamnet de Maggie O'Farrell
Por un instante vuelve a ver el cementerio mojado, las tejas empapadas, las negras fauces de la tierra, abiertas para acoger el cadáver envuelto en tela blanca, tan leve y pequeño. Demasiado pequeño, le pareció, para irse así, a la tierra, solo.
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Hamnet de Maggie O'Farrell
Alarga el brazo, la mano, como reconociéndoles, como si quisiera tocar el aire que hay entre los tres, como si quisiera atravesar la frontera entre el público y los actores, entre la vida y el teatro.
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Hamnet de Maggie O'Farrell
Parece tan fácil: hace un minuto, cuatro, cinco, él estaba aquí, a su lado; ahora se ha ido. Estaba con él; ahora está sola. Tiene la sensación de estar expuesta, helada, pelada como una cebolla
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El retrato de casada de Maggie O'Farrell
No vio nada que pudiera ser el alma de Maria. Ni una brizna de brisa, ningún movimiento, ningún temblor luminoso. Solo la lluvia, que no cesaba: miles y miles de agujas plateadas que caían de arriba y salpicaban el alféizar de las ventanas de la habitación de los niños, el suelo y los cristales verdosos, las calles y las casas de toda la ciudad.
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El retrato de casada de Maggie O'Farrell
El pájaro, el dibujo. Era lo único que miraba. Miró las delicadas patas escamadas que ya nunca volverían a posarse en una rama ni en la piedra del alféizar de una ventana; miró las diferentes capas superpuestas de las alas, alas que no volverían a abrirse para buscar una brisa que lo levantara, que ya no lo llevarían por encima de los tejados y de las calles.
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El retrato de casada de Maggie O'Farrell
Ese aire le trae una sensación como si la trama y la urdimbre de una tela se separaran, y una parte de ella, la mejor tal vez, responde a la llamada del viento. Se suelta sola. Se levanta de la cama, deja los cuerpos allí, que hagan lo que quieran, y se va. Qué alivio poner distancia entre sí misma y esa cama. La parte de su ser que se va parece amorfa, como un borrón. [...] Es ella misma. Puede elegir su propio ritmo, puede aumentarlo, puede ralentizarlo. Puede galopar, correr por los jardines; puede saltar por encima de los setos y los caminos, su cuerpo es un rayón de color en la débil luz, las costillas, un recipiente para el desbocado corazón. Y cuando llega al bosque los árboles la acogen, todos los animales y los pájaros que viven en él mandan sus preguntas al cielo con graznidos y aullidos, y ella va a esperar con ellos, observando, a que lleguen los primeros rayos de sol, la fría luz de la mañana, que será reparadora y se compadecerá de la rica seda de su piel.
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El retrato de casada de Maggie O'Farrell
De pronto se da cuenta de que hay en su interior una parte vital que jamás se doblegará. (...) Si quiere sobrevivir a este matrimonio e incluso prosperar en él, tiene que poner a buen recaudo esa parte de sí misma, separarla de Alfonso, hacerla inaccesible. La rodeará con una alta valla de espinos, como los castillos de los cuentos; pondrá a la puerta fieras de fuertes fauces y largas garras. Él no la conocerá jamás, no la verá jamás, no la alcanzará jamás. No penetrará en ella.
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El retrato de casada de Maggie O'Farrell
Podría contarle todo esto a Alfonso, pero entonces le daría claves, puertas y pasadizos para llegar a su interior. Por eso no se lo contó. No quería darle permiso para que llegara a su interior. No le diría que, sin las clases de dibujo, que continuaron hasta el día de la boda, cree que no se habría recuperado ni habría sobrevivido, sino que se habría hundido bajo una superficie oculta. Guardará las palabras, las pondrá a salvo donde nadie pueda verlas ni leerlas.
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Hamnet de Maggie O'Farrell
¿Piensas en ella, todavía esperas oír sus pasos, su voz, su respiración por la noche?, porque yo sí, todo el tiempo. Todavía creo que un día me despertaré y estará ahí otra vez, a mi lado; que pasara algo, una arruga o un pliegue en el tiempo, y volveremos a estar donde estábamos cuando ella vivía y respiraba.
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Tiene que ser aquí de Maggie O'Farrell
Los días están llenos de niños de verdad, piensa mientras da otra calada; y los deseados, los futuros, los imaginarios, les llenan las tardes, los fines de semana, las noches.
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Gregorio Samsa es un ...