El retrato de casada de Maggie O'Farrell
De pronto se da cuenta de que hay en su interior una parte vital que jamás se doblegará. (...) Si quiere sobrevivir a este matrimonio e incluso prosperar en él, tiene que poner a buen recaudo esa parte de sí misma, separarla de Alfonso, hacerla inaccesible. La rodeará con una alta valla de espinos, como los castillos de los cuentos; pondrá a la puerta fieras de fuertes fauces y largas garras. Él no la conocerá jamás, no la verá jamás, no la alcanzará jamás. No penetrará en ella.
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