✨Conocí a Ana Shirley (Anne Shirley en el original) hace muchos años. Cuando yo era apenas un par de años mayor que ella y me regalaron las novelas de una niña que se llamaba igual que yo. Al principio me costó, la verdad. Era una niña muy rara (Ana Shirley, aunque yo tampoco me quedaba atrás😅), pero fui acompañándola a lo largo de la historia y es inevitable cogerle cariño. Cómo reí y lloré con el primer libro. Aunque leí alguno más, el primero se quedó conmigo, las aventuras y meteduras de pata de mi tocaya, su gran corazón y su más grande aún imaginación, desbocada, lianta. Los personajes que la rodean, el pueblo entero, sus vecinos. El entorno, en un lugar que ni siquiera era capaz de ubicar en el mapa, pero que me resultaba bucólico y encantador. Quería estar allí y unirme a su grupo de clase, vivir sus historias, sus teatros. Compartir su alegría, su valentía, sus ganas de luchar siempre. La adaptación de Netflix me hizo recordar muchas cosas y, aunque muy libre, si la habéis visto y aún no habéis leído el libro os recomiendo muy fuerte que lo hagáis. Os va a dejar el corazón muy calentito y muy blandito. Blandito por los golpes que os van a dar a la patata, como cuando cocinas y hay que amasar, vaya. Pero es un sufrimiento por el que merece la pena pasar, más que no hacerlo y perderse esta historia. Una historia que es sencilla, agradable, preciosa. Una novela con cierto aire costumbrista, en la que no pasa nada más que la vida. ¿Os parece poco? + Leer más |