Berenice de Edgar Allan Poe
En los días más brillantes de su belleza incomparable no la amé. En la extraña anomalía de mi existencia, mis sentimientos nunca venían del corazón, y mis pasiones siempre venían de la mente.
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Berenice de Edgar Allan Poe
En los días más brillantes de su belleza incomparable no la amé. En la extraña anomalía de mi existencia, mis sentimientos nunca venían del corazón, y mis pasiones siempre venían de la mente.
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Los mejores cuentos de terror sobrenatural de Edgar Allan Poe
Me percaté de que él, por su parte, empujaba al manillar a la vez con todas sus fuerzas, y que aquel sistema de palanca acabaría por imponerse a todas mis fuerzas. Fui cediendo poco a poco; mis pies resbalaban sobre las baldosas y pedía y suplicaba a aquel inhumano monstruo que me librase de una muerte tan horrorosa. [...] Él no daba otra respuesta que aquellos empujones y tirones del manillar.
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Cuentos macabros. Vol. II de Edgar Allan Poe
Los hombres me han llamado loco; pero todavía no se ha resuelto la cuestión de si la locura es o no la forma más elevada de la inteligencia, si mucho de lo glorioso, si todo lo profundo, no surge de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimo exaltados a expensas del intelecto general. Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.
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William Wilson de Edgar Allan Poe
El fecundo cerebro de la infancia no requiere que lo ocupen o diviertan los sucesos del mundo exterior; y la monotonía aparentemente lúgubre de la escuela estaba repleta de excitaciones más intensas que las que mi juventud obtuvo del lujo, o mi edad madura del crimen. |
Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe
Los que sueñan de día llegan a conocer muchas cosas que escapan a los que únicamente sueñan de noche.
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El gato negro de Edgar Allan Poe
En el futuro quiza aparezca alguienque reduzca mis fantasmas a lugares comunes
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El demonio de la perversidad de Edgar Allan Poe
Si no hubiera sido tan prolijo, o no me hubierais comprendido, o, como la chusma, me hubierais considerado loco. Ahora advertiréis fácilmente que soy una de las innumerables víctimas del demonio de la perversidad.
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El demonio de la perversidad de Edgar Allan Poe
Se sigue que el deseo de estar bien debe ser excitado al mismo tiempo por algún principio que será una simple modificación de la combatividad, pero en el caso de esto que llamamos perversidad el deseo de estar bien no sólo no se manifiesta, sino que existe un sentimiento fuertemente antagónico.
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Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe
Tenía muy agudizado el sentido del oído. Oigo todas las cosas del cielo y de la tierra, y a veces, muchas cosas del infierno.
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El método del Dr. Alquitrán y el profesor Pluma de Edgar Allan Poe
Cuando un loco parece completamente razonable, es ocasión, créamelo, de ponerle la camisa de fuerza.
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El método del Dr. Alquitrán y el profesor Pluma de Edgar Allan Poe
No hay razonamiento que impresione tanto la razón debilitada de un demente como la reducción al absurdo.
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El cuervo de Edgar Allan Poe
Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. |
Eureka de Edgar Allan Poe
A los pocos que me aman y a quienes yo amo, a los que sienten más que a los que piensan, a los soñadores y a los que depositan su fe en los sueños como únicas realidades, ofrezco este Libro de Verdades, no como Anunciador de Verdad, sino por la Belleza que en su Verdad abunda, haciéndola verdadera. A ellos presento esta composición sólo como un Producto de Arte, como una Novela o, si no es una pretensión demasiado elevada, como un Poema. Lo que aquí propongo es verdadero; por lo tanto, no puede morir; y si de alguna manera fuese hollado y muriese, «nacerá de nuevo a la Vida Eterna». Sin embargo, sólo como poema deseo que sea juzgada esta obra después de mi muerte. |
El gato negro de Edgar Allan Poe
Algo en el amor generoso y sacrificado de una bestia toca directamente el corazón de una persona que ha tenido ocasión de probar la falsa amistad y la vulnerable lealtad del hombre.
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El Barril De Amontillado de Edgar Allan Poe
Había yo soportado hasta donde me era posible las mil ofensas de que Fortunato me hacía objeto, pero cuando se atrevió a insultarme juré que me vengaría.
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El gato negro de Edgar Allan Poe
¿Quién no se ha sorprendido cientos de veces realizando una acción vil o vulgar sin otra razón que la de saber que no debería realizarla?
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El gato negro de Edgar Allan Poe
Hay algo en el cariño desinteresado y abnegado de un animal que llega directo al corazón de quien ha tenido ocasión frecuente de poner a prueba la mezquina amistad y la endeble fidelidad del simple hombre.
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Los nombres de personajes en un libro aparecen: