La caída de la casa Usher de Edgar Allan Poe
Padecía agudeza morbosa de los sentidos: sólo toleraba alimentos insípidos; sólo podía llevar ropa de determinada clase de tejido; el olor de las flores le ahogaba; la luz más tenue le torturaba la vista; y había poquísimos sonidos especiales, que no le inspirasen horror.
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