Una lograda sátira del actual momento político español, que no incurre en partidismos sectarios.
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Una lograda sátira del actual momento político español, que no incurre en partidismos sectarios.
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Pequeños volúmenes para grandes historias ✒️ Entre los entrañables momentos vividos durante unos días junto a @icarobooks he conocido nuevas ediciones de obras conocidas, adaptaciones ilustradas de clásicos,... y colecciones desconocidas de editoriales a las que soy asiduo ✒️ Entre éstas, la de "Nuevos cuadernos" @anagramaeditor. Sólo me ha dado tiempo a leer dos de sus publicaciones dado que - aparte de la vida familiar, los recorridos turísticos y las largas siestas- me he entregado a otras obras más voluminosas como la magnífica "Nada se opone a la noche" de Delphine de Vigan (@anagramaeditor) .... y las divertidas "Los millones" y "Las ganas" de Santiago Lorenzo (@blackiebooks) ✒️ Dos pequeños volúmenes con dos grandes historias: "Ganarse la vida. Una celebración" de David Trueba y "La otra guerra" de Leila Guerrero. Esta autora desconocida para mí ✒️ De Trueba conocía "Saber perder" (que tanto recomendé a @frida_libros), "Tierra de Campos" y "Blitz". En este pequeño cuaderno hace un entrañable recorrido por su familia, vida,... convirtiéndolo en una gran historia. ✒️ Creo que me abonaré a dicha colección de libros para leer en una tarde y releer muchos días + Leer más |
No sé si David Trueba es mi escritor actual favorito de este país, pero es el primer nombre que me viene a la mente si me haces esta pregunta. He leído cada libro que ha sacado y podría escucharle hablar horas, ya sea en una conferencia de su última película o escribiendo un artículo de su Atlético de Madrid. Y la lista de compra si me deja. Así que en cuanto vi que sacaba novela, alegría pura. Para empezar, tengo que decir que soy del Trueba dramático, "Saber perder" me parece Su Obra, seguida de cerca de "Tierra de Campos". Nos encontramos ante un libro que se cataloga más en comedia, así que lo cogí con ganas pero pensando que el listón está donde está. Libro original por la forma en la cual está escrito, en segunda persona: el protagonista Basilio se dirige a su jefa, Amelia Tomás, candidata a la presidencia con anécdotas e historias que han ido dejando por el camino. Original también a la hora de poner nombres: el pueblo Coágulo, el grupo pop Conjuntivitis... Por ese camino, que dura tres semanas (lo que dura la campaña electoral) vamos conociendo personajes que ya conocemos del mundo de la política, aunque no se mencione ningún nombre ni partido... Los reconocemos, y también a sus votantes (queridos niños) y a nosotros mismos. Este toque es muy suyo, como en "Saber perder", que aunque no se mencione ningún equipo madrileño todos podíamos imaginar donde jugaba el futbolista de la novela. Retrata de una forma irónica y a la vez realista la importancia de la foto, de la imagen y del postureo en política. A través de sus más de 400 páginas vemos todo el camino de esta candidata de ¿extremo centro? y las artimañas de su partido y su entorno para rascar votos. Y las bolas que nos tragamos nosotros o las que elegimos tragarnos. Aunque quizá me hayan sobrado algunas páginas, creo que en las próximas elecciones lo voy a tener muy presente. + Leer más |
Si con Saber perder (2008), lo que aprendimos es a aceptar que la felicidad es compatible con la pérdida, con Queridos niños, la nueva novela de David Trueba, lo que vamos a aprender y aceptar es que nunca ganaremos. El argumento tiene todos los ingredientes para resultar atractivo a simple vista: se acercan las elecciones y el partido con el pasado (y el presente) más corrupto del país se presenta con una candidata madura pero inexperta en el manejo de los tiempos de la política. Asistiremos a un recorrido por toda la geografía española siguiendo los pasos de Basilio, que se incorpora al equipo del partido como asesor de los discursos de Amelia, siempre en la delgada línea entre la cruda sinceridad y la muralla desde donde las palabras de los demás no duelen. La brillantez de este texto no reside en un novedoso planteamiento o en unos personajes nunca vistos, sino en la llamada a la conciencia que supone, sin ser un libro moralizante, que pretenda que elijas un bando. Todos somos queridos niños porque todos necesitamos confiar en que alguien nos salvará y nos guiará por el camino que es mejor para nosotros. Todo para los niños pero aún más para nosotros. Creemos saber cómo funciona la trastienda del poder político, pero al final el engaño y la corrupción sólo cambian de gama cromática para acabar difuminándose en un engrudo formado por las cientos de certezas que creemos dominar y que no son más que débiles espasmos que nos provocamos para insuflar vida a nuestro decadente activismo mental. Trueba ofrece en su texto el ritmo de quien escribe para que el libro se deslice por tus ojos como una película, de esas sin grandes efectos especiales pero en las que te sumerges sin importar si tocas o no el fondo. Y en esto el autor maneja con soltura no sólo la reflexión sobre el funcionamiento del sistema político y, sobre todo, de la arquitectura de una campaña electoral, sino también las fórmulas literarias que, como si de una llave maestra se tratara, abren las puertas de la curiosidad y del disfrute. Literatura directa, rápida, certera, ante la que asientes con la cabeza en silencio. Queridos niños no es una nana que nos sirva de preámbulo al sueño protector, sino el cruel y necesario canto de los primeros pájaros de la mañana que nos hacen abrir los ojos a un mundo que, lamentablemente, tiene los mismos defectos de ayer. Enlace: https://www.laslibreriasreco.. + Leer más |
¿Sabéis de esos libros que os hablan al oído muy suavemente, que os cuentan una y muchas historias y que a la vez no cuentan nada, que te pellizcan y te hacen encoger mientras los lees, que te sientes reflejado en lo que cuentan porque, al final, te das cuenta de que hablan de la vida? Pues este es uno de ellos. Lo escribió David Trueba hace unos años y ha hecho que yo, desde luego, quiera leer todo lo que ha escrito y escribirá. En realidad, claro, hay personajes y cuenta cosas. Habla de Sylvia, de su adolescencia, el divorcio de sus padres y un amor irreal que vive. Habla de su padre, Lorenzo, y de sus dificultades para reencontrarse con el trabajo y el amor. Del padre de este, Leandro, un aspirante a pianista que se quedó en profesor y de sus miedos y sinsabores. También habla de Ariel, un futbolista prácticamente adolescente que sufre en sus carnes todo el interés ajeno del mundo del fútbol. Habla de quienes le rodean. Habla de Osembe, una inmigrante nigeriana que necesita hacer lo que sea para ganarse la vida. Habla de Paco, un empresario sin escrúpulos que engaña a quien haga falta para poder mantener su tren de vida. Habla de Aurora, la mujer de Leandro, que siempre ha estado a su sombra y que tan fácil le ha hecho la vida. Habla de la educación, habla del mundo de la noche, habla de la identidad de una ciudad grande. Habla de ti, de tus familiares, de tus vecinos. Habla de mí y de los míos. Habla, lo que os decía, de todo y de nada. De la vida en definitiva. Esa que sin duda será no sé si mejor pero sí más gratificante si leéis esta maravilla de libro. + Leer más |
Cuenta la vida de principio a fin de un músico... no es un argumento que de primeras me guste... pero al final me resultó entretenida y se me hizo amena. Algo que me llamó la atención es la ausencia de dialogo. Haberlos haylos... pero encubiertos... van todos seguiditos... ¡casi sin punto y aparte! Si le diera estructura de dialogo el libro tendría unas 700 páginas... |
Mientras que muchos españoles pasan la Semana Santa en ciudades donde las procesiones son en el centro de atención, o visitando países extranjeros, muchos otros prefieren huir de las aglomeraciones y pasar las vacaciones en pueblos perdidos en medio del entorno natural. Un entorno que puede resultar intocable, en algunos lugares, o estar ya demasiado alterado, en otros, por los intereses económicos de unos cuantos, como vemos, entre otras cosas, en El río baja sucio, la novela juvenil de David Trueba de la que hoy hablaremos. Tomás era un chico de casi catorce años la última vez que pasó la Semana Santa con su madre en La Chopera, una urbanización de casas en el campo madrileño, cerca de la provincia de Ávila. Como siempre que iban allí, Tomás se encontró con su amigo Martín, un muchacho de su misma edad, y la familia de este. Los amigos esperaban pasar el tiempo grabando vídeos que luego Martín subiría a internet. Pronto, sin embargo, encontrarían una nueva distracción al conocer a Ros, un ex presidiario afincado en la ruinosa casa de su familia. La presencia del hombre, un elemento totalmente discordante en la tranquila urbanización, y el preocupante tema de la contaminación del río, fundamentalmente por culpa de la cantera cercana, hará que las vacaciones de los chicos transcurran de una forma totalmente inesperada. Tomás, el narrador y protagonista de esta novela, es un muchacho de diecinueve años al comienzo de la narración de esta historia sobre las vacaciones que más le marcarían en su adolescencia. Todo ocurriría cinco años atrás. Tras el divorcio, su madre querría vender la casa, de ahí que aquella Semana Santa fuera la última que Tomás, Tom para su amigo Martín, pasara allí. Tomás, como siempre que iban al lugar, se reunirá con Martín, su mejor amigo de la urbanización. Además de con su propia madre, Ana, y con Martín, el chico también pasaría mucho tiempo con la madre de este último, Yolanda, una profesora de arte que solía ir a pintar por el campo, su padrastro, Gaspar, un tipo que escribía artículos de opinión en un periódico, y Lucía, la hermana mayor de Martín. En esta ocasión, los chicos también estarían acompañados por Ros, un hombre que habría pasado una larga temporada en la cárcel y, más adelante, Danae, la hija de este. Aunque la novela haga alusión constante a la contaminación del río, propiciada por la industria, una vaquería y, fundamentalmente, la cantera en la que todos se fijarán durante toda la trama, más que una obra centrada en el medio ambiente, me ha parecido una sobre la paternidad. Y es que si bien, como digo, la preocupación por la contaminación del río es uno de los motores de la trama, nos encontramos que el tema más representativo de la misma es el de la vida familiar que gira entorno a las figuras paternas. Los distintos tipos de padres con los que conviven (o no) los adolescentes serían: el padre que murió joven y fue sustituido por un padrastro comprensivo; aquel con el que los hijos no tuvieron contacto en la niñez y también fue sustituido por un padrastro al que ellos identifican como la verdadera figura paterna; el padre que maltrata a la madre y del que esta se acaba separando… Solo daré una pista: hay uno de ellos que acabará haciendo algo que se saldrá del guion, lo que marcará la vida de todos los que en ese momento estén cerca. El río baja sucio, en definitiva, es una novela que nos hace recrear con cierta melancolía las vacaciones pasadas con amigos, pensar en cómo el medio natural es cada vez más degradado por culpa de los intereses humanos y en las distintas figuras paternas en las que un chico podría fijarse. Se trata esta de una obra de aventuras más trágica que divertida, en la que unos chicos dejan definitivamente de ser niños y el lector habrá de abrir los ojos a ciertas realidades. Y tú, al final, ¿pasarás la Semana Santa con Tomás en la sierra para descubrir la verdad? Enlace: https://laorilladelasletras... + Leer más |
"Blitz" David Trueba Editorial Anagrama 166 páginas *"Así como el Relámpago a los Niños explicamos/ con esmerada delicadeza, /la Verdad debe alumbrar poco a poco/ o a todo hombre dejará ciego" // (Emily Dickinson) *Es la tercera novela que leo de #davidtrueba: "Saber perder", "Tierra de campos" y ésta *Con ellas, me he introducido en el negocio futbolístico y en el ambiente de sus ídolos; en la vida de un cantante rock mientras viaja con el cadáver de su padre. Y... con "Beto, pajista", cuya profesión era la de "paisajista" *En las tres hallé "SOLEDAD". Y en esta aprendí que en alemán se dice "Einsamkeit". Soledad del abuelo de Silvia que dilapida sus ahorros en una casa de citas (Saber...) mientras su esposa está en el hospital, de Dani Mosca repasando su vida al lado del conductor del coche fúnebre (Tierra...) y de Beto Sanz, diseñador de jardines de un parque para adultos con un bosque de relojes de arena. Su "Jardín de los Tres Minutos" *(Cuenta que la mejor definición de para qué sirve un jardín es la de "para besarse") *Beto halla un refugio a su soledad en la mujer que menos espera, la menos deseada y la que le ofrece calidez en un paisaje - paraíso mediterráneo- no esperado y se queda junto a la mujer ¡que hace reir! + Leer más |
Lo conseguí por casualidad y no puedo estar más contento con ello. Se ha convertido en mi lectura favorita del año, y es que a pesar de ser cortito dice mucho. Además engancha desde un primer momento y se lee en un suspiro. Transcurre en Semana Santa y, dividido en los siete días que la forman, nuestro joven protagonista nos cuenta cómo transcurrió su última semana antes de que su madre vendiese la casa donde solían veranear, lo que vivió con su amigo más preciado y cómo conoció a un par de personajes la mar de curiosos. Tiene personajes a mi parecer muy reales y, de maneras más claras o más sutiles, nos habla sobre ecologismo, corrupción, amistad, el poco tiempo que se necesita para crear vínculos, cómo el amor ataca en la juventud y la manera en la que las situaciones extremas empujan a las personas por caminos que de manera natural no tomarían. Es para mí un libro indispensable y está totalmente recomendado. |
Este es uno de los libros que me han traído los Reyes Magos, que este año han sido tan majos que saben lo mucho que me gusta 𝘋𝘢𝘷𝘪𝘥 𝘛𝘳𝘶𝘦𝘣𝘢 y han acertado al 100%.¡ Qué suerte que Melchor me conozca tan bien!☺ • 𝗘𝗹 𝗿í𝗼 𝗯𝗮𝗷𝗮 𝘀𝘂𝗰𝗶𝗼 es su última novela y, por lo poco que llevo leído, parece un estilo muy diferente a todo lo que ha publicado anteriormente. Tengo entendido que esta historia está más enfocada al público juvenil y,quizás sea eso lo que hace que me cueste ver reflejado al Trueba al que estoy acostumbrada. • Tengo que acabar la novela para construir una opinión global, pero a grandes rasgos me está pareciendo una historia muy entretenida sobre la amistad, con reflexiones muy interesantes sobre la contaminación del medioambiente y del papel que juega la sociedad en todo esto. • Tengo que decir que David Trueba me sorprendió muchísimo cuando le descubrí hace años con 𝗦𝗮𝗯𝗲𝗿 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗲𝗿, y desde entonces no he podido dejar de seguirle la pista y leer todas sus novelas. Me parece un autor altamente recomendable. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
“Dos amigos, un río contaminado y unas vacaciones que cambiarán sus vidas para siempre”. Así se nos presenta la última novela de David Trueba, 'El río baja sucio'. Una historia que transcurre durante unas vacaciones de Pascua, en nueve días, que se corresponden con los nueve capítulos de este brillante texto. Hablar de la narrativa de Trueba es, en mi opinión, hablar de un narrador contemporáneo, que cuenta en cada uno de sus párrafos una historia compleja. Casi nunca puedes saltar una línea (no vale con él la lectura en diagonal) porque pierdes la esencia de una forma de narrar particular, sin excesos, pero sin escatimar en el uso de un lenguaje literario impoluto. Pocos narradores actuales hablan desde la perspectiva que lo hace él. Pero esta novela me ha sorprendido. Ha abandonado esa forma narrativa para adentrarse en el lenguaje adolescente, en el lenguaje de los catorce años. Aunque no por ello lo hace de forma mediocre o simplona, al contrario, se adapta al contexto y a las edades. Por eso, si todavía guardas en la memoria cómo eran esos catorce, cuando te ibas a la sierra (al apartamento o al chalet del pueblo vecino) sabrás qué sienten nuestros personajes. Máxime cuando para Tomás, uno de sus protagonistas, será la última vez que disfrute de unas vacaciones así. Su madre ha decidido vender el chalet en el que pasó su adolescencia, porque ya nada es como era. El río, donde antes se bañaba, está contaminado; los árboles han sido cercenados para construir… quién sabe qué; la zona boscosa donde los jóvenes se acariciaban ahora es una cantera de la que es dueño el familiar de uno de esos politicuchos que creyó que todo se podía comprar y todo se podía vender. Tomás, aunque hable poco, aunque siempre quede rezagado, es el mayor observador de esta historia. A través de sus particulares ojos observamos cómo es la adolescencia: los primeros escarceos, las primeras decisiones como “adultos”, las primeras transgresiones; pero también, la inocencia. Esa inocencia que un día abandonamos quién sabe por qué. Su mejor amigo, Martín, al que sabe que perderá con el paso de los años, podríamos decir que es su antagonista (aunque no lo es). Personalidades contrapuestas que no dejan por ello de enseñar cómo es esa relación entre dos amigos de la infancia. Un día conocen a Ros, que también creció en la aldea, como las madres de Tomás y Martín. Ros ha vuelto ahora para quedarse allí. Su paso por la cárcel (no lo juzgues antes de conocerlo) le ha hecho pensar en lo que realmente necesita y quiere pelear por ello. Se lo impiden casi todos, aunque algunos echan mano del recuerdo más lejano, para olvidar el más cercano. Martín y Tomás, junto con Gaspar (aunque no lo sabe) se convertirán en sus aliados en esa lucha por recuperar la idea bucólica de una zona que otros quieren explotar. Pero la realidad siempre choca con la utopía. Y desenlaza, casi sin tú quererlo, en una historia que hará madurar, de golpe certero, a dos adolescentes que creían que el problema más grave del mundo era que te quitaran el móvil unas vacaciones o que te impidieran salir a la carretera con la bicicleta. Dice Trueba que escribió esta novela para no competir con él mismo y el resto de sus novelas. No sé qué contestarle a eso. Sólo que en esta, vuelve a conseguirlo. Tú eres ese protagonista aunque resulte confuso que se dirija a ti mientras estás leyendo (no por extraño sino porque pronto te ves en esas bicicletas, te ves escapando por la noche para ver a la persona de la que te has enamorado solo por compartir una tarde, te ves comiendo torrijas, o escondido en una cabaña que tú mismo construiste) De pronto eres Tomás, de pronto Tomás te está hablando. Podría decir muchas cosas de esta novela, pero creo que bastará si os digo que lo único que espero es poderle dar las gracias a Trueba por este regalo. + Leer más |
Trueba entiende que la "obligación del escritor" es llevar al lector a ser "más compasivo con su mirada" porque las personas son "cuidadosas con sus propios sentimientos pero no con los de los demás", motivo por lo que, "en contra de lo que dicen", "la novela y la ficción son la cosa más necesaria".
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David Trueba publica 'El río baja sucio' (Siruela), una novela de iniciación en la que, a través de unos adolescentes que miran al futuro y unos adultos que se ven reflejados en ellos, aborda la frustración, la complejidad de la existencia y la búsqueda de los ideales.
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Dos generaciones frente a frente. Un espacio cerrado. Una época con ciertas turbulencias, malestares y decepciones. Inocencia y juventud ante veteranía y hastío. Un duelo, un conflicto de intereses, una confesión a puerta cerrada. Un combate, que perdura mientras uno de los dos personajes quede en pie. El deseo y la edad, los miedos y los méritos cara a cara. Miguel, periodista sesentón que se ha dejado “la vida y el talento en los periódicos”, anclado a los excitantes, famoso por su profesión, acepta ayudar a una universitaria en un trabajo de curso con la esperanza de poder acostarse con la joven. La joven es Ángela, su contrincante en la liza verbal, una Caperucita frente a un lobo resabiado, una Inés moderna frente a un Tenorio pasado de rosca, una chica que “escribe a pellizcos”, aunque tendría que hacerlo “a navajazos” si quiere tener futuro en los medios de comunicación. Ángela es el mañana de aquel momento que ahora es el hoy, porque la obra nos habla de un pasado, el de finales de los ochenta, y de su influencia en el día a día actual. Esta es, por lo tanto, la crónica de un tiempo desde dos puntos de vista, una obra de época desde lo que cuentan los personajes, porque no hay apenas referencias de lo que pasa en el exterior, más allá de la puerta. Y es que ambos personajes se quedan encerrados en el cuarto de baño del piso de un amigo, sin escapatoria, desnudos. Miguel da una espontánea lección de vida a su alumna improvisada: “desconfía de los sentimientos, fíate de los sentidos”, “escribir con llaneza, contar lo que ves”, “solo lo que comprendes te puede emocionar” o cuando defiende que el mejor estilo es el que pasa desapercibido para el lector. Entonces, en esos momentos, sale a relucir la brillantez de la prosa de David Trueba, Premio Nacional de la Crítica, y el combate es entre él y el lector. Para Miguel, el periodista ha de dejarse la vida en cada página, porque una columna “es un rincón. Un desahogo. Una trinchera”. Ángela asiste en silencio a esos ratos de clase imprevista mezclados con la incitación al acto sexual, porque ella posee la voluntad juvenil de ser un calco de su generación anterior, ejemplificada en Miguel. Una juventud la de Ángela que ya ha degustado la hiel, a pesar de su bisoñez. Una familia rota y el suicidio de una amiga le han mostrado al crueldad de la realidad, seca y cortante, y la necesidad de alguna que otra ilusión para superarla, aunque la vida sea “el sabotaje perfecto de los sueños”. Al final, Miguel, que demuestra una capacidad jardielesca para fabular, se ha dado un baño de juventud y Ángela otro de autoayuda. Si la luna es el espejo del tiempo, en unos años veremos reflejada en ella el rostro triunfador de Ángela. Trueba nos pone en primera fila de una de sus master class. Un privilegio. + Leer más |
Jocosa novela sobre la familia Belitre donde todos son excéntricos : la abuela Alma que decide no salir más de la cama, el abuelo Abelardo que compone poesías y perora, los hijos del matrimonio Belitre, todos unos chiflados. Es un panfleto sobre la familia y la sociedad moderna, bastante feroz aunque muy divertida. |
Es como leer una buena comedia española! SENSACIONAL, los cuatro amigos son cuatro grandes personajes y sus aventuras (y desventuras) por la geografía española en pleno mes de agosto creo q a más de uno habrá traído algún recuerdo de sus propios periplos vacacionales. David Trueba es un maestro y la comedia (española, claro) es su "fuerte".
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En una sociedad en la que, normalmente, lo que rodea al ciudadano sirve para «Sacudir a la gente, bambolearla, increparla», Beto, el protagonista de Blitz, podría ser un moderno Ulises, pues en sus paisajes quiere «encontrarnos de nuevo a nosotros mismos y descubrir la casa, la calle, el tiempo, el amanecer, el atardecer, el sol, las nubes, lo orgánico». Se podría decir que Blitz son los sentimientos que experimenta Beto en la búsqueda de su verdadera personalidad durante un año. Ésta es la clave de la novela; la mirada introspectiva que el hombre sólo podrá tener cuando algo falle en su rutina y le obligue a reflexionar. Es una llamada a encontrarnos a nosotros mismos. La novela contiene, en su estructura externa, doce divisiones, una para cada mes del año, absolutamente irregulares porque enero ocupa la casi totalidad del libro. Lo que sucede en el resto del año se resuelve entre una y tres páginas para cada mes. Con esta estructura, David Trueba consigue algo parecido a lo que ocurría en El Lazarillo: marcar el efecto del paso del tiempo en el personaje; según los amos que influyen en Lázaro o según los meses que afectan a nuestro arquitecto. En ambas novelas, los detalles vienen al principio para relatar las condiciones del protagonista. A partir del Tratado IV todo fluye más rápido en la primera novela española moderna; y a partir de febrero, en Blitz, el lector tiene la impresión de que el suceder de los meses es un mero paso del tiempo durante el que Beto madura. La estructura interna estaría marcada por los viajes, en los que, como Ulises, fracasa una y otra vez hasta que consigue para él el objetivo que se había propuesto en su labor paisajística. En el primero, pasa tres días en Múnich, ciudad a la que acude para participar en un concurso sobre paisajes urbanos. Allí termina la relación que mantiene con Marta desde hace 5 años, y abre dos nuevos vínculos, uno con Álex, quien se convertirá en su apoyo laboral, y otro con Helga, su apoyo emotivo mediante el que intentará conocerse a sí mismo. Después realizará otros viajes, a trabajar en Barcelona, a visitar a amigos y familiares en Madrid. En ellos reflexiona sobre sus sentimientos según va pasando el tiempo. En febrero toma conciencia de su soledad, de que nada lo ata a nadie. En marzo se percata de no sentirse ligado a nada. En abril encuentra a Anabel, una compañera de trabajo mayor que él, que le ofrece su casa para vivir, donde se da cuenta de la incomunicación que los envuelve. En mayo rechaza la reaparición de Helga, aún tiene miedo de la fugacidad que marca el paso del tiempo. En junio añora mantener alguna comunicación real con alguien. En julio experimenta la depresión de su aislamiento. En agosto reflexiona sobre su pérdida del sentido del humor. En septiembre simplemente deja pasar el tiempo. En octubre diseña una línea de relojes de arena en la que se anule lo angustioso del paso del tiempo. En noviembre se siente fuera de lugar en sus proyectos de trabajo. En diciembre, como un eterno retorno, vuelve a tomar conciencia de su soledad, a pesar de estar rodeado de gente, por lo que realiza un último viaje a Mallorca, a buscar a Helga. Allí encontrará sentido a la vida. El trabajo de Beto trata sobre la prisa. Y la novela es una metáfora de la prisa que nos autoimponemos para poder cumplir con unas obligaciones que no nos aportan nada personal pero que, agravadas en la actualidad por la crisis que nos rodea, seguimos cumpliendo «para sentirnos partícipes aún del sistema, para no descolgarnos de la mendicidad». Tratándose de un director de cine no podría ser de otra manera, así las imágenes de David Trueba juegan un importante papel en la narración, tanto escritas mediante comparaciones «un alemán algo estrafalario, con las gafas colgadas de un cordel y encorvado como un malvado del cine expresionista», como pictóricas, con dibujos y fotos de pinturas que acercan la novela a un posible guion cinematográfico. De hecho podría serlo; el principio, como el final, son de película, dos escenas que enmarcan un año en la vida del protagonista y que, paradójicamente representan lo contrario, pues la escena inicial correspondería al final de una situación, y la final al comienzo de otra. Y entre ellas leemos el argumento como si visualizáramos un plano secuencia muy largo en el que imágenes y diálogos aparecen a un tiempo. Si el signo lingüístico es lineal, Trueba consigue con su estilo, en el que mezcla narración y diálogos de personajes sin ningún tipo de marcas, que se superpongan significados y significantes en nuestra mente. El narrador emplea digresiones constantes que cortan los hechos para centrarse en lo que importa realmente, las sensaciones que, a veces, son la excusa para relatar hechos pasados que retrotraen asimismo antiguas emociones. Otras veces la voz del narrador se pierde en el diálogo entre Beto y Helga y todas, unidas, quedan transformadas en un monólogo interior sobre el paso del tiempo, inevitable «No poder subir las escaleras ni conducir y un día ni tan siquiera leer. Supongo que conservas la fantasía de enamorar a alguien más joven y creer que prolongas tu esplendor, pero el final siempre te atrapa.» También predomina la amalgama de tipos de lenguaje: sobresale el coloquial, a veces con repeticiones anafóricas para resaltar pequeñas o grandes obsesiones «Dice que… Dice que… Dice que…», pero en ocasiones los tecnicismos aportan realismo «un intenso nigeriano vestido con el sokoto y la buba amplios y el sombrerito fila»; aunque lo que destaca es el lenguaje inclemente, casi vulgar, al relatar con dureza y tristeza el acto sexual ejercido por despecho o con alguien que no entra en los cánones de belleza «un atasco de los sentidos, algo entumecidos, que se negaban a más éxtasis. Así que saqué mi pene sobrehidratado y me hice una paja sobre ella, corriéndome esta vez sobre el ombligo y los pliegues de su vientre blando». Sin embargo, hay humor en la visión de la tristeza que supone la soledad; los juegos de palabras sirven al protagonista para burlarse de quien le cae mal «Álex Ripollés – Álex Gilipollez» o incluso de sí mismo «Por una errata, detrás de mi nombre en lugar de paisajista habían escrito pajista. Beto Sanz, pajista». Las metáforas tienen también un punto humorístico, tanto en las atípicas «(el kebab)…lo embalsamaba en papel de plata», como en las actuales «Marta fue un país de acogida. Pero ahora me quedaba fuera del sistema solar…», o las referidas a la crisis «…jibarizaron los recursos posibles». Y, entre sonrisas, el lector asiste al sufrimiento del protagonista, a su patente naufragio interior que lo lleva a situaciones increíbles por hiperbólicas: «Estábamos situados sobre una tarima que elevaba 15 centímetros nuestra charla sobre el poco público presente. Con mi empujón, la silla rodó hasta el borde y cayó al corto abismo». Y, entre la crisis personal, despunta la política para denunciar a este gobierno que, inexplicablemente, está destruyendo todas las bases del país: En el aspecto laboral «la verdad es que una de las salidas de la arquitectura ahora mismo en España es ser mimo callejero…» En la realidad familiar «Marta y yo habríamos tenido hijos en un tiempo, seguro, cuando las economías fueran mejor y nuestros trabajos más suculentos». En escenarios corruptos «…la empresa era la tapadera de un concejal del ayuntamiento […] Le repugnaba ganar dinero así pero las opciones más románticas, como la mía, trabajar para el aire, quedaban descartadas…» En finanzas «…los presupuestos de los ayuntamientos y autoridades se cerraron para cualquiera de nuestras propuestas…» En el estado de las fronteras «un paisaje es un hermoso jardín inglés, pero también la valla para frenar inmigrantes africanos en Melillas» En fin, Trueba aprovecha para denunciar situaciones vergonzantes, aunque también esparce por las páginas constantes alusiones, guiños y curiosidades sobre el cine que enriquecen, aún más, esta novela. Enlace: http://elblogaurisecular.blo.. + Leer más |
Saber perder (2008) es una novela copiosa (+500 páginas) con un título muy acertado, escrita en un lenguaje coloquial accesible a todos; es una novela urbana, hiperrealista, original, inteligente y bien escrita. Conlleva una crítica societal donde los perdedores no tienen espacio, son auténticos antihéroes pero con historias terriblemente humanas de seres mediocres pero creíbles, profundos y ricos en matices. Los temas universales de la novela son : la soledad, el amor y el desamor, el desempleo, el mundo millonario del fútbol, la inmigración (con o sin papeles), la delincuencia, los estudios desastrosos, la delicuescencia de las familias, la senectud y sus enfermedades. Es también una novela cinematográfica de gran valor literario con una sólida armazón estructural; la experiencia como guionista de Trueba se refleja en un detallismo minucioso. Trueba utiliza bastante el humor para sobrellevar los dramas de los protagonistas.
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Es importante empezar diciendo que Tierra de campos no es una novela al uso. Se podría definir más bien como una especie de falsa autobiografía en la que el autor se mete en la piel de un famoso cantante para reflexionar sobre la vida y el pasado del tiempo. Me resulta muy sorprendente cómo David Trueba, en cierto modo alejado del mundo de la música, cómo puede reflejar tan bien la existencia de un músico, desde sus inicios hasta su madura existencia. Ya lo hizo en Saber perder con el mítico personaje de Ariel tras el cual jamás volveré a mirar del mismo modo el mundo del fútbol viendo cómo está manejado por representantes y dirigentes de manera que los jugadores son sólo marionetas. En este caso, el mundo de la música también aparece desgranado desde los inicios en los que un grupo de adolescentes decide formar un grupo para participar en un concurso escolar hasta la soledad y la presión que tienen los compositores sobre si le gustará al público lo que componen y podrán seguir viviendo de ello. De un modo general, se podría decir que la novela gira en torno al viaje que hace Dani en el coche fúnebre junto a un parlanchín conductor ecuatoriano hasta el pueblo de su padre, donde le hubiera gustado ser enterrado. Más allá del viaje físico, Dani iniciará un viaje interior hacia sus recuerdos, repasando los momentos que más le han marcado a lo largo de su vida. En esta especie de viaje iniciático, se descubre quién es ese cantante de éxito en los 80-90 y cómo se ha ido construyendo poco a poco, a base de ideales, sueños, la educación de sus padres, el apoyo de sus amigos, etc. Personalmente, al principio me costó un poco entrar en la historia de nuestro protagonista, me costaba ubicar la cantidad de nombres y personas en torno a los cuales gira su vida. Pero, el claro ir y venir entre el presente y los recuerdos hacía que tuviera la necesidad de continuar leyendo para descubrir más y cómo había llegado el pequeño Daniel a la actualidad. A través de su memoria iremos conociendo paso a paso cómo fue su infancia, la relación con sus padres, cómo empezó a tocar la guitarra, sus primeros amores y, cómo una banda de música formada en el colegio puede encontrar la fama a través de la ilusión y la suerte. Hay tres tres pilares fundamentales en torno a los que gira la novela, y a su vez, la vida de Dani Mosca: la familia, los amigos y el amor. Su familia pronto se verá tambalearse los cimientos con la temprana enfermedad de su madre, lo que repercutirá en la relación que mantiene con su padre. Para mí, es uno de los personajes principales de la novela. Aunque siempre han tenido sus más y sus menos, es un hombre recio y sabio con unos ideales muy claros en los que la base es una existencia pacífica y tranquila haciendo el bien por los demás, claro que Dani, ese rebelde sin causa que tiene por hijo no se lo pondrá nada fácil. Para él, es imposible que alguien se gane la vida con algo tan vacío como la música y su frase "El música es el arte de hacer ruido" aparecerá en muchas páginas del libro y sacará de quicio a su hijo. Pero, para bien o para mal, todos envejecemos y quien más y quién menos va convirtiéndose en sus progenitores a lo que Dani siempre contestará con un "¿Acaso eso se hereda?". Otro de sus pilares es la amistad, especialmente la surgida en la adolescencia en un colegio religioso que trata de sacudirse los años de dictadura pero no será fácil. Con la tranquilidad de Dani, la tierna bestialidad de Animal y el ingenio y el brillo de Gus, formarán una banda de música que será mucho más que eso. Aunque con sus idas y venidas, serán su familia, sus amigos y su apoyo más cercano durante los años en que su vida gira completamente alrededor de la música. Por último, el amor siempre estará presente en sus recuerdos. Desde sus primeros escarceos amorosos de adolescente hasta los dos grandes amores de su vida que irán más allá del primer chispazo y le harán sentir e inspirarse como nunca antes lo había hecho. También me gustaría apuntar la estancia en el pueblo de su padre que nunca ha sentido como sus raíces, pero desde que guarda recuerdos de algún verano que pasó allí en su infancia. Garrafal de Campos es un pueblo ficticio pero está enmarcado en una región y unas tradiciones que siguen muy presentes en la actualidad. Sin olvidar la caricaturización que pretende hacer el autor para remarcar las diferencias entre la vida cosmopolita del protagonista y la actitud de algunos habitantes del pueblo, se da a entender los esfuerzos que se hacen desde el mundo rural para innovar y modernizarse. Poco más que añadir a esta excelente novela que recuerda, en su argumento, a otras como También esto pasará de Milena Busquets ya que ambos protagonistas, tras la muerte de sus padres, hacen un repaso por su vida y sus recuerdos. Sin embargo, esta novela de David Trueba sorprende por la gran capacidad de que tiene de introducir al lector en la historia hasta sentirse parte de ella. Novela brillante, para leer con calma y reflexionar sobre las experiencias y los ideales de Dani Mosca, un chico normal que se convirtió en famoso sólo por desarrollar su pasión: la música. 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Estos cuatro personajes, que van intercalando y superponiendo sus historias, nos llevan a cuatro etapas importantes de la vida: la adolescencia, la juventud, la madurez y la vejez y la lucha en cada una de ellas por salir adelante, por luchar, por no dejarse llevar por la multitud. Destacan la sencillez y la claridad de los pensamientos de Silvia con una madurez impropia de su edad, la lucha de Leandro por no ser un anciano más aburrido y por no dejarse llevar por sus instintos, la búsqueda de Lorenzo de una razón para luchar y la soledad que siente Ariel, pese a ser una gran estrella del fútbol. Con estos ingredientes y las sorpresas de las tramas que no quiero desvelar, creo que es un libro para reflexionar sobre el valor de la vida, de aprender a vivirla aunque tenga malos momentos, la necesidad de seguir adelante, de luchar pase lo que pase. Os la recomiendo encarecidamente, a mí me ha tenido muy enganchada, pese a que he necesitado momentos de pararme a pensar y a reflexionar, es un novelón. Enlace: http://miviajeliterario.blog.. + Leer más |
Gregorio Samsa es un ...