Delito está situado en la actualidad y la narración discurre en tiempo lineal. Hay, sin embargo, varios capítulos en los que Carme Chaparro nos lleva al pasado —desde trece años atrás a unos días antes del espectacular suceso de la plaza de España— para completar el perfil de algún personaje o aclarar algún suceso. Forman la novela un total de 119 capítulos cortos y de extensión variable. La voz narrativa es una tercera persona que, en cada capítulo, se focaliza en uno de los personajes, hasta una decena de ellos. Los dos protagonistas —sostienen buena parte de la acción y figuran en un mayor número de capítulos— son Santi Munárriz y Berta Gigliani, los conoceremos enseguida. Hay algunos párrafos y frases en primera persona, como unas notas autobiográficas de Berta y reflexiones de los personajes en situaciones concretas. «La ciencia no miente», asegura Santi Munárriz y es que una de las características de la forma de narrar de Carme Chaparro desde su primera novela es el respeto a los procesos científicos. No hay milagros forenses ni tecnológicos, aunque incorpora un hacker que se mueve en territorios ya explorados por sus colegas reales. Las pruebas de ADN se demoran y los laboratorios están saturados de trabajo. La autora solo se abre a la especulación en aquel terreno en el que la ciencia aún no tiene respuesta para todas las preguntas o en el que la fe —no necesariamente religiosa— juega un papel importante. La culpa es uno de los temas transversales de la novela y el motor que alimenta buena parte del argumento. Varios personajes viven inmersos en ella. Berta es el más evidente, pero no el único, el resto queda en manos del lector.
+ Leer más |