Vamos con un gran autor, todo, absolutamente todo lo que he leído de Barnes, me ha gustado, y esto es decir poco, porque, en realidad, siempre me ha enamorado.
Y este libro es tan rico, tan poderoso, tan sabio, tan inteligente que he caído rendida ante él.
He aquí el proceso que, en un primer momento, y antes de comenzar su lectura y nada más ver la portada, me provocó y me llevó a buscar y a moverme entre muchas informaciones que necesitaba.
Todo un itinerario inicial a la búsqueda de lo que sería después , una vez iniciado y leyendo ya el libro, una continuidad en la investigación que comencé.
Porque no se para de buscar, de aprender, de conocer, hasta que lo acabas. Y cuando esto sucede, te quedas todavía pensando en todo lo que nos ha aportado. Y sigues, y sigues…
De momento, leo y miro un título y una portada que, de entrada, ya me han dejado pensando y queriendo saber respuestas, es un cuadro, pero … ¿de quién? .
¿Quién es ese hombre, joven y guapo? Y voy y lo busco, y también lo encuentro, y entonces sé su nombre, sé quién es, pero no lo he oído nunca, no lo conozco, entonces sigo buscando, y lo encuentro, ahora ya sé quién fue y sé más, también quién hizo el excelente retrato y donde se puede visitar.
Es un cuadro del retratista estadounidense John Singer Sargent titulado Doctor Samuel Jean Pozzi en casa. Voy armando mis pensamientos y con esta importante información, me dispongo a leer y a disfrutarlo.
Una lectura en la que Barnes, aporta mucha información, trata tantísimos personajes, nos relata viajes, costumbres, fiestas, amores, trabajo, amistades, tendencias y es que Barnes salta de un tema a otro, cambia y no solo de tema o personaje, sino también, de forma de narrar y contar.
Impresionante, logra hacerlo, sin que nos demos cuenta, además muy inteligentemente, nos deja abiertos los temas para más adelante, continuar y volver a zambullirnos en ellos.
A veces consigue que nos perdamos, junto al propio autor, en ciertas observaciones un tanto dudosas, no se citan sus fuentes y constituyen una especie de cotilleos, como por ejemplo cuando nos habla sobre la sexualidad de Sarah Bernhardt, o sobre el tema de la homosexualidad entre los franceses e ingleses, entre otros temas.
Pero de todo ello, también da buena cuenta en las páginas finales del libro, que titula: Cosas que no podemos saber, me ha parecido excelente, y así nos introduce de lleno en todo los asuntos que ha tratado, pero no están cotejados, y además, nos indica que todo ello podría resolverse en una novela.
Increíble, genial e irónico siempre.
Sin embargo, el libro no deja de ser también una indagación amena y con informaciones muy interesantes sobre la Belle Époque y el cambio de siglo, con importantes descubrimientos y grandes aportaciones.
Empecemos por el principio, parece que nos quiere informar y va a tratar sobre la vida, la personalidad y la obra de tres personajes que nombra al inicio. El príncipe Edmond de Polignac, el conde Robert de Montesquiou-Férensac, ambos personajes de la aristocracia, que además, compartían la misma sensibilidad artística y la forma de vida y el tercer personaje es el plebeyo doctor Samuel Jean Pozzi.
Tres amigos franceses que, a pesar de las diferencias de clase y de experiencias amorosas, se llevaron muy bien.
Aunque, realmente, sí, nos acercaremos a sus vidas, a sus peculiaridades, a sus actividades y a sus importantes relaciones. Queda bastante claro que, de los tres, será el retratado, el doctor Pozzi, que le produjo un gran impacto, sobre el que investigó y encontró suficiente y potente información para desarrollar esta intensa e interesante obra.
Una obra que puede considerarse como una biografía novelada de este gran personaje, el doctor Pozzi, un médico brillante además de innovador e investigador en su oficio, un intelectual, y por supuesto, también un hombre de mundo, un dandi, un don Juan, que enamoraba a cuantas mujeres conocía, y descrito por ellas como un dios y un hombre verdaderamente guapo, esto queda bien reflejado en las fotografías que se exponen, fue un hombre guapísimo, al que acompañaremos hasta el final.
Y todo ello nos vendrá presentado con múltiples fotografías, algunas de ellas y como curiosidad, presentadas como lo que fueron, cromos de la época. Interesante sería poder tener completo el álbum de cromos con tan importantes fotografías.
Tenemos abundante material fotográfico de los personajes que van apareciendo a su alrededor, de sus amistades, de su familia, de sus amantes, de sus compañeros de profesión y también de Pozzi con su familia, cuando era ya mayor y hasta de su cortejo fúnebre.
Una gran e inteligente obra de la que además vamos a encontrar múltiples e importantes referencias a la época y a grandes e interesantes personalidades como Henry James, Dumas, Oscar Wilde, Alphonse Daudet, Conan Doyle, Proust, Maupassant, Degas, Sarah Bernhardt y un largo etcétera de los que no solo son citados, sino que forman parte activa en el transcurso de la obra.
Con respecto a la época , se puede decir que nos presenta un espléndido retrato de todo lo acontecido.
Pues veamos, nos encontraremos con el caso Dreyfus, un importante acontecimiento que ocupó las portadas del periodismo del momento y con partidarios y detractores.
Aborda la temática homosexual sin extrañamiento ni sensacionalismo. Nos aparece el tema del dandismo, muy importante en el mundo que nos describe. También el tema de los duelos, por el que muchos de los personajes tratados se inclinaron y se batieron.
El importante desarrollo de la medicina, las intervenciones quirúrgicas, los hospitales y sus importantes innovaciones en ginecología.
El placer y el glamour de la Belle Époque y el arte francés y la literatura.
También las ideas sobre la mujer y su mundo. El erotismo y la moda.
La música y el mecenazgo. Y un largo etcétera.
Y expresado con excelentes comentarios a veces tan irónicos , a veces incluso tan incisivos y satíricos , veamos un ejemplo: “Si es verdad que morimos tal como somos, cabe esperar que los excesivos mueran excesivamente” . La genialidad siempre está presente.
En relación al lenguaje empleado, pues solo puedo decir, es perfecto, un gran escritor, un estilo muy rico, cuidado, depurado, y sin olvidarnos de su gran trabajo de documentación y de las interesantísimas reflexiones que nos provoca en torno a temas muy variados, que se van encadenando para retratarnos la etapa de la decadente y narcisista Belle Époque. Pero también, y esto es fundamental, todos los temas sociales tratados pueden trasladarse a nuestra época.
Siento cierto cosquilleo y también nerviosismo, tanto cuando lo leía como ahora que lo estoy comentando. Me ha estado provocando una sensación increíble. Y es que reconozco el inmenso placer que ha supuesto recibir tan importantes informaciones, tan bien expresadas y tan inteligentemente expuestas, donde ni falta la belleza ni la ironía.
Absolutamente, espectacular impactante y divertida. No se la pierdan.
PD. Una lectura compartida con MomoMS que ha sido muy especial, muy agradable y enriquecedora. Mil gracias por estos momentos tan extraordinarios e inolvidables que hemos pasado con nuestro Hombre de la bata roja.
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