La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares
Tal vez toda esa higiene de no esperar sea un poco ridícula. No esperar de la vida para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir.
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Calificación promedio: 5 (sobre 143 calificaciones)
/Paz Alicia Garciadiego, autora de los guiones de películas como Profundo carmesí, El diablo entre la piernas o la adaptación de El coronel no tiene quien le escriba, platica con nuestro conductor, Harold Torres, sobre los autores y libros que han sido más relevantes para ella y descubre coincidencias entre ellos. Escucharemos, en la voz de Harold Torres, fragmentos de libros de León Tolstói, Adolfo Bioy Casares y Fiódor Dostoyevski. Libros leídos: "Guerra y paz" de León Tolstói "La invención de Morel" de Adolfo Bioy Casares "Los demonios" de Fiódor Dostoyevski Libros mencionados: "María Estuardo" de Stefan Zweig "Huckleberry Finn" de Mark Twain "Las aventuras de Tom Sawyer" de Mark Twain "Mujercitas" de Louisa May Alcott "Hombrecitos" de Louisa May Alcott "Ana Karenina" de León Tosltói "El azar y la necesidad" de Jacques Monod "Principio y fin" de Naghib Mahfuz "Días y destino" de Vasili Grossman "El dios salvaje. Ensayo sobre el suicidio" de al Alvarez "Una historia de amor y oscuridad" de Amos Oz Autores mencionados: Charles Dickens Honorio Bustos Domecq (Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares) Jorge Luis BorgesJavier Marías
La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares
Tal vez toda esa higiene de no esperar sea un poco ridícula. No esperar de la vida para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir.
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La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares
¡Cuánto más evolucionados que nosotros fueron los inventores del fuego!
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Los que aman, odian de Adolfo Bioy Casares
Me niego a aceptar que una muchacha tan sana -un poco pelirroja, concedo- haya cometido este crimen.
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Dormir al sol de Adolfo Bioy Casares
El carácter de mi señora es más bien difícil. Diana no perdona ningún olvido, ni siquiera lo entiende, y si caigo a casa con un regalo extraordinario me pregunta:
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Los que aman, odian de Adolfo Bioy Casares
... me dirigí al escritorio para cargar con tinta mi lapicera y dejarla preparada para los afanes literarios de la mañana siguiente.
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La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares
Anoche, por centésima vez, me dormí en esta isla vacía....Viendo los edificios pensaba lo que habría costado traer esas piedras, lo fácil que hubiera sido levantar un horno de ladrillos. Me dormí tarde y la música y los gritos me despertaron a la madrugada. La vida de fugitivo me aligeró el sueño: estoy seguro de que no ha llegado ningún barco, ningún aeroplano, ningún dirigible. Sin embargo, de un momento a otro, en esta pesada noche de verano, los pajonales de la colina se han cubierto de gente que baila, que pasea y que se baña en la pileta, como veraneantes instalados desde hace tiempo en Los Teques o en Marienbad.
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Diario de la guerra del cerdo de Adolfo Bioy Casares
CVII - ... El hombre astuto despliega a tiempo su estrategia contra la vejez. Si piensa en ella se entristece, pierde el ánimo, se le nota, dicen los demás que se entrega de antemano. Si la olvida, le recuerdan que para cada cosa hay un tiempo y lo llaman viejo ridículo. Contra la vejez no hay estrategia. Mirá, en la esquina veo gente, a lo mejor es una patota, o uno de esos piquetes de represión, como los llaman... No cuesta nada dar la vuelta a la manzana y evitarlos. - Uno se resigna a todo. ¿Vos creés que dos viejos señores argentinos, de tiempos de nuestra juventud, se resignarían a esta prudencia? |
La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares
Acostumbrado a ver una vida que se repite, encuentro la mía irreparablemente casual. Los propósitos de enmienda son vanos: yo no tengo próxima vez, cada momento es único, distinto, y muchos se pierden en los descuidos.
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Historias de amor de Adolfo Bioy Casares
"Javier supone que Violeta está segura a mi lado. No ignora que la quiero: descuenta que la cuido. No ignora que soy celoso: descuenta que la vigilo. Imagina que ella lo adora: descuenta que no tengo esperanzas. Nos ve como somos: yo, demasiado enamorado para resignarme a una aventura con su mujer; ella, animada y feliz entre los hombres, encantadora, brillante, siempre casta. No hay duda de que Javier conoce los personajes y el planteo, pero mira una sola cara de la verdad. Porque yo miro las dos caras, afirmo que estoy en lo cierto.[...] Sé o creía saber que las mujeres un día caen, como fruto maduro, en los brazos del enamorado constante. Desde luego, no debe uno desacreditarse por demasiada constancia y fidelidad; pero aun así las mujeres caen, porque la vida trae todo, y cuando llega la hora del abatimiento aparecemos como la roca de salvación, y cuando llega la hora de la incertidumbre acometemos como un general con su ejército." ('Recuerdo de las sierras' Pág.70).
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