Buscaría una forma: una forma de no ver las cosas malvadas de la vida y adaptarme a cualquier medio. Lo peor sería cuando descubriesen que yo no quería ser nada o que al menos no había encontrado aún mi camino en la vida: una decepción.
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Buscaría una forma: una forma de no ver las cosas malvadas de la vida y adaptarme a cualquier medio. Lo peor sería cuando descubriesen que yo no quería ser nada o que al menos no había encontrado aún mi camino en la vida: una decepción.
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Lo que quería era andar, andar, sin pensar en nada, sin comprometerme. Como si la vida fuese bajar de un tren, ir por las calles, montar en barcos y no parar nunca. No sabía explicarme. Seguí teniendo solo aquel deseo de llegar cada vez más lejos, pero hasta una distancia de la que no regresara nunca y siguiese andando… Y la vida pasó. Pasó tan ligera, que yo ni lo notaba. La vida también caminaba sin parar sobre mi cuerpo. |
Guardábamos silencio y nos consolábamos con la presencia mutua. Entonces era yo quien tomaba sus manos en las mías y pasaba una eternidad acariciando sus largos dedos. ¿Para qué hablar? Éramos demasiado jóvenes para hacer plan alguno para el futuro. Nuestra juventud vetaba cualquier sueño, cualquier posibilidad.
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Estaba invadiéndome una oleada de ternura. —De noche mira las estrellas, que yo estaré mandándote recuerdos por ellas. —¿Y si llueve? Me quedaba sin responder, porque seguro que la lluvia mojaba las nostalgias y las volvía pesadas y retrasaba su viaje. |
Aprovecha la vida, Chuch. Mientras tengas sueños en el corazón, procura conservarlos.
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Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores: los otros, porque no veo pecado alguno en que mi corazón de quince años estuviese enamorado de esa forma placentera y también dolorosa incluso.
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Ni siquiera se volvió para despedirse. Mis ojos la acompañaron y hasta la punta de mi corazón le ofrecía una seña. Es increíble lo mucho que se parecen todas las mujeres.
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Con su indiferencia, parecía desconocer todo el amor que me consumía.
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Era la cosa más absurda del mundo, pero mi corazón daba saltos de seiscientos metros de amor. Quería mirar bien dentro de sus ojos y me faltaba el valor.
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—Puedes estar tranquilo. No voy a llorar. Tú, al marcharte, vas a dejar un agujero mayor en mi corazón y desde ahí voy a desearte todo lo más bonito para tu vida.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?