Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
Ni siquiera se volvió para despedirse. Mis ojos la acompañaron y hasta la punta de mi corazón le ofrecía una seña. Es increíble lo mucho que se parecen todas las mujeres.
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Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
Ni siquiera se volvió para despedirse. Mis ojos la acompañaron y hasta la punta de mi corazón le ofrecía una seña. Es increíble lo mucho que se parecen todas las mujeres.
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